Pe?a Nieto acuerda reunirse con Trump para abrir una ¡°nueva etapa¡±
Los equipos de ambos l¨ªderes pactar¨¢n una agenda antes de la toma de posesi¨®n del republicano
Reuni¨®n, agenda y nuevo futuro. El presidente Enrique Pe?a Nieto ha retomado la relaci¨®n con Donald Trump. Tras su elecci¨®n como futuro presidente de Estados Unidos, el republicano ya no es el apestado xen¨®fobo cuya visita le cost¨® al mandatario mexicano la peor crisis pol¨ªtica del mandato. Con la victoria, es el hombre m¨¢s poderoso del planeta y el dirigente con el que, guste o no, M¨¦xico tiene que convivir. Como tal, Pe?a Nieto le llam¨® por tel¨¦fono este mi¨¦rcoles y fruto de la ¡°amable y cordial¡± conversaci¨®n acordaron reunirse antes de la toma de posesi¨®n presidencial para abrir un ¡°nuevo cap¨ªtulo de confianza y respeto mutuo¡± en la relaci¨®n bilateral.
El encuentro no ser¨¢ tan improvisado como el de agosto. Antes de verse las caras, los equipos de ambos l¨ªderes entrar¨¢n en contacto para dise?ar una agenda en seguridad, cooperaci¨®n y un apartado que Pe?a Nieto denomin¨® ¡°prosperidad¡± y que presumiblemente se refiere a las temibles negociaciones econ¨®micas. Fijado el temario, Trump y Pe?a Nieto iniciar¨¢n un ¡°di¨¢logo para crear acuerdos y buscar oportunidades¡±.
Esa es la arquitectura. Formal y carente de espinas. Al menos en la superficie. Trump se ha distinguido a lo largo de la campa?a por patear casi diariamente el h¨ªgado de los mexicanos. Les ha llamado criminales, ha exigido cerrar la frontera con un muro y que lo pague M¨¦xico, ha amenazado con deportaciones masivas, ha propuesto cercenar las remesas (15.000 millones de d¨®lares en lo siete primeros meses del a?o), y ha proclamado que acabar¨¢ con el tratado de libre comercio. Todo ello ha convertido su figura en una de las m¨¢s odiadas al sur del R¨ªo Bravo. Una pesadilla para la pol¨ªtica y econom¨ªa mexicana cuyo mero contacto, como ocurri¨® hace dos meses, fulmin¨® al secretario de Hacienda, Luis Videgaray, cerebro de aquella reuni¨®n fallida.
Ahora, en uno de esos cambios de estado tan propios de la pol¨ªtica, todo sigue igual pero todo ha cambiado. Los actores son los mismos; las circunstancias no. Trump es el pr¨®ximo presidente y Pe?a Nieto, que fue vapuleado dentro y fuera de su pa¨ªs por haberle estrechado la mano, se siente con la legitimidad de reiniciar el di¨¢logo donde se qued¨®.
¡°Somos aliados, vecinos y socios; si a M¨¦xico le va bien tambi¨¦n a Estados Unidos y viceversa. Hay lazos inseparables entre ambos pa¨ªses¡±, se?al¨® el presidente mexicano en su mensaje a la naci¨®n. Con aire optimista en un d¨ªa gris, Pe?a Nieto record¨®, como ya hizo la vez pasada, que su inter¨¦s primordial es proteger los intereses de los mexicanos de ambos lados. ¡°Me entregar¨¦ con toda mi capacidad a ello¡±, remach¨®.
Sus palabras llegan en un momento clave. La victoria de Trump ha ca¨ªdo como un mazazo sobre M¨¦xico. El miedo a otra crisis hist¨®rica y, sobre todo, la constataci¨®n de que su vecino del norte ha optado por el lado oscuro ha desatado los peores temores. El peso ha ca¨ªdo en barrena, la patronal teme por el futuro y los analistas vaticinan una pronta intervenci¨®n del Banco de M¨¦xico, a trav¨¦s de la subida de los tipos de inter¨¦s. En este clima de inseguridad, el Gobierno ha lanzado una terapia de choque. A las palabras de Pe?a Nieto se han sumado las del gobernador del banco central, Agust¨ªn Carstens, y el secretario de Hacienda, Jos¨¦ Antonio Meade, quien incluso se ha reunido con la c¨²pula bancaria para disipar las dudas. El objetivo de esta ofensiva es reducir en lo posible el impacto del efecto Trump y preparar el escenario para una relaci¨®n que todos los observadores presumen tan inestable y explosiva como el mismo Trump.
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