Jornaleros del voto hispano

El ejemplo paradigm¨¢tico del fen¨®meno es Florida. All¨ª han ejercido su voto por adelantado 6,4 millones de ciudadanos, la mitad del registro electoral, un aumento de dos millones de votantes tempraneros con respecto a las presidenciales de 2012. Y el sector que ha crecido m¨¢s en esta modalidad de voto adelantado (en persona o por correo) ha sido el de los hispanos, unos 200.000 a mayores. Teniendo en cuenta que los sondeos apuntan en Florida a una intenci¨®n de voto hispano del 60% por Clinton y del 30% por Trump, esta subida, muy relacionada con el trabajo de campo de promoci¨®n del voto, podr¨ªa ser una inyecci¨®n electoral decisiva para la dem¨®crata en la re?ida batalla por este estado. De acuerdo con las previsiones, si Clinton gana Florida, Trump pierde cualquier opci¨®n.

¡°Nosotros trabajamos como si toda la elecci¨®n presidencial dependiera de un voto¡±, dec¨ªa este domingo mientras recorr¨ªa un barrio Daniela Martins, 28 a?os, de la organizaci¨®n For our future (Por nuestro futuro en ingl¨¦s), que impulsa el voto progresista con fondos de sindicatos y del multimillonario californiano Tom Steyer. Martins afirma que han ¡°tocado 2,3 millones de puertas¡± en Florida, donde han concentrado m¨²sculo en las ¨²ltimas semanas, con unos 130 jornaleros del voto en movimiento por todo el estado.

El domingo era el ¨²ltimo d¨ªa para votar por adelantado y, con los sondeos dando a Clinton un estrecho margen de un punto sobre Trump en Florida, apretaban el paso. Martins y su compa?ero ?scar Ciro iban de casa en casa por el barrio trabajador de Allapattah, de demograf¨ªa mixta hispana y afroamericana. Ciro iba viendo en un tel¨¦fono inteligente las casas de votantes espor¨¢dicos a las que ten¨ªan que ir. Algunas estaban cerradas. En otras el habitante espor¨¢dico hab¨ªa fallecido. Cuando daban con objetivos, en la tarde calurosa y ab¨²lica de Miami, intentaban animarlos a votar. Como a Maritza y M¨®nica ?lvarez, madre e hija, de origen hondure?o, que tomaban una cerveza en el patio y pese a preferir a Clinton se mostraban algo renuentes a levantarse e ir al centro de votaci¨®n. En otra casa no estaba el votante espor¨¢dico que buscaban pero s¨ª su madre, Florencia Reyes. Les dijo que a¨²n no hab¨ªa conseguido convencerlo. ¡°No hay manera de que vote¡±. Ella hab¨ªa votado a Clinton y esa ma?ana hab¨ªa rezado en la iglesia por su victoria: ¡°Oramos por la se?ora. Ser¨ªa la mejor presidenta. Trump lo ¨²nico que quiere es ser presidente para hacer negocios¡±.

Ciro contaba que en los fines de semana ha llegado a tocar 180 puertas diarias. Un trabajo arduo que se ve compensado con la proverbial hospitalidad hispana. ¡°Siempre me ofrecen agua. Una vez una mujer quiso invitarme a comer un sancocho [un guiso]¡±.

En otro punto de Miami, se movilizaba con la misma intenci¨®n de promover el voto la campa?a Proyecto Pastelito. ¡°Ganaremos por el voto latino. El discurso de Trump lo ha movilizado¡±, dec¨ªa Gustavo Arnavat, exfuncionario de la administraci¨®n de Barack Obama y miembro de esta iniciativa que trata de endulzar al gusto latino los centros de votaci¨®n con bandejas de pasteles cubanos. A su lado sonaban yemb¨¦s colombianos y un cami¨®n de folclore latino los esperaba para ir a otra misi¨®n. Un golpe de percusi¨®n caribe?a, un pastelito cubano o una oraci¨®n de acento hondure?o podr¨ªan parecer nimiedades. Pero los jornaleros del voto hispano saben que en Estados Unidos valen su peso en oro.