La Iglesia abre sus archivos sobre la dictadura argentina
Solo las v¨ªctimas y familiares podr¨¢n acceder a los nuevos documentos, en su mayor¨ªa cartas -unas 3.000- con peticiones de auxilio por desaparecidos y las gestiones realizadas
La Iglesia argentina y el Vaticano abrir¨¢n sus archivos sobre la dictadura militar (1976-1983) para que puedan ser consultados por los familiares de las v¨ªctimas. A trav¨¦s de un comunicado en conjunto con la secretar¨ªa de Estado vaticana y de la Conferencia Episcopal argentina, la Iglesia cat¨®lica anuncia que ¡°pr¨®ximamente¡±, tras concluir el proceso de digitalizaci¨®n y organizaci¨®n del material disponible, podr¨¢n acceder a los archivos ¡°las v¨ªctimas y los familiares directos de los desaparecidos y detenidos y, en el caso de religiosos o eclesi¨¢sticos, tambi¨¦n sus superiores mayores¡±. La apertura de los archivos fue ordenada por el Papa Francisco, que se lo hab¨ªa prometido a distintas organizaciones de derechos humanos que lo ven¨ªan reclamando hace a?os.
En Buenos Aires, tres miembros clave de la c¨²pula eclesi¨¢stica argentina comparecieron para dar m¨¢s detalles y explicaron que solo las v¨ªctimas tendr¨¢n acceso previa petici¨®n y no la prensa o los historiadores. Se trata sobre todo de unas 3.000 cartas con las peticiones de ayuda que hac¨ªan los familiares de desaparecidos a la Iglesia y la respuesta que les dieron o las gestiones que realizaron ante el ministerio del Interior.
El papel durante en la dictadura, cuando varios curas castrenses y miembros de la jerarqu¨ªa apoyaron claramente a los militares, es la mayor mancha de la historia de la Iglesia argentina y uno los momentos m¨¢s oscuros del catolicismo. Sucedi¨® algo muy parecido con otros reg¨ªmenes latinoamericanos de los 70 como el chileno, otro de los m¨¢s crueles.
Ahora, 40 a?os despu¨¦s de la recuperaci¨®n de la democracia, se desclasifican algunos documentos, los que estaban en manos de la Conferencia Episcopal, la Nunciatura y la Secretar¨ªa de Estado, pero faltan otros mucho m¨¢s delicados, como los archivos castrenses. "No nos consta que se haya destruido nada", se?al¨® el cardenal y arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, cercano al Papa, que explic¨® que cada di¨®cesis, incluida la castrense, tiene su propio archivo.
Poli trat¨® de defender el papel de la Iglesia durante la dictadura: "Hizo lo que ten¨ªa que hacer. No le tenemos miedo a los archivos", explic¨®. El principal inter¨¦s de la Iglesia, detall¨®, est¨¢ en la "reconciliaci¨®n de todos los argentinos". Cuando se le pregunt¨® si para la Iglesia era m¨¢s importante la reconciliaci¨®n o la justicia con los criminales que organizaron el terrorismo de Estado, contest¨® el presidente de la Conferencia Episcopal, Jos¨¦ Mar¨ªa Arancedo: "La justicia debe estar abierta a la reconciliaci¨®n. La verdad es el camino a la justicia y la reconciliaci¨®n".
?Y por qu¨¦ han tardado 40 a?os? "Lo importante es que lo hacemos, en el Vaticano los archivos se suelen guardar unos 70 a?os antes de hacerlos p¨²blicos", insisti¨® Poli.
La Iglesia argentina, explicaron, ya ha pedido perd¨®n en varias ocasiones por su papel durante la dictadura. Sobre todo en el a?o 2000, cuando hizo una confesi¨®n de culpa en un congreso en C¨®rdoba de la Conferencia Episcopal. Poli sostuvo que todos los documentos, tambi¨¦n estos que ahora se van a desclasificar, muestran que "la Iglesia se sinti¨® con estrecho margen frente a los reclamos de justicia [durante la dictadura], se hab¨ªan suspendido las garant¨ªas constitucionales. Pero a¨²n as¨ª se hizo mucho".
Un periodista pregunt¨® por la "complicidad" de la Iglesia y Arancedo rechaz¨® el t¨¦rmino. "No podemos hablar de complicidad. Es cierto que en algunos casos la Iglesia no hizo todo lo que pudo, y pedimos perd¨®n por ello. Pero con estos documentos van a aparecer m¨¢s luces que sombras. La Iglesia argentina no se fue, se qued¨® ac¨¢, y tuvo muchas heridas dentro de la propia Iglesia", dijo en referencia a los curas de izquierda reprimidos por los militares.
Lo que ninguno aclar¨® es si dentro de los documentos hay algo que se refiera expresamente al papel del propio Bergoglio durante la dictadura, siempre muy pol¨¦mico precisamente porque se le acusaba de haber entregado a dos jesuitas secuestrados por la dictadura, Francisco Jalics y Orlando Yorio. Este asunto supuso un problema importante cuando fue elegido Papa, que se resolvi¨® cuando Jalics hizo p¨²blico un comunicado que dec¨ªa: "Estos son los hechos: el padre Bergoglio nos denunci¨® a Orlando Yorio ni a m¨ª''. A ninguno de los miembros de la c¨²pula argentina que han visto los documentos les consta que haya textos all¨ª donde se cite expresamente a Bergoglio. "Hubo un juicio en Buenos Aires sobre ese asunto y qued¨® resuelto", explic¨® Arancedo. S¨ª insistieron? en que en los documentos no solo hay peticiones de auxilio, tambi¨¦n est¨¢n las respuestas y en ocasiones los agradecimientos a la Iglesia por las gestiones realizadas.
Diferentes organizaciones como la Asociaci¨®n argentina de Familiares de desaparecidos o las Madres de Plaza de Mayo y las Abuelas han pedido al Papa en distintas reuniones la apertura de los archivos vaticanos para poder consultar estos documentos. Ahora podr¨¢n hacerlo pero solo de manera individual, al menos de momento.
"El nuncio jugaba al tenis todos los d¨ªas con Massera¡±
Las asociaciones de v¨ªctimas de la dictadura argentina llevan muchos a?os luchando para desclasificar los archivos de la Iglesia. Por eso las primeras palabras eran de alegr¨ªa, pero con matices, a la espera de ver qu¨¦ documentos se entregan y sobre todo con una cr¨ªtica firme: la decisi¨®n de no abrir completamente los archivos para consulta p¨²blica, sino solo para familiares. ¡°La dictadura argentina fue fruto de un golpe c¨ªvico, militar y eclesi¨¢stico, una parte de la c¨²pula de la Iglesia apoyaba y confesaba a los torturadores, hay curas condenados por la justicia¡±, explica a EL PA?S Victoria Donda, una diputada de izquierda que es hija de desaparecidos y naci¨® en la ESMA, el centro de tortura m¨¢s conocido, donde fue arrebatada a su madre. Para ella este es un paso importante aunque sea solo simb¨®lico. ¡°Es una buena se?al, es una forma de condena a la dictadura que la Iglesia a¨²n ten¨ªa pendiente¡±, se?ala.
Nora Corti?as, de Madres de Plaza de Mayo L¨ªnea Fundadora, asegur¨® a la agencia Telam que era una noticia "esperada muchos a?os". Para Corti?as, ¡°hubo curas que integraron el Terrorismo de Estado", como el nuncio P¨ªo Laghi quien ¡°estaba al tanto de todo lo que ocurr¨ªa porque jugaba al tenis todos los d¨ªas con Massera¡±, uno de los dictadores m¨¢s crueles. Corti?as asegur¨® que muchos religiosos ¡°entraban en los campos del horror y sal¨ªan de ah¨ª sin decir una sola palabra de lo que ve¨ªan. La Iglesia fue parte de esa ¨¦poca tan siniestra y dolorosa para todo el pueblo argentino".
Para Adolfo P¨¦rez Esquivel, premio Nobel de la Paz por su lucha contra la dictadura, es un ¡°paso importante¡±. Mientras, Gast¨®n Chillier, el director del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), uno de los organismos m¨¢s activos para promover los juicios contra los represores, cree que esos documentos "pueden contener informaci¨®n valiosa" para los juicios pero reproch¨® a la Iglesia que no los haga p¨²blicos. ¡°Del anuncio se desprende que el acceso de esa informaci¨®n estar¨ªa limitado a la v¨ªctimas del terrorismo de estado que lo soliciten y no se tratar¨ªa de un acceso p¨²blico a la informaci¨®n de los documentos desclasificados del Vaticano¡±, remat¨®.
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