Trump emula a Ortega, Maduro y Putin

Una de las caracter¨ªsticas de nuestro tiempo es que el populismo no es propio de un pa¨ªs, de una regi¨®n o de un continente; tampoco de una ideolog¨ªa, pues se da en los partidos pol¨ªticos tanto de izquierda como de derecha. El Populismo se ha convertido en un fen¨®meno universal: existe en Europa, en Asia, en Am¨¦rica Latina y, a partir de ayer, tambi¨¦n en los Estados Unidos.

Triunf¨® en las elecciones el candidato que para m¨ª representa la negaci¨®n del pol¨ªtico serio y responsable, aquel que le dice a la gente lo que debe saber y no lo que quiere o¨ªr, el que cree que el fin ¨²ltimo de la pol¨ªtica es educar a su pueblo.

Pienso que el electorado norteamericano eligi¨® ayer al m¨¢s ignorante, inculto y mentiroso de los candidatos presidenciales de los ¨²ltimos tiempos. No ha existido en la arena pol¨ªtica de los estados Unidos un aspirante a la Casa Blanca tan impulsivo, temperamental, racista, xen¨®fobo, mis¨®gino y capaz de utilizar el poder pol¨ªtico para hacer da?o.

La peligrosa combinaci¨®n de la personalidad de Donald Trump y el fuerte mandato recibido del pueblo norteamericano son una amenaza para la democracia.

Donald Trump es un hombre prepotente que bas¨® su campa?a apelando al miedo y al enojo de su pueblo. A partir de enero, recibir¨¢ las riendas del poder ejecutivo, obtuvo mayor¨ªa en el congreso y su partido tendr¨¢ muy pronto el control de la Corte Suprema de Justicia.

Este escenario no es muy diferente al poder que ostentan Vladimir Putin, Nicol¨¢s Maduro y Daniel Ortega. Solo nos queda esperar que la institucionalidad de los Estados Unidos, construida a lo largo de los ¨²ltimos 240 a?os, sea m¨¢s fuerte y prevalezca sobre cualquier intento de abuso de poder.

Afortunadamente para la humanidad muchas de las propuestas de Donald Trump no podr¨¢n convertirse en realidad. El presidente electo no podr¨¢ frenar la globalizaci¨®n construyendo muros f¨ªsicos o metaf¨®ricos, ni podr¨¢ desconocer unilateralmente los compromisos internacionales, como cuando cuestion¨® el papel que hoy juega Estados Unidos dentro de la OTAN.

Son muchas las razones que explican el triunfo de Donald Trump y los analistas pol¨ªticos se encargar¨¢n de analizarlas. Yo hoy solo quiero mencionar dos: el exacerbado machismo del pueblo norteamericano que le impidi¨® votar por una candidata sumamente preparada y de gran experiencia en la vida p¨²blica; y el racismo reflejado en la incapacidad de reconocer la labor del primer presidente afroamericano, un hombre brillante, admirado en su pa¨ªs y en el resto del mundo.

Creo que si Donald Trump hubiese sido candidato a la presidencia en Francia, Alemania, el Reino Unido, Dinamarca, Suecia o Costa Rica, con suerte hubiese obtenido un diez por ciento de los votos. Los hombres y mujeres de la patria de Lincoln se merecen algo mucho mejor.

?scar Arias S¨¢nchez fue presidente de Costa Rica de 1986 a 1990 y de 2006 a 2010 y obtuvo el Premio Nobel de la Paz en 1987 por sus gestiones para la pacificaci¨®n de Centroam¨¦rica.