El voto por adelantado crece e impulsa a Clinton frente a Trump en territorios decisivos
En dos tercios de los estados han abierto las urnas y despunta la movilizaci¨®n dem¨®crata
La batalla en las urnas entre Hillary Clinton y Donald Trump por la presidencia de Estados Unidos ha arrancado y el viento sopla a favor de la dem¨®crata.
La votaci¨®n final ser¨¢ el 8 de noviembre, pero en 37 de los 50 estados lleva d¨ªas en marcha el voto presencial por adelantado y el voto por correo. Ya han votado cerca de 14 de los m¨¢s de 46 millones de electores tempraneros que se esperan. Los datos reflejan m¨¢s participaci¨®n y tendencias positivas para los dem¨®cratas en territorios decisivos.
En Florida, estado de gran peso electoral, el voto por adelantado es por ahora un 50% m¨¢s alto que en las presidenciales de 2012, con un 99% m¨¢s entre los hispanos, un sector netamente inclinado a Clinton que puede suponer m¨¢s de un quinto del voto en Florida. En Carolina del Norte, otro punto caliente, la participaci¨®n crece un 30% y seg¨²n estimaci¨®n del New York Times Clinton ir¨ªa seis puntos por delante, una ventaja local similar a la que le da la base de sondeos Real Clear Politics a nivel nacional.
El voto adelantado gana importancia
La opci¨®n del voto adelantado crece en Estados Unidos. Si en 1992 estaba por debajo del 15% del total de votos, en 2008 hab¨ªa subido al 30%, en 2012 al 40% y ahora se espera un porcentaje todav¨ªa mayor.
El voto adelantado tiene historia. Se ide¨® en los a?os fundacionales de la democracia americana, a finales del siglo XVIII, para que los campesinos tuvieran tiempo a llegar a la poblaci¨®n m¨¢s cercana y no se quedasen cortados por un imprevisto como las frecuentes crecidas de r¨ªos.
En 1845 se impuso el d¨ªa ¨²nico de votaci¨®n: el martes siguiente al primer lunes de noviembre, que se mantiene como d¨ªa final electoral. Pero el voto adelantado regres¨® con la Guerra Civil (1861-1865) para que los soldados pudieran mandar por carta a sus familiares la papeleta.
En el siglo XX el derecho se otorg¨® a los civiles y se fue extendiendo sin gran relevancia por diversos estados, hasta que en 1980 California destrab¨® el nudo que la entorpec¨ªa: poder votar por adelantado sin raz¨®n de fuerza mayor.
Tanto Carolina del Norte como Florida forman parte de los trascendentales swing states o estados columpio (unas veces votan dem¨®crata, otras republicano). Entre los dos suman 44 de los 270 votos electorales necesarios para ser presidente. En otros estados donde el pron¨®stico no es claro, como Nevada o Arizona, asoma tambi¨¦n un panorama halag¨¹e?o para Clinton. En Nevada el caudal de votantes dem¨®cratas es diez puntos mayor que el de republicanos, con el n¨²mero de votantes blancos a la baja y el de hispanos al alza, y en Arizona van a la par ¨Cun ¨¦xito para los dem¨®cratas, si se compara con los siete puntos que les llevaban los republicanos en 2012 a estas alturas¨C.
La subida de votantes adelantados es notoria en otro estado sustancioso, Texas, el segundo en votos electorales (38) despu¨¦s de California (55; pro Clinton). En Texas no se dispone de informaci¨®n sobre cantidades de electores tempraneros por partido, pero el crecimiento de la masa de votantes es claro.
El condado de Dallas registr¨® 58.000 votos el lunes, primer d¨ªa de votaci¨®n, en comparaci¨®n con los 32.000 de 2012. "Hay un r¨¦cord de m¨¢s del 40% de participaci¨®n" en los primeros d¨ªas respecto a cuatro a?os atr¨¢s, afirma Steven Rayshell, candidato a supervisor del condado, a la puerta de la bibloteca de Garland, un centro de votaci¨®n del este de Dallas del que sal¨ªa este jueves una cola que se prolongaba serpenteando por la calle. El p¨²blico era tan diverso como las grandes ciudades texanas: latinos, negros y blancos casi a partes iguales. El aparcamiento, lleno de coches. Una organizadora del lugar de votaci¨®n ve¨ªa el escenario "extremadamente activo".
En este y otros puntos de Texas, tradicional feudo de los republicanos y patria chica del clan Bush, nunca se hab¨ªa visto filas tan largas a dos semanas de la votaci¨®n final. La campa?a de Clinton conf¨ªa en que el factor latino catapulte su asalto a Texas. Los dem¨®cratas han puesto toda la carne en el asador para movilizar el voto por adelantado, sobre todo entre los j¨®venes y las minor¨ªas.
El voto hispano es oro para Clinton. Sabedora de que la ret¨®rica xen¨®foba de Trump le pone de cara el voto de este sector, la minor¨ªa m¨¢s populosa de Estados Unidos (56 de sus 324 millones de habitantes), atraerlo a las urnas lo antes posible significa para ella ir mordiendo una generosa porci¨®n de la tarta con vistas a darle la dentellada final al republicano el 8 de noviembre.
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