Amenazadas y asesinadas por ¡®mancillar¡¯ el honor familiar
En los territorios palestinos, decenas de mujeres son v¨ªctimas de los conocidos como 'cr¨ªmenes de honor'
Ni vasos de cristal, ni vajilla de loza, ni cubiertos de metal. Pr¨¢cticamente todo es de pl¨¢stico para evitar intentos de suicidio. As¨ª es la cocina del ¨²nico refugio de emergencia para mujeres amenazadas de muerte y v¨ªctimas de la violencia de g¨¦nero que existe en los territorios ocupados palestinos. Puertas sin pestillos, ventanas enrejadas y hasta cinco mujeres que, por turnos, cuidan y vigilan a las internas, son otras medidas preventivas que toman en el centro.
Dima Nashashibi, conoce muy bien el calvario por el que pasan las v¨ªctimas de lo que llama ¡°un tumor cultural¡± que hay que extirpar. Es la directora de esta casa de acogida donde se refugian las que logran salir de su calvario, y lleva d¨¦cadas ocup¨¢ndose de la violencia contra la mujer en general y de los conocidos como?cr¨ªmenes de honor en particular, una lacra culturalmente muy extendida en Oriente Pr¨®ximo que tiene sus ra¨ªces en la costumbre y en la diferencia de educaci¨®n entre hombres y mujeres en este tipo de sociedades patriarcales en las que existe un abismo de g¨¦nero, entre lo permitido o socialmente aceptable para ellos y para ellas.
Las mujeres, en muchos casos, llegan al matrimonio siendo a¨²n ni?as y algunas directamente a enlaces arreglados entre los patriarcas de las familias. Ir contra la uni¨®n pactada, verse a escondidas con un novio, ser sospechosa de adulterio o denunciar al marido por maltrato son las situaciones que m¨¢s com¨²nmente dan lugar a que los familiares, generalmente varones, tomen la decisi¨®n de "limpiar el honor" asesin¨¢ndolas.
Como Nadia (nombre ficticio por razones de seguridad), una joven viuda que lleg¨® con lo puesto, amenazada de muerte por su entorno, que la acusaba de tener novio; algo socialmente inaceptable para los sectores m¨¢s conservadores. Ha pasado tres semanas en el refugio. Tres semanas de complicadas negociaciones para que la readmitieran en casa sin represalias. ¡°Su caso fue especialmente dif¨ªcil porque exist¨ªa la amenaza de su familia y la de la familia de su difunto marido. Adem¨¢s cre¨ªan que estaba en un prost¨ªbulo¡±, explica Dima.
El refugio en el que, como Nadia, terminan algunas de estas mujeres amenazadas de muerte, es una vieja construcci¨®n de los a?os sesenta, de una sola planta, con jard¨ªn y rodeada por una tapia de unos tres metros de altura. Est¨¢ en Jeric¨®, en un entorno semides¨¦rtico que, por motivos de seguridad, muy pocos conocen. ¡°Lo mantenemos en secreto para evitar que familiares o allegados traten de secuestrarlas o matarlas. Por eso aqu¨ª tampoco pueden utilizar el m¨®vil ni acceder a internet. Ni los vecinos saben que esto es un centro de acogida¡±, explica Dima mostrando las c¨¢maras y medidas de seguridad del recinto.
La casa, que depende del Centro de Mujeres para Ayuda Legal y Asesoramiento (una ONG con sede en Ramala, WCLA, por sus siglas en ingles), cuenta con dos habitaciones comunes, en las que pueden convivir hasta ocho mujeres, dos ba?os, un patio para hacer ejercicio y un jard¨ªn con columpios adem¨¢s del peque?o cuarto de las supervisoras y el despacho que comparten Dima y Amina, la trabajadora social encargada de evaluar la gravedad de los casos. Ambas est¨¢n de guardia las veinticuatro horas. ¡°Nunca apagamos el tel¨¦fono. Nuestros casos siempre son graves as¨ª que, actuar r¨¢pido, es cuesti¨®n de vida o muerte¡±, cuenta Dima. Trabajan codo con codo con la divisi¨®n de familia de la polic¨ªa palestina y con las diez unidades regionales de protecci¨®n familiar del Ministerio de la Mujer palestino.
