Trump cae del friso
Un grupo de vecinos en Manhattan consigue retirar el nombre del presidente electo en tres edificios
Donald Trump se convertir¨¢ dentro de dos meses en el hombre m¨¢s poderoso del mundo, por mucho que miles de personas en todo el pa¨ªs corten las calles en el centro de las grandes ciudades al grito de ¡°no es mi presidente¡±. Pero hay otra manera de meterle el dedo al empresario donde m¨¢s le duele. Los vecinos del complejo residencial de lujo que mira al r¨ªo Hudson acaban de conseguir que el nombre del magnate deje de adornar de una vez para siempre la entrada de sus edificios.
Se trata de tres bloques del Trump Place, en el Upper West Side. La zona es conocida como el corredor de los millonarios. En su lugar utilizar¨¢n para identificarlos la direcci¨®n de la calle (140, 160 y 180 Riverside Boulevard). ¡°Es una peque?a victoria pero sienta realmente bien¡±, comenta la productora Linda Gottieb, una de las residentes que inici¨® la petici¨®n para cambiar el nombre, que fue apoyada por 600 residentes. Les da ¡°verg¨¹enza¡±, dice, vivir ah¨ª.
Como casi todo lo que tiene que ver con Donald Trump, su negocio inmobiliario es una verdad a medias. Los tres edificios son en realidad propiedad y est¨¢n gestionados desde hace once a?os por la firma Equity Residential. El complejo suma cerca de 1.300 apartamentos, todos en r¨¦gimen de alquiler. Los estudios se ofrecen por 2.600 d¨®lares al mes, de acuerdo con los portales inmobiliarios donde se anuncian los espacios vacantes. Un ¨¢tico puede llegar a los 12.500 d¨®lares.
La petici¨®n firmada por los vecinos se?alaba que muchos de los miembros del personal de sus edificios son inmigrantes o pertenecen a grupos minoritarios. "Trabajar en un edificio que lleva su nombre es un insulto para ellos", afirmaba la solicitud, en la que recordaban al gestor del complejo residencial que el nombre de Trump se estaba utilizando para elevar el patrimonio del empresario
No solo caen las grandes letras doradas de los frisos tan pronto como dej¨® de llover. Tambi¨¦n se van a cambiar las alfombras y los uniformes del personal que trabaja en los tres edificios. Antes de las elecciones se realizaron numerosas encuestas para valorar si la marca Trump estaba sufriendo. El 46% respondi¨® que nunca se quedar¨ªa en unos de sus hoteles y el 63% dijo que no jugar¨ªa en sus campos de golf. El 87% de los residentes en Manhattan vot¨® por Hillary Clinton.
Identidad neutral
¡°De esta manera damos al edificio una identidad m¨¢s neutral para los inquilinos actuales y los que vengan en el futuro¡±, explica Marty McKenna, portavoz de la compa?¨ªa propietaria. El complejo Trump Place, que se construy¨® hace dos d¨¦cadas sobre un antiguo dep¨®sito de trenes, cuenta con otros tres bloques de viviendas. En este caso propiedad de los inquilinos y los edificios est¨¢n gestionados por el imperio inmobiliario de la familia Trump.
Hasta hace pocos a?os se consider¨® como el mayor proyecto inmobiliario desarrollado en Manhattan por su escala y complejidad. En este barrio en la zona alta de la isla de Manhattan residen j¨®venes profesionales de alto poder adquisitivo, muchos de ellos extranjeros. Gottieb, como otros vecinos, no dio importancia al nombre hasta que el empresario empez¨® a lanzar sus mensajes racistas y sexistas durante la campa?a para llegar a la presidencia.
Los negocios son los negocios, y el nombre Trump tampoco era algo positivo para la compa?¨ªa que alquila los edificios. El cambio de nombre, sin embargo, es posible porque expir¨® el contrato que la compa?¨ªa inmobiliaria tiene con el empresario para explotar su nombre. El magnate, de hecho, licencia su marca a otros promotores que se hacen con sus proyectos y as¨ª es como construye su legado. Los datos p¨²blicos identifican 17 edificios en Manhattan que lucen la insignia familiar.
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