Las super abuelas al rescate de Hillary Clinton
En la recta final de Campa?a, la dem¨®crata cuenta con multitud de voluntarios que se esfuerzan por ella
"Buenos d¨ªas, soy voluntaria de la campa?a de Hillary Clinton. S¨ª, s¨ª". La se?ora, de unos sesenta a?os, estalla en una carcajada y cuelga el auricular. "Ya vota a Hillary y me ha dicho que aunque Trump le apuntara a la cabeza con un fusil no votar¨ªa nunca a un republicano". Carcajadas generales entre el grupo, de unas diez personas, presentes en este elegante apartamento de Brooklyn, con vistas magn¨ªficas del East River. Como miles de estadounidenses, estas seguidoras de Clinton se juntan para hacer llamadas de tel¨¦fono y convencer a los electores de ir a votar el pr¨®ximo martes. Todos los d¨ªas se organizan varios eventos de este tipo en Nueva York.
Pero, esta tarde, el grupo estaba compuestos principalmente por mujeres de cierta edad, la mayor¨ªa habiendo cumplido ya los sesenta, todas de punta en blanco. Con sus smartphones y tabletas en mano, siguen al dedillo un procedimiento bien conocido. Florida, Ohio, Pensilvania, New Hampshire... cada voluntaria llama a uno de los Estados Pendulares, esos Estados indecisos en los que el resultado puede dar un vuelco a las elecciones. Para encontrar los n¨²meros de tel¨¦fono las se?oras se dirigen simplemente a la web de campa?a de Clinton, donde deben responder a un cuestionario sobre la forma en que sus interlocutores han reaccionado ante la llamada. Normalmente, la lista telef¨®nica incluye ¨²nicamente n¨²meros de votantes dem¨®cratas, pero a veces hay sorpresas. "Algunos cuelgan directamente. Tambi¨¦n he tenido al tel¨¦fono a un seguidor de Trump. Le he pedido disculpas y le he deseado un magn¨ªfico d¨ªa. Tenemos que ser lo m¨¢s educados posible", explica una de las voluntarias.
Los ¨²ltimos sondeos, cada vez m¨¢s favorables a Trump, llevan a estas voluntarias a trabajar a¨²n m¨¢s duro. "Cuando veo las ¨²ltimas encuestas me pongo enferma. Al menos con esto me siento un poco m¨¢s proactiva", precisa Helen, una abogada en su vida normal. Otra a?ade: "Somos personas normales. Vivimos en una democracia y queremos que contin¨²e as¨ª". La mayor¨ªa se define como ciudadana de a pie, sin intereses pol¨ªticos especiales. "Soy seguidora de Hillary Clinton. Es realmente importante que hagamos todo lo que est¨¦ en nuestras manos para que salga elegida", cuenta Bobbie, la anfitriona que ha tra¨ªdo a todas sus amigas y conocidas a su apartamento.
Sin embargo, esta noche no han pescado mucho. Durante casi dos horas cada voluntaria ha debido hacer unas 30 llamadas, sin obtener muchos resultados; a lo sumo tres o cuatro respuestas por persona. "Puede que no sea la buena hora, la gente estar¨¢ comiendo. O puede que no quieran responder y esperar a ver el mensaje en el contestador", reflexiona una voluntaria.
Sea como fuere, Bobbie no pierde la fe. "Piensa en todos los mensajes que has dejado. Y todo lo que has hecho con nosotras; puedes hacerlo todos los d¨ªas por tu cuenta. Solo necesitas tu iPhone y ahora ya sabes c¨®mo funciona..."
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