La victoria de Donald Trump reaviva temores escondidos
El nerviosismo se apodera de algunas minor¨ªas en EE UU ante la llegada al poder del nuevo presidente
Como cada domingo, el reverendo Robert Harvey lleg¨® pasadas las siete de la ma?ana a la Iglesia Episcopal de Nuestro Salvador en Silver Spring (Maryland) para organizar las misas del d¨ªa. No esperaba ver las pintadas. Una, en el muro de ladrillos que delimita un jard¨ªn memorial donde reposan las cenizas de los muertos. La otra, en un cartel que anunciaba misas en espa?ol. Ambas dec¨ªan lo mismo: ¡°Naci¨®n Trump. Solo blancos¡±.
Aquella misma ma?ana, un ni?o de siete a?os, hijo de un nigeriano, vio la primera pintada, y le pregunt¨® al reverendo:
¡°?As¨ª ser¨¢ a partir de ahora?¡±
¡°Hagamos que las cosas sean mejores¡±, respondi¨® el reverendo.
Harvey es wasp, acr¨®nimo de blanco, anglosaj¨®n y protestante. La mayor¨ªa de la congregaci¨®n es inmigrante. Africanos, caribe?os e hispanos.
Era el primer fin de semana despu¨¦s de las elecciones presidenciales del 8 de noviembre. El candidato que en la campa?a agit¨® el odio contra las minor¨ªas y los extranjeros, el republicano Donald Trump, derrot¨® a la dem¨®crata Hillary Clinton, que habr¨ªa podido convertirse en la primera mujer presidenta.
Estados Unidos es desde ese d¨ªa un pa¨ªs nervioso. Algunos extranjeros, desde latinoamericanos a musulmanes, se sienten inseguros. Las informaciones sobre episodios de acoso se han disparado. El Southern Poverty Law Center, una organizaci¨®n con sede en Alabama, en el coraz¨®n de lo que fue el Sur segregado, ha registrado 701 incidentes entre el 9 y el 16 de noviembre. La mayor¨ªa se dirigen a inmigrantes y negros. El lugar m¨¢s habitual donde ocurren son escuelas primarias y secundarias.
El miedo no es general y, en un pa¨ªs de 310 millones de habitantes, 701 incidentes en una semana no son num¨¦ricamente significativos. Lo que es significativo es que los agresores, como los de la iglesia de Silver Spring, puedan sentirse legitimados por la m¨¢xima autoridad del pa¨ªs, puedan deducir, de la ret¨®rica xen¨®foba del presidente, que es correcto hostigar al hispano, o al musulm¨¢n.
No hace falta alejarse demasiado de Washington, la capital en la que est¨¢ a punto de desembarcar la Administraci¨®n Trump, para entender la inquietud que causa la llegada al poder de un presidente que ha prometido expulsar a millones de inmigrantes, vetar la entrada de musulmanes al pa¨ªs u obligarles a inscribirse en un registro.
Cerca de Silver Spring, en Langley Park, se encuentra La Uni¨®n Mall, un centro comercial que es un peque?o pueblo centroamericano.
¡°Hay menos personas aqu¨ª desde que gan¨® Trump¡±, dice la guatemalteca M¨®nica Castillo, empleada de la panader¨ªa La Chapina Bakery. Cuenta que salen menos de sus casas y gastan menos. ¡°La gente quiere ahorrar para enero¡±, a?ade.
Ese mes, el d¨ªa 20 Trump jurar¨¢ el cargo y oficialmente ser¨¢ el presidente. Algunos temen lo peor: que cumpla con sus amenazas y empiecen las redadas para encontrar inmigrantes sin papeles.
¡°Del dicho al hecho hay un trecho. ?l va a actuar contra las personas que hayan cometido delitos. Contra las que personas que hace lo correcto, no lo veo¡±, dice Dora Mancham¨¦, la propietaria de La Chapina Bakery.
¡°Si hay persecuci¨®n, Langley Park desaparece¡±, dice Patricio Zamora, propietario de un estudio fotogr¨¢fico en La Union Mall. ¡°De este centro comercial no quedar¨ªa nadie¡±.