Los avisos suelen llegar a trav¨¦s de los trabajadores sociales locales o de ONG con las que colaboran. Como Sawa, que tiene un tel¨¦fono de emergencia gratuito, el 121. ¡°Les proporcionamos ayuda psicol¨®gica y legal pero tambi¨¦n ropa y ¨²tiles de primera necesidad porque llegan sin nada¡±, puntualiza Amina.
Ley obsoleta
A las barreras culturales que impiden el desarrollo de la mujer hay que sumar la obsoleta ley en vigor. A pesar de que el presidente palestino, Mahmud Abbas, la enmend¨® en 2011 para dejar sin efecto un art¨ªculo que exoneraba de culpa a los maridos que asesinasen a su mujer en caso de adulterio, lo cierto es que, seg¨²n denuncian las asociaciones de mujeres, cuando se trata de ¡®cr¨ªmenes de honor¡¯, los tribunales siguen apelando a la costumbre e imponiendo penas m¨ªnimas, de apenas unos meses. ¡°Hace falta un nuevo C¨®digo Penal pero tambi¨¦n educar en la igualdad. Es muy dif¨ªcil para una mujer sobrevivir sola en nuestra sociedad por eso, la mayor¨ªa, no denuncia y nuestra primera opci¨®n es mediar con la familia para que regresen con seguridad¡±, explica Dima.
Para ello tienen un mes. Si en ese tiempo no logran solventar el problema derivan a la afectada una de las dos casas de acogida para casos no urgentes que hay en Cisjordania: en Beit Sahour y en Nablus. En Gaza hay una ¨²nica casa para cubrir las necesidades de la franja. Aun as¨ª, reconoce Dima, es imposible garantizar que mujeres como Nadia, cuando regresen no sean asesinadas.
Hablar de los llamados ¡®cr¨ªmenes de honor¡¯ en los territorios palestinos es un tema tab¨² al que pocos llaman por su nombre porque amplios sectores de la sociedad los aprueba. Son, como apuntan las asociaciones que lidian a diario con el problema, actos de violencia contra la mujer: agresiones, homicidios, acoso. ¡°No hay honor¡± en ning¨²n asesinato, remarcan.
Los n¨²meros no reflejan la realidad en Palestina
- En lo que va de a?o son nueve las mujeres palestinas asesinadas por familiares en el marco de los llamados ¡®cr¨ªmenes de honor¡¯, seg¨²n los datos de la federaci¨®n de asociaciones de mujeres palestinas, al-Muntada.
- Pero, como dice Soraida Hussein, la fundadora del Comit¨¦ T¨¦cnico de Asuntos de Mujeres ¡°no esperemos que los n¨²meros nos den la realidad¡± porque hay mujeres que mueren en ¡°extra?as circunstancias¡± que no cuentan en las estad¨ªsticas. Adem¨¢s, las cifras de la polic¨ªa, las organizaciones de mujeres y el centro estad¨ªstico palestino rara vez coinciden.
- Por ejemplo, seg¨²n al-Muntada, en 2015 13 mujeres fueron asesinadas por sus c¨®nyuges o familiares en este tipo de cr¨ªmenes, una cifra que Amnist¨ªa Internacional eleva a 18.
- El a?o pasado, las tres casas refugio de Cisjordania atendieron a 115 mujeres entre los 15 ¡ªedad m¨ªnima permitida para casarse¡ª y los 55 a?os, mientras que en 2016 ya han pasado por los cuatro centros 130, los 18 m¨¢s graves por el de emergencia de Jeric¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.