Silicon Valley vota Clinton, pero sin entusiasmo
El apoyo a la dem¨®crata es casi un¨¢nime, con la excepci¨®n de un destacado inversor en Facebook
No se emocionan con Hillary Clinton, pero s¨ª ven su probable victoria como una continuaci¨®n del legado de Barack Obama, cercano al mundo tecnol¨®gico y apasionado por la ciencia. A Silicon Valley le conviene que los dem¨®cratas sigan en la Casa Blanca y su candidata est¨¢ recibiendo apoyos en forma de donaciones. Sin embargo, escasean las grandes proclamas a su favor o los llamamientos a votar por la primera mujer que podr¨ªa llegar a la Casa Blanca.
Uno de los casos m¨¢s representativos de esta timidez a la hora de mostrar los apoyos pol¨ªticos es el de Facebook. La red social ha cambiado de actitud y, de ser acusada de no dar visibilidad a los republicanos, ha pasado a tolerar mensajes a favor de Trump incluso aunque contengan insultos.
La clave de este cambio de actitud en Facebook est¨¢ en Peter Thiel, uno de los inversores m¨¢s relevantes de Silicon Valley, cofundador de Paypal y primer inversor de la red social. Thiel ha donado 1,25 millones de d¨®lares a la campa?a del republicano Donald Trump e incluso pronunci¨® un discurso a su favor en la convenci¨®n republicana. Nadie conoce los t¨¦rminos exactos de su contrato con Facebook, pero s¨ª se sabe que en 2004 pag¨® medio mill¨®n de d¨®lares y se hizo con el 10% de la web que a diario usan m¨¢s de 1.100 millones de personas. Desde entonces, no ha abandonado su asiento en la junta directiva a la que visiblemente ha logrado acallar.
De hecho, en febrero el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, lleg¨® a pedir ¡°elegir la esperanza frente al miedo¡±. Aunque no dijo nombre alguno, el mensaje fue ampliamente entendido como un apoyo a Clinton. Hasta que entr¨® en juego Thiel. La semana pasada, los empleados de Facebook pidieron cuentas a Zuckerberg por el cambio de pol¨ªtica en torno a los mensajes a favor de Trump, muchos de los cuales consideran que promueven el odio. El directivo se escud¨® en la diversidad para apoyar opiniones divergentes, un argumento que se puede esgrimir para defender a minor¨ªas de la poblaci¨®n, pero tambi¨¦n, como hizo Zuckerberg en este caso, al candidato republicano. Mientras, Sheryl Sandberg, segunda de Facebook, ha desaparecido de los focos durante la campa?a. Conocida activista a favor de las mujeres, lleg¨® a defender durante una conferencia que pagar, como hizo Thiel, a los abogados de Hulk Hogan, que lograron estrangular financieramente a Gawker Media, es compatible con sentarse en el consejo de Facebook y defender la libertad de expresi¨®n. Tampoco ahora que Thiel ha hecho su millonaria donaci¨®n a Trump se ha escuchado una sola voz de censura.
Pero que no se alcen las voces no quiere decir que no haya cr¨ªticas en privado a Trump, m¨¢s all¨¢ de las donaciones a la campa?a de Clinton. Entre los que han apoyado con su voz y su chequera a la candidata dem¨®crata se encuentran algunos hist¨®ricos como Steve Wozniak, cofundador de Apple; Jimmy Wales, de Wikipedia, o Pierre Omidyar, mente visionaria que cre¨® Paypal. Les acompa?a Evan Williams, creador de Blogger, que vendi¨® a Google, y uno de los padres de Twitter. Este cuarteto est¨¢ entre los firmantes de una carta abierta en la que se advierte de las consecuencias de una posible llegada al poder de Trump. La lista de apoyos a Clinton tambi¨¦n incluye a Stewart Butterfield, m¨¢ximo responsable de Slack; Apoorva Mehta, creador de Instacart, el carrito de la compra digital de moda, o Jeremy Stoppelman, m¨¢ximo responsable de Yelp. Tambi¨¦n hay dos casos curiosos: Dustin Moskovitz, cofundador de Facebook y ahora al frente del gestor de tareas Asana, que ha aportado 20 millones de d¨®lares a la campa?a de Clinton, y Arielle Zuckerberg, hermana de Mark y socia en KPCB, uno de los fondos de capital riesgo m¨¢s reputados.
Las declaraciones de Trump sobre Internet y su regulaci¨®n han generado miedo. En la carta, sus detractores se definen como inventores, emprendedores, fundadores e impulsores de nuevas ideas para dejar claro que son tan patriotas como el propio Trump. Pero su concepto de patriotismo es diferente: en vez de apelar a un presunto pasado ¡°grandioso¡± del pa¨ªs, como proclama el magnate, consideran que las claves del ¨¦xito de Estados Unidos son su liderazgo global y la prosperidad que han creado a trav¨¦s de la tecnolog¨ªa, y que consideran se perder¨ªa con Trump.
Durante la campa?a e incluso antes, Trump reclam¨® la necesidad de cerrar Internet por motivos de seguridad. Ni Apple ni Amazon se han librado de sus ataques. A la primera le afe¨® fabricar sus productos fuera de Estados Unidos, sin caer en la cuenta de que los ordenadores s¨ª se ensamblan en territorio nacional. A Amazon le critic¨® por evadir impuestos. Precisamente, la misma lacra que a ¨¦l le persigue y cuya evasi¨®n justific¨® como fruto de su sagacidad. Trump ha acusado al fundador de Amazon, Jeff Bezos, de usar el diario The Washington Post, cuya propiedad ostenta desde hace tres a?os, como brazo armado informativo en su contra. Bezos, ir¨®nico, le contest¨® que le puede hacer un sitio en uno de los cohetes de Blue Origin, otra de sus empresas con las que quiere enviar humanos al espacio.
Apple, normalmente neutral, no quiso financiar ni dar apoyo log¨ªstico a la convenci¨®n republicana en California. Pero su consejero delegado, Tim Cook, y la viuda de Steve Jobs, Laurene Powell, promovieron un fondo a favor de los dem¨®cratas.
El fundador de LinkedIn, Reid Hoffman, ha sido otra de las grandes voces cr¨ªticas contra el magnate. Ha ofrecido hasta cinco millones de d¨®lares para los veteranos del ej¨¦rcito si Trump hace p¨²blica su declaraci¨®n de impuestos.
Las visiones del mundo son tambi¨¦n divergentes. Google aspira a rastrear y ordenar toda la informaci¨®n del mundo para despu¨¦s hacerla accesible y Facebook tiene como misi¨®n final conectar a la humanidad. Trump promueve construir muros f¨ªsicos a modo de fronteras.
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