Brochero, el primer santo argentino, un cura tan pol¨ªtico como Bergoglio
Adem¨¢s de un "pastor con olor a oveja", el sacerdote fue un h¨¢bil estratega pol¨ªtico
Vestido rojo y pelo rubio artificial, la mujer apoya su mano sobre el vidrio y llora. En la vitrina, dentro de una urna de madera con una ventana en cruz, se ven una calavera y varios huesos amontonados. Son de Jos¨¦ Gabriel Brochero, el "cura gaucho" que el papa Francisco rescat¨® de las sierras de C¨®rdoba, en el centro geogr¨¢fico de Argentina, para convertirlo en santo. La mujer tiene 60 a?os y vive en Villa Cura Brochero. Miles de serranos como ella conocen desde la cuna a este hombre que invent¨® un pueblo donde en 1869 encontr¨® 14 ranchos de adobe y evangeliz¨® a 10.000 hombres y mujeres que sobreviv¨ªan desperdigados en la zona y olvidados por el poder. El cura Brochero cruz¨® la sierra para transmitir la palabra de la Iglesia. Pero no solo hizo eso. Tambi¨¦n construy¨® escuelas y parroquias, abri¨® 200 kil¨®metros de caminos a lomo de mula y pala y desvi¨® el agua para cultivar la tierra. Us¨® para todo ello los v¨ªnculos que hab¨ªa cosechado durante su paso por la Universidad de C¨®rdoba, donde fue compa?ero de j¨®venes de la alta sociedad destinados a mandar, como Miguel Ju¨¢rez Celman, presidente entre 1886 y 1890, y Ram¨®n Carcano, gobernador de la provincia. Desde este domingo, convertido ya en santo, este "pastor con olor a oveja" que us¨® la pol¨ªtica para alcanzar el bien com¨²n ser¨¢ tambi¨¦n patrono t¨¢cito de aquel modelo de sacerdote que el Papa quiere para la Iglesia.
"Bergoglio le copi¨® mucho a Brochero", dice la hermana Silvia Somar¨¦, miembro de las Esclavas del Coraz¨®n de Jes¨²s y una de las principales estudiosas de la vida de Brochero. "Antes de ser Francisco, Bergoglio quer¨ªa mucho a Brochero como modelo de sacerdote que no solo se preocupa por el alma sino tambi¨¦n de las necesidades y usa el poder como servicio", explica. La ceremonia de santificaci¨®n ocult¨® en parte esta cara del Brochero pol¨ªtico. "Como si fuese un puntero pol¨ªtico, una vez llam¨® a votar contra el gobernador Carcano, que era su amigo, porque demoraba el ferrocarril a la zona", cuenta Somar¨¦.
Brochero consigui¨® finalmente que en 1904 el Estado aprobase por ley el tendido de v¨ªas, aunque eso nunca se concret¨®. Las amistades de Brochero con los hombres m¨¢s poderosos del pa¨ªs fueron clave en el desarrollo de sus proyectos. "Si te remontas a los or¨ªgenes de la palabra, pol¨ªtica tiene que ver con una praxis orientada al bien com¨²n. Brochero tiene formaci¨®n, es un docto, tiene contactos y vehiculiza todas esas posibilidades en pos del bien com¨²n. Pero lo hace por amor a Jes¨²s, sin intenciones pol¨ªticas ni personales", dice Pablo G¨®mez, guionista de la reci¨¦n estrenada Cura Brochero, la pel¨ªcula.
De caracter fuerte, mal hablado pero a la vez muy afable, sus m¨¦todos de presi¨®n fueron efectivos. "Pol¨ªticamente no tuvo barreras. Por eso fue un gestor incre¨ªble", explica Juan Valenciaga, presidente del Concejo Deliberante de villa Cura Brochero y tercera generaci¨®n en el pueblo. "Cansado de que no escucharan su reclamo por mejores caminos, Brochero envi¨® una vez un caj¨®n de duraznos a la mujer del presidente Ju¨¢rez Celman, convencido de que los hombres escuchan s¨ª o s¨ª a sus mujeres", cuenta. El caso fue que desde Buenos Aires agradecieron el obsequio pero le aclararon que despu¨¦s de 20 d¨ªas de viaje los duraznos hab¨ªan llegado podridos. "Brochero le contest¨® a su amigo presidente que si abr¨ªa caminos en la sierra la pr¨®xima vez los duraznos llegar¨ªan frescos", agrega Valenciaga.
