El jinete lateral
El h¨²ngaro Mih¨¢ly D¨¦s dirigi¨® durante 13 a?os la revista ¡®Lateral¡¯, un singular empe?o de la lengua castellana
¡°Tener talento no basta: tambi¨¦n hay que ser h¨²ngaro¡±, la frase de Robert Capa se aplica a Mih¨¢ly D¨¦s, novelista y editor h¨²ngaro que durante 13 a?os dirigi¨® uno de los empe?os m¨¢s singulares de la lengua castellana: la revista Lateral.
En los a?os setenta, D¨¦s fue actor de cine y su singular apostura lo llev¨® a una situaci¨®n que le result¨® detestable: el ¨¦xito inmediato. Enemigo de los caminos f¨¢ciles, abandon¨® su carrera de gal¨¢n magiar para ir a Cuba, donde aprendi¨® espa?ol con la pericia que se atribuye a los esp¨ªas. Tiempo despu¨¦s se instal¨® en Barcelona, donde destac¨® en el periodismo. Lo conoc¨ª en 1992, cuando dirig¨ªa la secci¨®n cultural de El Observador. La sorpresa de saber que las noticias del gremio estaban en manos de un h¨²ngaro se disolvi¨® en cuanto lo o¨ª hablar de autores latinoamericanos. Con excepcional generosidad, ¨¦l festej¨® que yo conociera tres novelas h¨²ngaras. Sabe todo de lo nuestro, pero celebra que sepamos algo de lo suyo.
En 1993 fund¨® Lateral, amparado en una sugerente reflexi¨®n de Elias Canetti: ¡°A medida que crece, el saber cambia de forma. No hay uniformidad en el verdadero saber. Todos los aut¨¦nticos saltos se realizan lateralmente, como los saltos del caballo en el ajedrez. Lo que se desarrolla en l¨ªnea recta y es perceptible resulta irrelevante. Lo decisivo es el saber torcido y, sobre todo, lateral¡±. Contra el tranquilo devenir, surgi¨® una revista guiada por el cambio de rumbo. Para reforzar este principio, el director prometi¨® en su primer editorial un ¡°brillante fracaso¡±. Convencido, como Samuel Beckett, de que el triunfo es una impostura, se propuso ¡°fracasar mejor¡±. Lo logr¨®, sin duda alguna.
Los atrevimientos de la revista fueron altamente productivos. D¨¦s no buscaba ¡°firmas¡±; buscaba talento, la mejor manera de crear firmas. Public¨® a Imre Kert¨¦sz y Elfriede Jelinek mucho antes de que recibieran el Nobel. Conoci¨® a un franc¨¦s afincado en Barcelona, que cocinaba de maravilla y hablaba ¨¢rabe. Estos atributos suger¨ªan a un personaje que acaso traficaba con alfombras, pero el olfato del director fue certero. Se trataba del excepcional Mathias Enard, que en 2015 recibir¨ªa el Goncourt por Br¨²jula.
Con id¨¦ntica curiosidad, Mih¨¢ly ley¨® los textos de un chileno que pasaba apuros en la Costa Brava. Le pareci¨® tan brillante que decidi¨® entrevistarlo. Fue el primer di¨¢logo impreso con Roberto Bola?o.Juan Gabriel V¨¢squez, joven narrador colombiano que pasaba por horas bajas, pidi¨® trabajo de planta en la revista. Ah¨ª concibi¨® Los informantes, que le otorg¨® un sitio decisivo en la novela latinoamericana.
La lista de descubrimientos pas¨® de generaci¨®n en generaci¨®n. Lateral se convirti¨® en un im¨¢n para j¨®venes de provincia. De Matar¨® lleg¨® Jorge Carri¨®n, quien se incorpor¨® al consejo de redacci¨®n y hoy es autor de imprescindibles an¨¢lisis culturales como Teleshakespeare y Librer¨ªas. Robert-Juan Cantavella lleg¨® de Castell¨®n, hizo sus primeras armas en la revista y fue su ¨²ltimo jefe de redacci¨®n. En su despedida, ofreci¨® un recuento numerol¨®gico del ¡°brillante fracaso¡±: el n¨²mero 133, del a?o 13, apareci¨® en viernes 13. Justicia po¨¦tica.
Ajena a los apoyos oficiales, Lateralfue un sue?o tan independiente que incluso parec¨ªa al margen de la realidad. En la Barcelona imaginada por Mih¨¢ly, autores de muchas latitudes confluyeron en castellano. Capa volv¨ªa a tener raz¨®n: s¨®lo un h¨²ngaro pod¨ªa lograrlo.
Mih¨¢ly D¨¦s regres¨® a Budapest, donde public¨® una exitos¨ªsima novela sobre un Don Juan posmoderno y otra sobre las recetas de su madre, virtuosa del pat¨¦ de ganso. Ambas aguardan ser traducidas. La generosidad no siempre viaja de ida y vuelta.
Hace 10 a?os desapareci¨® Lateral, pero el jinete que nos ense?¨® a desconfiar de la l¨ªnea recta sigue en el tablero.
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