La izquierda quebrada
En las ¨²ltimas elecciones municipales, la izquierda fue duramente castigada en las urnas
?Existe a¨²n una izquierda en Brasil? Y esa izquierda, ?es progresista o conservadora? ?Entiende que el mundo hoy es otro o sigue prisionera de sus dogmas del pasado? ?Sabe detectar a los nuevos pobres?
Son preguntas importantes despu¨¦s del ¨²ltimo descalabro electoral, y a ellas ha respondido en parte el magistrado del Supremo Tribunal Federal, Lu¨ªs Roberto Barroso, en una entrevista al diario Folha de S.Paulo.
Barroso, considerado, por sus escritos, un magistrado progresista, defensor de los derechos de las minor¨ªas, ha sorprendido al afirmar que en Brasil ¡°existe una izquierda extremadamente conservadora, defensora de dogmas que la realidad ya ha superado¡±. Y a?ade: ¡°El modelo de Brasil no es preeminentemente capitalista. Es un socialismo para ricos¡±.
?Cu¨¢ndo, en efecto, hubo tantos millonarios y cu¨¢ndo los bancos ganaron como en los ¨²ltimos a?os mientras el pa¨ªs sigue en profunda recesi¨®n econ¨®mica?
?Por qu¨¦ est¨¢ muda, en este momento, la izquierda de Brasil mientras el Congreso prepara una amnist¨ªa para pol¨ªticos corruptos?
En las ¨²ltimas elecciones municipales, la izquierda fue duramente castigada en las urnas. ?Habr¨¢ sido porque los brasile?os se estan haciendo de derechas o porque la izquierda, que ha gobernado casi 14 a?os, ya no convence?
No se puede descartar que ese giro conservador se deba a que la izquierda se ha aburguesado, se ha vuelto conservadora y hasta corrupta. O a que la izquierda est¨¢ perdiendo el tren de la evoluci¨®n del mundo, dejando un r¨ªo de hu¨¦rfanos por el camino.
Sirve ello para Brasil y, en buena parte, para todas las fuerzas progresistas del mundo. Basta recordar la inesperada elecci¨®n del ultraconservador Trump en los Estados Unidos.
Hay quien defiende que la izquierda tradicional cumpli¨® ya su papel hist¨®rico, que est¨¢ agotada e incapacitada de detectar quienes son hoy los verdaderos pobres del mundo.
Si a¨²n as¨ª fuera, eso no quita que siga siendo necesaria una nueva ¡°fuerza social¡±, no dogm¨¢tica. Una izquierda sensible a los dolores del mundo y a las v¨ªctimas del capitalismo totalitario.
Me atrever¨ªa a decir que hoy esa izquierda es m¨¢s necesaria que nunca, ya que sobre la humanidad se ciernen nubes pre?adas de desinter¨¦s por el respeto a la vida y a los que se quedan arrinconados, tr¨¢tese de personas que de pueblos.
Si no existe gobierno democr¨¢tico sin una oposici¨®n pol¨ªtica, tampoco existir¨¢ un liberalismo ni un nuevo modernismo sin el contrapunto de una izquierda comprometida con las victimas m¨¢s que con los verdugos.
Una izquierda que sirva de contrapunto a la cultura del poder por el poder, ese que se despreocupa de mirar para atr¨¢s para ver si alguien ha tropezado y se ha quedado en el camino.
Esa izquierda capaz de sintonizar con un mundo en transformaci¨®n, con sus nuevos problemas y sus nuevos quejidos.
Una izquierda que no sea una iglesia donde solo sus fieles sean dignos de salvaci¨®n.
?Qu¨¦ pintan en el mundo de hoy, por ejemplo, esos miles de sindicatos de izquierdas, defensores de los derechos de los trabajadores, cuando los nuevos pobres son los desempleados forzosos, las minor¨ªas perseguidas y los que nunca tuvieron acceso a la cultura? ?Qui¨¦n se preocupa con ellos?
?Qu¨¦ hizo, por ejemplo, todos estos a?os la izquierda en Brasil por la ense?anza, si es cierto que sigue estando en el furg¨®n de cola del ranking mundial y que cada a?o un mill¨®n de j¨®venes abandona el instituto? ?D¨®nde acabar¨¢n esos muchachos?
Brasil y el mundo necesitan de una izquierda capaz de resurgir de las cenizas de su aburguesamiento y de la incapacidad de saber leer lo que de verdad piensa y ama la gente de hoy.
El mal de ciertos intelectuales de izquierdas es que prefieren discutir sobre el mundo como a ellos les gustar¨ªa que fuera y no como es en realidad. As¨ª llegan despu¨¦s las sorpresas a la Trump.
La izquierda seguir¨¢ siendo indispensable para contribuir a mantener viva la democracia y cuidar de los excluidos.
Pero deber¨¢ hacerlo en caravana con todos los dem¨¢s, sin necesidad de demonizar a nadie.
Y sin dogmas, que son las piedras de la tumba de la libertad.
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