La terca defensa de los bosques ticos
Costa Rica logra aumentar la superficie boscosa en tiempos de deforestaci¨®n desenfrenada en Centroam¨¦rica
Lo pueden decir todos los que han aterrizado en el aeropuerto Juan Santamar¨ªa. Costa Rica se ve verde casi desde cualquier ¨¢ngulo y la tendencia indica que as¨ª ser¨¢ en el futuro. Como si no fuera conocido ya por su naturaleza, es el ¨²nico pa¨ªs centroamericano que hizo crecer la cobertura boscosa en lo que va de siglo. En Am¨¦rica Latina, tambi¨¦n se rebela contra la tendencia generalizada de tumbar los ¨¢rboles y con ellos toda la cadena de ecosistemas que soportan.
No es gratis ni f¨¢cil, pero Costa Rica ha hecho una apuesta terca y le ha dado frutos en medio de una regi¨®n ¡ªAm¨¦rica Central¡ª que ha ido reduciendo sus bosques hasta tener ahora una cobertura del 40% del total de su territorio. Esto supera la media mundial, pero la tendencia indica que cada vez ser¨¢ menor la mancha verde en el istmo, a excepci¨®n del territorio tico, donde se duplic¨® en las ¨²ltimas tres d¨¦cadas y sigue aumentando, seg¨²n el ¨²ltimo informe sobre el Estado de la Regi¨®n.
Con el 54% de su territorio ocupado por vegetaci¨®n y la mitad de esta contenida en 169 ¨¢reas protegidas, los costarricenses celebran y exhiben sus parques nacionales. Y no pierden de vista el gigantesco desaf¨ªo de mantener el ritmo conservacionista sin perjudicar a la boyante industria tur¨ªstica. Adem¨¢s, sin permitir que la falta de vigilancia de sus parques nacionales siga dejando el port¨®n abierto a la extracci¨®n de especies naturales, de minerales como el oro, a la cacer¨ªa o incluso a las bandas de narcotr¨¢fico internacional que establecen rutas, bodegas o laboratorios en los territorios vastos, deshabitados y a menudo inaccesibles.
El 65% del dinero para pol¨ªticas ambientales proviene de un impuesto al consumo de combustibles f¨®siles
Pese a las graves carencias que admiten las autoridades en el sistema de vigilancia de las ¨¢reas protegidas y a algunos casos de guardaparques trabajando para el enemigo, las cifras gruesas permiten a este estable pa¨ªs centroamericano seguir ondeando su bandera conservacionista y aparecer como modelo en los informes comparativos. El ¨²ltimo de ellos, el de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), reconoce el esfuerzo del Estado por revertir la sentencia deforestadora mediante un sistema llamado Pago por Servicios Ambientales (PSA) que en los 20 ¨²ltimos a?os ha repartido 318 millones de d¨®lares entre propietarios de tierras para que conserven el bosque.
Ha sido una pol¨ªtica p¨²blica definida, pues el 65% de ese dinero proviene de un impuesto al consumo de combustibles f¨®siles. A ello se suma el esfuerzo estatal por comprar tierras para consolidar parques nacionales, lo que le provoca una deuda actual cercana a los 1.765 millones de d¨®lares con antiguos propietarios de esas tierras, el 3,4% del total del PIB costarricense. A ellos se suma el modelo de la econom¨ªa tica, que ha reducido el ¨¢rea de cultivo y de ganader¨ªa.
As¨ª, y pese a no dedicar el dinero suficiente a su tesoro natural, Costa Rica ha logrado ir aumentando su cobertura boscosa despu¨¦s de registrar solo un 21% en 1987, lo cual le ha permitido posicionarse como l¨ªder regional en ecoturismo y nutrir a una robusta industria local en torno a ¨¦l, a pesar de la gesti¨®n deficiente de esos territorios. ¡°Estamos jugando con nuestra gallina de los huevos de oro¡±, dijo Mario Boza, uno de los padres del modelo de parques nacionales y ahora cr¨ªtico del trabajo del Sistema Nacional de ?reas de Conservaci¨®n (Sinac), al semanario Universidad. Esos huevos de oro se evidencian a diario en el parque Manuel Antonio, en la costa pac¨ªfica central, el m¨¢s concurrido del pa¨ªs con 416.000 visitantes el a?o pasado. Lo siguen el volc¨¢n Po¨¢s y el Iraz¨², ambos en la cordillera central, el Marino Ballena (pac¨ªfico sur) y Tortuguero (Caribe).
El principal problema es la falta de financiaci¨®n para reinvertir, pues las leyes locales no garantizan la reinversi¨®n de los recursos que generan los parques. Por eso el cuerpo de guardaparques asciende a solo 431 efectivos (o menos, seg¨²n las cifras sindicales), lo que en la teor¨ªa deja a cada funcionario la responsabilidad de vigilar 6.000 hect¨¢reas con alg¨²n estatus de protecci¨®n legal, como lleva se?alando dos a?os ante los diputados el director del Sinac, Julio Jurado.
Poco ha cambiado, aunque el presidente Luis Guillermo Sol¨ªs anunci¨® recientemente haber invertido ya el equivalente a 9 millones de d¨®lares provenientes del presupuesto p¨²blico y de donaciones de EE UU, Jap¨®n y ONG internacionales. Lo ha hecho durante la celebraci¨®n del D¨ªa de los Parques Nacionales, una fecha que cada a?o cobra m¨¢s relevancia en este pa¨ªs cuya identidad est¨¢ ocupada en buena parte por el verde de sus bosques.
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