El ritmo del hambre no es el de la burocracia

¡ªVosotros hoy os vais a vuestra casa. Cuando llegu¨¦is, vais a tener empleada dom¨¦stica, la comida en la mesa, vuestros hijos van a estar bien.

¡ªNosotros no.

Maria Francineide Ferreira dos Santos sol¨ªa sujetar el remo. Hoy, empu?a el micr¨®fono. Casi grita. Es una mujer al l¨ªmite. En este momento, ya falta poco para que acabe la audiencia p¨²blica en el centro de convenciones de Altamira, en Par¨¢. Maria Francineide presiente que puede no haber ninguna conclusi¨®n, y su temor aumenta. Al salir de all¨ª, como tantos otros, no tiene adonde volver. Es una audiencia p¨²blica para garantizar que los ribere?os afectados por la central hidroel¨¦ctrica de Belo Monte tengan una vida. Pero lo que est¨¢ en juego, en este momento, es que la vida no es un concepto abstracto, la vida es.

Este es el grito de Maria Francineide. Mientras que para algunos, los que tienen casa a la que volver, la vida puede ser discutida, y hasta filosofada, para Maria Francineide y otras centenas la vida urge, porque la muerte urge. La desesperaci¨®n de Maria Francineide es que aquellos que tienen el poder de decidir sobre su vida no entienden ¡ªo fingen que no entienden¡ª que la vida no es tan solo algo de lo que se habla, sino algo en movimiento de muerte.

Hab¨ªa por lo menos dos tipos de personas reunidas aquel viernes, 11 de noviembre: aquellas para quienes el hambre es tan solo una palabra; aquellas para quienes el hambre es.En esta diferencia es donde la tragedia se instala en el auditorio de la ciudad amaz¨®nica: aquellos para quienes el hambre es tan solo una palabra tienen el poder de decidir sobre el hambre de aquellos para quienes el hambre es.

1. Lo que Maria Francineide les dijo a los que saben leer y escribir

Maria Francineide necesita que la entiendan. Y el tono de su voz se eleva un poco m¨¢s:

¡ªHay autoridades aqu¨ª. Vosotros sab¨¦is leer y escribir, yo no. Pero s¨¦ hablar. Y quiero mis derechos. Ya no tengo m¨¢s c¨®mo pediros nada: mirad mi caso. Porque ya he dicho todo lo que ten¨ªa que decir. ?Qu¨¦ m¨¢s quer¨¦is que os pida? ?Limosna? ?No soy una mendiga! Soy una ribere?a, soy una pescadora. Y quiero mis derechos como mujer, como ciudadana. Perdonadme, ?pero es mi grito de socorro!

Maria Francineide no sabe leer ni escribir, pero sabe de lo que habla

Maria Francineide hace en su intervenci¨®n esa otra divisi¨®n: aquellos que dominan la palabra escrita y aquellos que cuentan con la palabra oral. Deja expl¨ªcito en cu¨¢l de esas palabras est¨¢ el poder de decidir sobre los destinos. Aquellos que, como ella, cuentan la vida por la oralidad, con mucha frecuencia no son contados en la escritura. Sin ser contados, no cuentan. Cuando el Gobierno Federal decidi¨® construir Belo Monte, ni siquiera fueron escuchados. Tampoco fueron contemplados en el mapa de las consecuencias de represar el r¨ªo Xing¨². Sin estar en la letra, era como si no existiesen. Maria Francineide no sabe leer ni escribir, pero sabe de lo que habla.

En este momento, Maria Francineide se dirige principalmente a dos ¡°que saben leer y escribir¡±: Suely Ara¨²jo, la presidenta del IBAMA (Instituto Brasile?o del Medio Ambiente), y Amauri Daros, representante de Norte Energia, la empresa concesionaria de Belo Monte. Est¨¢n all¨ª llamados por la fiscal de la Rep¨²blica Thais Santi, que desde hace a?os denuncia las violaciones de los derechos humanos y ambientales producidas por la construcci¨®n de una central hidroel¨¦ctrica conocida en la regi¨®n como ¡°Belo Monstro¡± (¡°bello monstruo¡±).

?Cu¨¢l es la monstruosidad de Belo Monte? En la arquitectura proyectada en los pasillos de Brasilia, lo p¨²blico y lo privado se mezclan. La arquitectura financiera de la obra, hoy estimada en 30.000 millones de reales (8.845 millones de d¨®lares), en su mayor¨ªa financiados por fondos p¨²blicos del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo de Brasil), est¨¢ siendo investigada por la Operaci¨®n Lava Jato (autolavado). