La memoria muerta de la matanza racista
En un pueblo de Arkansas, apenas hay rastro del linchamiento en 1919 de 237 negros por parte de blancos. Es posiblemente el peor incidente racial de Estados Unidos
La calle principal de Elaine, un pueblo de Arkansas, asusta al visitante. Parece que haya habido un ¨¦xodo tras un desastre y la calle haya quedado parada en el tiempo. Hay edificios en ruinas. Casi todos los locales est¨¢n clausurados pero mantienen colocados los escaparates y las mesas, ahora inundadas de polvo. En un comercio abandonado, se anuncia que el vendedor volver¨¢ a las 4:30 de la tarde. Solo hay un coche, de la polic¨ªa, aparcado en la calle.
Elaine, de unos 550 habitantes, muere lentamente, como tantos otros pueblos en las orillas del r¨ªo Misisip¨ª, que pierden poblaci¨®n, v¨ªctimas de la mecanizaci¨®n agr¨ªcola y la pobreza enquistada en esta zona del sur de Estados Unidos. Tambi¨¦n muere el episodio que hace que Elaine no sea un pueblo cualquiera: el linchamiento en 1919, propiciado por disputas agr¨ªcolas, de 237 personas negras por parte de blancos. Es la peor matanza racista de Arkansas y posiblemente de EE UU.
Se estima que entre 1877 y 1950, entre los fines de la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, murieron unos 4.000 negros en ¡°linchamientos raciales¡± en el sur de EE UU, seg¨²n una investigaci¨®n de 2015 de la organizaci¨®n Equal Justice Initiative, que aumenta los c¨¢lculos conocidos hasta entonces. El objetivo de las ejecuciones extrajudiciales era mantener el ¡°control racial¡± de los blancos ¡°al victimizar a toda la comunidad afroamericana¡± ante cualquier tentaci¨®n de rebelarse contra la ¨¦lite blanca que reg¨ªa sus vidas.
Apenas hay rastro de la masacre en este pueblo fantasma. Ninguna placa conmemorativa. Y entre los residentes, si es que existe, el recuerdo es difuso.
Eddie y Linda Johnston, una pareja blanca, de 68 y 65 a?os, son reticentes a hablar de la matanza. Explican que les suena, pero poco m¨¢s. ¡°A la gente de esta generaci¨®n no le es familiar. Era un pueblo con prejuicios¡±, dice Linda en su casa, ubicada debajo de la calle principal. ¡°?Has venido a causar problemas?¡±, responde cuando se la inquiere por las relaciones entre blancos y negros, que suponen respectivamente la mitad de la poblaci¨®n.
Como en tantos otros lugares en los alrededores del Misisip¨ª, el r¨ªo que cruza el sur de EE UU y nutre su imaginario colectivo, blancos y negros siguen viviendo separados en Elaine: los primeros al sur de la calle principal y los segundos al norte.
¡°Nos llevamos bien¡±, explica Ann Morant, negra de 52 a?os, que trabaja en una tienda de alimentos en la carretera que lleva al pueblo. ¡°Mi abuela me dijo que no se quer¨ªa mudar a Elaine porque tantos negros hab¨ªan sido asesinados¡±, agrega Morant, que asegura que piensa mucho en ello. Otra dependienta dice desconocer el incidente.
Roy, afroamericano de 48 a?os nacido en Elaine, explica que en la escuela no le ense?aron nada de la masacre. A su lado, asiente con la cabeza Telma, negra de 70 a?os, que se?ala el lugar en el que se cree que podr¨ªan estar enterradas las v¨ªctimas: junto a unos diques que separan la zona negra del pueblo de los interminables campos de los alrededores.
Los linchamientos ocurrieron el 1 de octubre de 1919. En la v¨ªspera, campesinos negros se hab¨ªan reunido con un sindicato tras meses de quejas por abusos de sus patrones agr¨ªcolas blancos a los que reclamaban mejores condiciones. Temerosos de una revuelta negra, que era la comunidad mayoritaria en el condado, un grupo de blancos trat¨® de torpedear la reuni¨®n. Los campesinos ten¨ªan personal de seguridad. Hubo altercados y un blanco muri¨® tiroteado.
Al d¨ªa siguiente, entre 500 y 1.000 blancos armados se desplazaron a Elaine para frenar lo que describieron como una ¡°insurrecci¨®n¡± y una conspiraci¨®n para matar a los patrones blancos. Al poco, se unieron 500 soldados, aunque se desconoce el alcance de su participaci¨®n en la matanza. El resultado fue un reguero de afroamericanos muertos. Ning¨²n blanco fue condenado por ello, pero 12 negros s¨ª. Algunos blancos se fotografiaron, orgullos, junto a los muertos. Su acci¨®n blind¨®, hasta el fin legal de la segregaci¨®n racial en 1964, la hegemon¨ªa oficial blanca en Elaine.
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