El lado oscuro del oasis transexual de Asia
Tailandia es considerada la meca de la comunidad LGTBi y del turismo gay de la regi¨®n, pero la discriminaci¨®n persiste para sus habitantes
Cuando Pet lleg¨® a Bangkok nunca imagin¨® que perder¨ªa su trabajo debido a su identidad. ¡°[En la escuela] me dijeron: Se?orita Pet, lo sentimos mucho, no sab¨ªamos que es transexual¡¡±, recuerda visiblemente decepcionada.
La profesora, de origen filipino, siempre pens¨® que Tailandia es tolerante con la diversidad de g¨¦nero. El ministerio de Turismo vende la imagen de pa¨ªs abierto a lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales [LGTBI] y Bangkok es a menudo la ¨²nica ciudad asi¨¢tica incluida en las listas de destinos tur¨ªsticos gay-friendly en todo el mundo. El pa¨ªs es conocido tambi¨¦n internacionalmente por las operaciones de reasignaci¨®n de sexo, baratas y de buena calidad, adem¨¢s de acoger el concurso Miss Universo para transexuales todos los a?os.
A diferencia de algunos de sus vecinos de la regi¨®n, en Tailandia no existe una ley contra la homosexualidad y las personas trans pueden expresar su identidad p¨²blicamente sin miedo a la persecuci¨®n. Pero los derechos de la comunidad est¨¢n lejos de equipararse a los del resto de la sociedad y la discriminaci¨®n persiste. Para empezar, las personas transexuales no est¨¢n reconocidas legalmente.
La mayor¨ªa de las mujeres transexuales trabajan en la industria de la belleza y el entretenimiento
No pueden cambiar de nombre o sexo en sus documentos de identidad incluso despu¨¦s de haber pasado por una cirug¨ªa, un derecho que est¨¢ contemplado en Espa?a desde 2007. Esta inhabilidad de cambiar su identidad hace que estas personas permanezcan expuestas a todo tipo de abusos durante el resto de sus vidas. Encuentran problemas siempre que tienen que mostrar sus documentos de identidad para quehaceres tan cotidianos como abrir una cuenta bancaria, viajar al extranjero o buscar un empleo, porque su apariencia no corresponde a la que consta en sus documentos. O son estigmatizadas, como Pet.
La profesora filipina asegura que present¨® sus documentos legales al pedir el empleo en la escuela, en los que contin¨²a identificada como un hombre siguiendo la misma restricci¨®n de cambiar los documentos de su pa¨ªs de origen. Tras replantear su caso, el departamento de recursos humanos le ofreci¨® otro trabajo en la oficina, sin mantener contacto alguno con los estudiantes. ¡°Les pregunt¨¦ si hab¨ªa alg¨²n problema con ello [con ser transexual], a lo que me respondieron que estaban buscando un modelo a seguir para los ni?os¡±, explica la maestra.
En general, esta sociedad, mayoritariamente budista, tolera a las personas LGTBI, pero no les acepta. De acuerdo con el principio budista del karma, muchos creen que los homosexuales y transexuales sufren mal karma por haber cometido adulterio en sus vidas pasadas.
El Gobierno tailand¨¦s estudia desde hace m¨¢s de un a?o la posibilidad de aprobar una ley para reconocer a los transexuales, un proceso lento por la falta de consenso entre el comit¨¦ de redacci¨®n que debate si las personas trans ¡°podr¨ªan optar por el sexo masculino o femenino que prefieran¡±, o de lo contrario ¡°habr¨¢ que desarrollar una tercera categor¨ªa [tercer g¨¦nero]¡±, expone Cheera Thongkrajai, funcionaria en el ministerio de Desarrollo Social y Seguridad Humana (MDHS).
La activista de g¨¦nero Kath Khangpiboon, cofundadora de la Alianza de transexuales tailandeses (ThaiTGA por sus siglas en ingl¨¦s), puntualiza que muchos de los conflictos del Gobierno para el reconocimiento de g¨¦nero son en parte ¡°porque deber¨ªan eliminar al menos cien actas [de ley vigente]¡±. Por otro lado debido a que algunos funcionarios ¡°contin¨²an estancados en el c¨®digo binario de nacimiento [hombre o mujer]¡±.
Espect¨¢culos de cabaret
La mayor¨ªa de las mujeres transexuales trabajan en la industria de la belleza, el entretenimiento o los espect¨¢culos de cabaret y es dif¨ªcil para ellas poder iniciar una carrera en Tailandia. ¡°Los empleadores creen que somos personas m¨¢s emocionales, menos responsables y respetadas. Si queremos ser profesoras, la escuela debatir¨¢ sobre ello porque los ni?os podr¨ªan querer ser como ella [o ¨¦l]. En los puestos de trabajo, adem¨¢s, somos las ¨²ltimas en ascender¡±, expone Wannapong Yodmuang, quien trabaja apoyando los derechos de la comunidad LGTBI desde la asociaci¨®n Rainbow Sky.
En muchos puestos de trabajo, y tambi¨¦n en los centros de estudio, se requiere llevar uniformes. ¡°En la facultad no podemos vestir de acuerdo a nuestra identidad y muchas personas trans deciden no comenzar a estudiar. Si por ejemplo elegimos la carrera de medicina deber¨ªamos vestir como un hombre durante seis a?os [y viceversa] y posteriormente en el empleo¡±, a?ade Yodmuang.
Kyle Knight, investigador en el programa LGTBI de Human Rights Watch (HRW), considera que el Gobierno tailand¨¦s ha realizado ¡°progresos aislados¡± los ¨²ltimos a?os para proteger a la comunidad. Knight recuerda que en 2012 se reconoci¨® la necesidad de asistencia de "las personas de diversas sexualidades" en la ley de promoci¨®n del bienestar social. En septiembre de 2015 tambi¨¦n se hizo efectiva la esperada ley de igualdad, ¡°la primera legislaci¨®n del Sudeste Asi¨¢tico destinada a la protecci¨®n contra la discriminaci¨®n por raz¨®n de expresi¨®n de g¨¦nero¡±.
La filipina Pet asegura que no se hab¨ªa sentido discriminada anteriormente en su puesto de trabajo. ¡°He vivido toda mi vida sin tener que decirle a la gente lo que soy. Los empleos que tuve en el pasado fueron acorde a mis cualificaciones. No estoy acostumbrada a esto¡±, denuncia.
La profesora est¨¢ tratando de convertir su mal trago en Tailandia en una experiencia positiva escribiendo un cuento infantil sobre c¨®mo los m¨¢s peque?os ven a las personas trans. La historia que escribe se llama?Beki y yo [beki es como se le llaman a los gais en Filipinas] y trata de un ni?o que idealiza a una persona que vive cerca de su casa por su forma de bailar y cantar, pero no sabe que esa persona es transexual.
¡°Los ni?os creen que eres lo que ven, para ellos no hay discriminaci¨®n ni prejuicios. Si te ven guapa, eres guapa. Si eres una profesora y eres una mujer, eres una mujer. No hay barreras para ellos¡±, expresa la profesora, que busca ahora una nueva oportunidad en Vietnam como cuentacuentos.
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