La CSU b¨¢vara escenifica su pelea con Merkel al no invitarla a su congreso
Los socialcristianos mantienen su cr¨ªtica a la gesti¨®n de los refugiados de la canciller pero se preparan para apoyarla en las elecciones
Hace mucho tiempo que M¨²nich no parec¨ªa tan alejada de Berl¨ªn. La Uni¨®n Socialcristiana (CSU) de Baviera, el partido hermano de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU), comienza el viernes su congreso anual rompiendo una regla de cortes¨ªa no escrita. Angela Merkel no hablar¨¢ ante sus te¨®ricos aliados. Es la primera vez que la canciller, que no ha sido invitada, falta a esta cita desde que se hiciera con la presidencia del partido hace 16 a?os. Las dos formaciones exhiben as¨ª sus profundas diferencias en torno a la gesti¨®n de la crisis de refugiados; pero al mismo tiempo hacen encaje de bolillos para preparar a medio plazo una paz que les permita acudir juntos a las elecciones federales de septiembre de 2017.
A nadie le interesa repetir la escena del a?o pasado. Entonces, Horst Seehofer, presidente de la CSU y mayor enemigo interno de Merkel, se atrevi¨® a tener de pie durante casi 15 minutos a la mujer m¨¢s poderosa de Europa mientras esta, con cara de circunstancias, ten¨ªa que aguantar un chaparr¨®n de cr¨ªticas a la vista de los delegados del partido. La CDU vivi¨® este episodio como una humillaci¨®n a su l¨ªder intolerable que no pod¨ªa repetirse. Seehofer ha quitado importancia a la ausencia de Merkel de este a?o; y argumenta que es la mejor soluci¨®n para evitar tanto un rapapolvos p¨²blico como unos halagos que tras meses de cr¨ªticas despiadadas nadie se habr¨ªa cre¨ªdo.
Y sin embargo, todo parece caminar hacia una reconciliaci¨®n de los dos partidos que llegue a tiempo para las elecciones. Destacados dirigentes de la CSU han dicho en las ¨²ltimas semanas que si Merkel se presenta una vez m¨¢s como candidata, los b¨¢varos estar¨¢n all¨ª para apoyarla. El ¨²ltimo ha sido el l¨ªder de los populares en el Parlamento Europeo, Manfred Weber. El tambi¨¦n vicepresidente del partido b¨¢varo cree que lo m¨¢s importante ahora es asegurar la estabilidad de Alemania, algo que solo es posible "bajo el liderazgo de Merkel", a la que define como ¡°una canciller exitosa¡±. "El balance de la cooperaci¨®n entre CDU y CSU es positivo", a?adi¨® Weber el viernes en una entrevista radiof¨®nica.
La CSU ha vivido en los ¨²ltimos meses una situaci¨®n esquizofr¨¦nica. Seehofer, que en ocasiones ha adoptado un tono parecido al del partido xen¨®fobo AfD, ha llegado a acusar Merkel de gobernar un ¡°Estado injusto¡±, un concepto que en Alemania trae recuerdos de Estados totalitarios y con el que se suele definir, por ejemplo, al Tercer Reich. Pero mientras que lanzaba las acusaciones m¨¢s duras o amenazaba con llevar al Gobierno a los tribunales, en el Consejo de Ministros se sentaban tres ministros de su partido.
Para romper esta esquizofrenia y dar su apoyo a Merkel en las elecciones hace falta solucionar un problema capital. Seehofer lleva m¨¢s de un a?o reclamando un n¨²mero m¨¢ximo ¡ªque ¨¦l establece en 200.000¡ª de solicitantes de asilo al a?o. Merkel se comprometi¨® ¡ªy ha cumplido¡ª a reducir sustancialmente el n¨²mero de llegadas, pero se niega a dar una cifra fija por miedo a tener que incumplir su palabra si llega una nueva oleada de inmigrantes. La pelea de Seehofer contra Merkel tambi¨¦n tiene una lectura interna: el l¨ªder tiene miedo a perder la mayor¨ªa absoluta con la que gobierna en Baviera y trata adem¨¢s de apartar de su sucesi¨®n a sus enemigos internos, como el muy pele¨®n Markus S?der, ministro de Finanzas en el Estado federal.
Pero Seehofer y los suyos ya han detectado un factor que les permitir¨¢ en los pr¨®ximos meses cambiar de discurso y apoyar a Merkel. "Nuestro enemigo no es la CDU. Siempre hemos tenido puntos de vista distintos sobre algunos temas. Nuestro enemigo es el rojo-rojo-negro (colores de los partidos que podr¨ªan formar un tripartito de izquierdas)", dijo el l¨ªder de la CSU. Para evitar que socialdem¨®cratas, verdes y poscomunistas se hagan con el mando del pa¨ªs, valdr¨¢ cualquier cosa. Incluso apoyar a la mujer a la que responsabilizan de haber llevado el caos al coraz¨®n de Alemania.
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