Muros y migrantes: parejas disparejas
Las barreras por lo general no funcionan y s¨®lo sirven para generar m¨¢s violencia
Las nociones o propuestas m¨¢s simplistas y banales son las que algunas veces captan m¨¢s adeptos y electores. La campa?a electoral de Trump es un reciente y notable ejemplo. Si bien no fue suficiente para reclutar a una mayor¨ªa nacional, el hecho es que su discurso antiinmigrantes y la idea del muro divisorio con M¨¦xico ¡ªen el que insisti¨® en el debate del mi¨¦rcoles¡ª s¨ª calaron en muchos sectores del electorado. A estas alturas del partido se le alejan a Trump las posibilidades de ganar las elecciones, pero es m¨¢s por las barbaridades hechas y dichas acerca de las mujeres que por otra cosa.
Como suele ser en el discurso de Trump ¡ªy en el de cualquier extremista¡ª, la receta a la mano es simplista y radical. Estas respuestas germinan bien en las tierras f¨¦rtiles de la inseguridad; sea por asuntos sociales ¡ªcomo la amenaza al empleo por los inmigrantes¡ª o por el peligro del terrorismo. En el fondo, sin embargo, se trata de un muy extendido y arraigado sentimiento de proteger un statu quo frente a amenazas externas ¡ªreales o imaginarias¡ª de cambio.
Lo curioso es que en estos tiempos de flujos masivos de informaci¨®n y en los que es m¨¢s f¨¢cil que nunca saber qu¨¦ est¨¢ pasando en el mundo y qu¨¦ ha ocurrido en la historia, las percepciones subjetivas pueden prevalecer sobre datos evidentes y f¨¢cilmente comprobables. Uno de los mejores ejemplos es lo del "muro de Trump". Deber¨ªa haber sucumbido como propuesta a las pocas horas de efectuada de haberse tomado en cuenta algunos hechos importantes f¨¢cilmente verificables como los tres siguientes.
Primero, el hecho de que el fen¨®meno migratorio de masas no es algo reciente o que apareci¨® de pronto. En los ¨²ltimos 50 a?os el n¨²mero de migrantes se ha mantenido m¨¢s o menos constante. No hay pues nada nuevo bajo el sol salvo que, acaso, se activan nuevas corrientes migratorias como consecuencia de nuevos acontecimientos ¡ªcomo, ahora, la guerra en Siria¡ª, pero que no cambian significativamente las grandes cifras globales.
Segundo, que la larga historia de la humanidad est¨¢ plagada de muros protectores que, por lo general, quedaron literalmente superados o derruidos frente a amenazas externas, reales o supuestas. Desde las ciudades amuralladas medievales, con lo que, a lo m¨¢s, lo que se logr¨® fue retrasar encuentros indeseados hasta lo que ha ocurrido ¡ªy est¨¢ ocurriendo ahora¡ª, cuando los muros y las expulsiones masivas est¨¢n nuevamente de moda no s¨®lo en el discurso de Trump.
Durante el Gobierno de Obama han sido deportadas m¨¢s de 2,5 millones de personas; m¨¢s que por ning¨²n otro Gobierno estadounidense. En Hungr¨ªa ya han construido una valla de casi 200 kil¨®metros para parar a los refugiados de Siria y en Calais, Francia, otra para que no se cuelen al eurot¨²nel.
En tercer lugar, que en cuanto a la frontera mexicano-estadounidense la verdad de los hechos es que una barrera ¡ªpretendidamente infranqueable¡ª ya existe en buena parte de la frontera y que, por el otro lado, suena irreal que alguien vaya a construir, ya no una valla, sino un muro a lo largo de 3.200 kil¨®metros. Cierto, la muralla china es m¨¢s larga pero esta demor¨® varios siglos en construirse.
Circunstancias como estas tres muestran un dato indiscutible: los muros por lo general no funcionan y s¨®lo han servido para generar m¨¢s tensiones y violencia, afincando el extremismo chovinista en pa¨ªses como Hungr¨ªa o d¨¢ndole m¨¢s carne de ca?¨®n a coyotes y dem¨¢s traficantes. Siempre hay y habr¨¢ forma de pasar esas vallas o muros pero con mayores costos en vida de personas. Es s¨®lo con reglas civilizadas y concordantes con el derecho internacional que este tipo de situaciones se podr¨¢ regular correctamente.
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