El Gobierno belga avisa a la UE de que no puede firmar el pacto con Canad¨¢
La resistencia de Valonia, pese al ultim¨¢tum europeo, pone en jaque la firma del acuerdo de libre comercio
Ni los ultim¨¢tums ni el dramatismo ni el marat¨®n de reuniones consiguen doblegar a Valonia, una peque?a regi¨®n de 3,5 millones de habitantes que ha puesto en jaque el acuerdo UE-Canad¨¢ y, por extensi¨®n, la credibilidad de la Uni¨®n Europea, incapaz de firmar un pacto comercial que no ha cesado de publicitar como "el mejor de la historia". El Gobierno val¨®n dijo no la semana pasada, mantuvo el rechazo durante el fin de semana y ha consumado hoy su negativa. No, no y mil veces no: el primer ministro belga Charles Michel ha comparecido hoy lunes ante la prensa para informar de que ha fracasado en su intento de convencer a las autoridades valonas de la necesidad de desbloquear el acuerdo. Michel le ha comunicado esa decisi¨®n al presidente del Consejo Europeo,?Donald Tusk, que podr¨ªa llamar en las pr¨®ximas horas al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, para cancelar la cumbre prevista para este jueves, en la que se ten¨ªa que firmar el pacto.
"La respuesta clara, a estas alturas, es no" ha explicado Michel para subrayar que el Gobierno federal belga no puede suscribir el acuerdo con Canad¨¢ (el denominado CETA) mientras persista esa postura. Paul Magnette, ministro presidente de Valonia --una peque?a regi¨®n franc¨®fona de apenas 3,5 millones de habitantes-- ha subrayado que "no puede dar el s¨ª" y que su Gobierno "no va a aceptarlo todo", a pesar de que la Uni¨®n ha ofrecido concesiones de ¨²ltima hora para satisfacer las inquietudes de los valones.
No es suficiente. En ese bloqueo se mezclan asuntos de pol¨ªtica interna belga con una nube algo difusa de temores a que el pacto UE-Canad¨¢ mine normativa social, de salud, medioambiental, de protecci¨®n de datos y laboral. El Ejecutivo val¨®n se hace eco de las quejas de su Parlamento, que teme adem¨¢s que ese acuerdo castigue la ya muy da?ada econom¨ªa valona. En especial el sector agr¨ªcola, ante una supuesta invasi¨®n de importaciones canadienses. Valonia ha puesto el acento en el tribunal de arbitraje para dirimir las disputas entre los Estados y las multinacionales: teme, como otras muchas voces cr¨ªticas en todo el continente, que ese instrumento pueda favorecer a las multinacionales en perjuicio de los legisladores nacionales. Canad¨¢ y la UE han firmado una declaraci¨®n con valor legal que asegura que nada de eso va a ocurrir. Pero Valonia se hace eco de un malestar profundo y m¨¢s general, relacionado con los ganadores y perdedores de la globalizaci¨®n en las ¨²ltimas d¨¦cadas y el sentimiento antiestablishment que se deja notar en referendos, elecciones y, ahora, incluso en los debates sobre asuntos comerciales. El bloqueo val¨®n pone en peligro la credibilidad de la Uni¨®n Europea y de su pol¨ªtica comercial: el CETA es solo un anticipo de lo que puede suceder con un acuerdo a¨²n m¨¢s ambicioso, el TTIP con Estados Unidos, y podr¨ªa influir incluso en las negociaciones entre el Reino Unido y la UE sobre el Brexit.
Para m¨¢s inri, Valonia no est¨¢ sola. Michel ha explicado que la regi¨®n de Bruselas y la comunidad ling¨¹¨ªstica franc¨®fona han rechazado tambi¨¦n la firma del tratado comercial, mientras que el Ejecutivo federal y los gobiernos flamenco y german¨®fono est¨¢n a favor. Con B¨¦lgica partida en dos, el primer ministro sigue abierto a negociar y apunta que a¨²n es pronto para decir que el CETA est¨¢ muerto y enterrado. El tiempo se acaba: fuentes de la UE aseguran que el calendario obliga a cerrar el acuerdo hoy, por la agenda del canadiense Trudeau.
El pacto no parece cuesti¨®n de horas. Magnette no parece en condiciones de dar un giro inesperado de 180 grados. Las opciones que hay sobre la mesa son dar por terminado el acuerdo, posponer la firma hasta finales de a?o o incluso suscribirlo con el compromiso de modificar los asuntos m¨¢s problem¨¢ticos en la pr¨®xima revisi¨®n t¨¦cnica. La Comisi¨®n reclama paciencia. Y el Partido Socialista val¨®n, que gobierna la regi¨®n, ha informado de que har¨¢ falta mucha, mucha de esa paciencia: necesita "semanas" para seguir negociando. Valonia, en fin, resiste. Veremos si hasta el final.
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