La crisis del transporte en Michoac¨¢n llega su fin tras la promesa de protecci¨®n policial

El l¨ªmite fue superado una vez m¨¢s. Las retenciones y quemas de autobuses que desde hace a?os azotan a las empresas de transporte en M¨¦xico han llegado al extremo en Michoac¨¢n. En este volc¨¢nico territorio, de 4.310.000 habitantes, las l¨ªneas suspendieron durante 24 horas el servicio ante la escalada de violencia impulsada por los estudiantes normalistas en sus protestas contra la reforma educativa. Abandonados a su suerte por las autoridades, cientos de veh¨ªculos han sido retenidos en los ¨²ltimos meses y decenas de ellos han acabado quemados. La reanudaci¨®n del servicio, iniciada el s¨¢bado a las nueve de la ma?ana, se decidi¨® despu¨¦s de que el Gobierno estatal ofreciera protecci¨®n y de que los empresarios primaran el inter¨¦s de los usuarios.

La historia es tan vieja como conocida. En un pa¨ªs de grandes distancias y pocas l¨ªneas f¨¦rreas, los autobuses dominan el transporte terrestre y juegan un papel vertebrador. Con un mapa de rutas muy desarrollado, ofrecen a precios asequibles una calidad muy superior a la media latinoamericana. Pese a ello, sufren el olvido de las autoridades y son v¨ªctimas tanto de los ataques del crimen organizado como de la ira de todo tipo de colectivos radicales. Los primeros, en especial en Tamaulipas y el Estado de M¨¦xico, los han convertido en blanco de terribles asaltos. Los segundos se han especializado en tomarlos a la fuerza y quemarlos en sus perpetuos pulsos al Estado.

La pr¨¢ctica, para desgracia de cientos de miles de usuarios, se ha vuelto un fen¨®meno masivo. S¨®lo entre octubre de 2014 a julio de 2016, seg¨²n un estudio del sector, fueron tomados ilegalmente 2.414 autobuses, en su mayor¨ªa en Guerrero, Estado de M¨¦xico, Oaxaca, Michoac¨¢n y Veracruz. El tiempo medio de secuestro fue de 10 d¨ªas y las p¨¦rdidas alcanzaron los 270 millones de pesos. Una cifra que suma otros 300 millones de pesos si se considera la inversi¨®n inutilizada.

A este cuadro hay que a?adir el impacto de los apedreamientos (2.732 en 2015 y 1.672 en los ocho primeros meses de este a?o) y el vandalismo que sufren los veh¨ªculos cuando quedan en manos de los normalistas. ¡°Las autoridades observan, pero no intervienen; es grav¨ªsimo¡±, se?ala un empresario.

Esta crisis de seguridad ha entrado en fase aguda en Michoac¨¢n, gobernada por Silvano Aureoles, del PRD. En una escalada contra la reforma educativa, los normalistas han apretado el acelerador y multiplicado sus ataques a autobuses, trailers y hasta camiones con alimentos. ¡°Han llegado a tener retenidos 200 veh¨ªculos de todo tipo¡±, denuncia el presidente de la C¨¢mara Nacional de Transporte de Pasaje y Turismo de Michoac¨¢n, Arcadio M¨¦ndez Hurtado.

El pasado martes, ante el agravamiento de la violencia, la polic¨ªa estatal detuvo a 49 estudiantes que desde hace semanas manten¨ªan retenidos dos autobuses y dos camionetas en la carretera Zacapu-Carapan (Michoac¨¢n). La reacci¨®n fue furibunda. Pese a que 18 de sus compa?eros quedaron libres al d¨ªa siguiente, los estudiantes de magisterio tomaron como reh¨¦n al director de Seguridad de Chilchota (10.000 habitantes) y amagaron con quemarlo. El jueves, despu¨¦s de 36 horas de secuestro, fue liberado. Entretanto, m¨¢s veh¨ªculos hab¨ªan ardido y las protestas arreciaban. Michoac¨¢n, una tierra secularmente olvidada por el Estado, volv¨ªa a entrar en erupci¨®n.

En este escenario de descomposici¨®n, la C¨¢mara Nacional de Transporte de Pasaje y Turismo de Michoac¨¢n decidi¨® este viernes, para salvaguardar la seguridad de los usuarios y trabajadores, as¨ª como el patrimonio, suspender el servicio con car¨¢cter indefinido. La totalidad de las l¨ªneas secundaron la medida. El principal nervio comunicativo del territorio qued¨® paralizado.

Los transportistas, golpeados por d¨¦cadas de violencia e impunidad, pidieron la liberaci¨®n de la decena de autobuses que a¨²n siguen retenidos y el pago de las unidades quemadas. ¡°Llevamos 30 a?os soportando esto y ning¨²n Gobierno ha conseguido frenar esta violencia. Los normalistas, una vez detenidos, presionan, se manifiestan y el Estado cede. Salen a la calle con fianzas de s¨®lo 1.000 pesos (50 d¨®lares) y a nosotros nadie nos restituye el da?o¡±, se?al¨® el representante de los transportistas.

De la misma opini¨®n fueron otros colectivos civiles. Los empresarios michoacanos enviaron una carta para pedir a las instancias estatales y federales que hiciesen cumplir la ley. Y la Fundaci¨®n Ciudadana para el Desarrollo Integral de Michoac¨¢n exigi¨® el uso de la fuerza contra el vandalismo. "No se puede seguir con la pol¨ªtica de tolerancia permanente cuando hay terceros afectados, el gobierno federal y el estatal deben imponer el estado de derecho", se?al¨® dicha entidad.

La firmeza de los transportistas tuvo su efecto. El Gobierno de Michoac¨¢n ofreci¨® protecci¨®n a los autobuses. Ante este gesto, los empresarios priorizaron el inter¨¦s de los usuarios y optaron por reanudar el servicio. "Esperamos que con la puesta en libertad de los normalistas que quedan detenidos nos devuelvan los autobuses retenidos y que el pago de da?os, al igual que ocurri¨® en Oaxaca, se haga a trav¨¦s de est¨ªmulos fiscales con la Secretaria de Hacienda", indic¨® M¨¦ndez. La normalidad, de momento, ha vuelto a las carreteras michoacanas. Pero el problema de ra¨ªz sigue ah¨ª. Los transportistas lo saben bien. A?os de ataques se lo han ense?ado.