Doble o nada para un partido en plena deriva derechista
El empuje de las bases extremistas arrincona a los l¨ªderes moderados
LOS REPUBLICANOS
Las ¨²ltimas palabras del senador republicano John McCain en su cierre de campa?a en Prescott, Arizona, no estuvieron dedicadas a criticar a la candidata dem¨®crata, Hillary Clinton, ni a pedir el voto con entusiasmo despu¨¦s de 30 a?os en el Senado. McCain tampoco mencion¨® a Trump. El senador prefiri¨® hablar de otros tiempos, en los que hasta los rivales m¨¢s radicales de cada partido "se conoc¨ªan y se respetaban".
McCain ¡ªque con toda probabilidad resultar¨¢ reelegido en principio no tendr¨¢ problemas para la reelecci¨®n una vez se conozca el resultado¡ª representa la brutal derrota del Partido Republicano tradicional frente a una ola de frustraci¨®n de sus bases que los cargos de la formaci¨®n no supieron o quisieron tener en cuenta y que ha escorado el partido hacia posiciones m¨¢s extremas.
Muchos, 16 candidatos, dieron un paso al frente para liderar la formaci¨®n en un momento en que la l¨®gica del p¨¦ndulo pol¨ªtico deber¨ªa favorecerlos. Una joven promesa hispana con fama de oportunista, Marco Rubio; el heredero de la familia Bush, Jeb; la estrella de la derecha cristiana, Ted Cruz; el ep¨ªtome del viejo blanco moderado republicano, John Kasich. De todos ellos, una masa de republicanos cabreados y frustrados con su liderazgo eligi¨® a Donald Trump, un personaje de la far¨¢ndula que no ten¨ªa absolutamente ninguna experiencia pol¨ªtica pero utilizaba un discurso constante de odio.
En este a?o y medio, Trump ha humillado a moderados como McCain, y ha insultado a su rival de una manera inaudita en la pol¨ªtica norteamericana moderna.
Vetar a los musulmanes
Kasich pidi¨® perd¨®n p¨²blicamente en nombre del partido cuando Trump propuso vetar a los musulmanes en la frontera. En un debate, el magnate hizo responsable al presidente George W. Bush por el 11-S y critic¨® las invasiones en Oriente Pr¨®ximo. Todos le dieron por acabado varias veces.
El candidato Trump lleg¨® ayer a las urnas sin el apoyo de ning¨²n excandidato presidencial republicano. Tampoco cont¨® con el apoyo del cargo electo m¨¢s importante del partido, Paul Ryan, presidente de la C¨¢mara de Representantes. Por el contrario, le acompa?¨® el desprecio p¨²blico de gobernadores y senadores.
Peri¨®dicos conservadores por todo el pa¨ªs como el Dallas Morning News o el Arizona Republic, han publicado editoriales sin precedentes renegando del candidato. En t¨¦rminos medi¨¢ticos, el viaje de los republicanos en estas elecciones ha sido el trecho que va del Wall Street Journal a la web conspiranoica Infowars. La cuesti¨®n no es solo si est¨¢n dispuestos a iniciar el viaje de vuelta, sino si es siquiera posible. El votante republicano de base ha demostrado que quiere a Trump. Cualquier opci¨®n para sucederle tendr¨¢ que contar con ellos.
La carrera deja un paisaje desolador
El paisaje despu¨¦s de la batalla electoral es desolador. A Ted Cruz o Marco Rubio les perseguir¨¢ siempre su apoyo, aunque fuera a rega?adientes, a un candidato soez y ca¨®tico. El rechazo a la familia Bush ha sido palmario. Ninguna de las dem¨¢s opciones, desde libertario Rand Paul hasta la conservadora Carly Fiorina, ha ilusionado a nadie.
EL votante republicano de base est¨¢ lleno de rabia y quiere que se sepa. "Me encanta la gente de baja educaci¨®n", proclam¨® Donald Trump tras ganar las primarias de Nevada. Esos son los que han tomado el partido Nixon, Reagan y Bush.
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