La amistad de Brochero con Ju¨¢rez Celman fue profunda, como lo atestiguan decenas de cartas entre ellos. "A los 44 a?os", cuenta la hermana Somar¨¦, "Brochero tiene una crisis por unos proyectos que no hab¨ªan salido. Le manda una carta a Ju¨¢rez Celman donde le dice que quiere cerrar el colegio y volver a su pueblo para morir con los suyos. Y le pone: 'Que se jodan nuestros sudores. Por la amistad que nos une nos digas nada de esto". No se sabe cu¨¢l fue la respuesta, pero Brochero estuvo lejos de abandonar.
Clave en el ¨¦xito de sus ideas fue que los pobladores lo vieron enseguida como a un par, alguien que cargaba ladrillos para consturir una escuela o cortaba madera como cualquiera de ellos. En la memoria de la gente qued¨® la imagen del cura montado en la mula donde atravesaba la sierra para dar una extrema unci¨®n o contactar a alg¨²n ladr¨®n que pretend¨ªa recuperar a la causa del cristianismo. "El caso m¨¢s recordado es el de Santos Guayana, un gran salteador de caminos de la ¨¦poca que el cura describe como una persona muy buena y un gran amigo. Una de sus grandes frustraciones fue que lo mataron antes de que ¨¦l pudiese evitarlo", dice Somar¨¦.
Los paralelismos entre aquel Brochero y el Bergoglio que luego se convirti¨® en Papa parecen evidentes para Somar¨¦. "Ahora nos enteramos que Bergoglio iba a la c¨¢rcel, que iba a los actos de otras religiones, que le celebraba el cumplea?os a la mendiga de la catedral. Eso es Brochero. El cura hoy estar¨ªa, como Bergogio, opinando de pol¨ªtica, pero no por la pol¨ªtica misma sino por la dignidad de la persona", explica.
El sost¨¦n de todo ese trabajo no fueron hombres sino mujeres, otra de las caracter¨ªsticas de la estrategia de Brochero. En 1880, 16 monjas de las Esclavas de Jes¨²s cruzaron a lomo de mula las sierras grandes que separaban la ciudad de C¨®rdoba con la comunidad del Tr¨¢nsito, hoy villa Cura Brochero. El sacerdote pidi¨® a la madre Catalina de Mar¨ªa Rodr¨ªguez, fundadora de la congregaci¨®n s¨®lo 7 a?os antes, ayuda para construir una casa de ejercicios espirituales a la que luego sum¨® una escuela. "De ni?as", aclara Somar¨¦. "Brochero trabaj¨® con la mujer y por la mujer, por eso abre un colegio de chicas para educar a las mujeres de la zona", explica. La escuela funciona todav¨ªa, junto a otra de varones.
Hoy Villa Cura Brochero es un pueblo tur¨ªsitco de 8.000 habitantes y 20.000 camas de hotel ubicado al pie de las mismas sierras que el cura cruz¨® a lomo de mula hace 147 a?os. El camino asfaltado desde la ciudad de C¨®rdoba, que atraviesa las cumbres m¨¢s altas de la provincia, se construy¨® sobre la senda que abri¨® Brochero. En la villa todo recuerda al sacerdote. La plaza lo tiene esculpido en piedra y la iglesia aloja sus restos. A media calle de la plaza est¨¢ la casa donde muri¨® ciego, v¨ªctima de la lepra que contrajo "por tomar mate" con un enfermo. Y el rostro del cura se multiplica en imanes, fotos, llaveros y cuanto sirva para tentar al turista. Los peregrinos han dado aire de temporada alta al mes de octubre, una nueva postal que la villa serrana tendr¨¢ que asumir como inevitable, ahora que su "cura gaucho" es san Jos¨¦ Gabriel.
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