A 40 kil¨®metros de all¨ª, por el beltway, el anillo de autopistas siempre atascadas que rodea Washington, tras cruzar al r¨ªo Potomac se llega a Falls Church. All¨ª se encuentra el centro Dar Al-Hijrah, una de las mayores mezquitas de la regi¨®n. Es viernes, d¨ªa de plegaria, y fuera hay un mercadillo con comida y coches de polic¨ªa protegiendo el edificio.
Colin Christopher, un musulm¨¢n de origen alban¨¦s nacido en Estados Unidos, traza un paralelismo entre el d¨ªa de los atentados del 11 de septiembre de 2001 y el 9 de noviembre de 2016, el d¨ªa que se supo que Trump ser¨ªa el presidente.
¡°El 11/9 fue horrible para todos los americanos. El 9/11 fue una alegr¨ªa para algunos y uno de los d¨ªas de m¨¢s miedo para otros¡±
¡°El 11/9 fue horrible para todos los americanos. El 9/11 fue una alegr¨ªa para algunos y uno de los d¨ªas de m¨¢s miedo para otros¡±, dice Christopher, que se encarga de las relaciones con el Gobierno. ¡°El 11/9 nos unimos como pa¨ªs y el 9/11 quedamos bastante divididos. Hist¨®ricamente, supone una amenaza m¨¢s grande para nuestro pa¨ªs que el 9/11¡±.
Christopher enciende su ordenador y ense?a v¨ªdeos de ni?os y ni?as musulmanes relatando experiencias de acoso en la escuela. Los v¨ªdeos est¨¢n grabados antes de la victoria de Trump. Repiten una frase: ¡°Me llamaron terrorista". O: ¡°Me llamaron ISIS¡±.
Una semana antes, el superintendente de educaci¨®n del condado de Montgomery, Jack Smith, envi¨® una carta a los padres, en la que explicaba que las escuelas son espacios seguros donde se respeta a cada individuo y no se tolera el acoso: se entiende, en la carta, que tampoco las autoridades van a buscar ni?os sin papeles, o pedir informaci¨®n sobre ellos. Smith animaba a mantener conversaciones ¡°abiertas y respetuosas¡± sobre lo que representa vivir en democracia.
En la ma?ana del mi¨¦rcoles 9 de noviembre, horas despu¨¦s de conocerse el resultado electoral, los ni?os de una escuela del mismo condado coreaban consignas contra el nuevo presidente y hablaban de la posibilidad de una Tercera Guerra Mundial. Otros mencionaban las deportaciones. Una maestra de cuarto les explic¨® que no deb¨ªan temer nada. Nadie quiere una guerra en Estados Unidos, y el presidente no puede hacer lo que ¨¦l quiera, a su antojo. Despu¨¦s, les puso la tarea de reflexionar sobre conceptos como la tolerancia y la inclusi¨®n, y escribieron sus reflexiones en unas cartulinas gigantes.
El novelista Philip Roth describi¨® bien este sentimiento infantil en su novela ¡®La conjura contra Am¨¦rica', unas falsas memorias de infancia en las que imagina que el h¨¦roe de la aviaci¨®n y filonazi Charles Lindbergh derrota en las elecciones de 1940 a Franklin Roosevelt. ¡°No hay infancia sin terrores, y sin embargo me pregunto si yo habr¨ªa sido un ni?o menos asustado si Lindbergh no hubiese sido presidente o si yo no hubiese sido descendiente de jud¨ªos¡±, escribe. ¡°Lindberg fue el primer americano famoso vivo al que aprend¨ª a odiar, de la misma manera que Roosevelt fue el primer americano famoso vivo al que me ense?aron a amar¡±.
De Silver Spring a Falls Church, y en otros puntos del pa¨ªs, lo novedoso es que la causa de la inquietud ¡ªlo que enciende los temores de los ni?os y moviliza a los profesores, lo que alerta a las comunidades religiosas y lleva a los inmigrantes a ahorrar por si acaso¡ª sea la m¨¢xima autoridad del pa¨ªs, el s¨ªmbolo de la naci¨®n, una autoridad te¨®ricamente protectora. Un presidente que d¨¦ miedo no es algo a lo que Estados Unidos est¨¦ acostumbrado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.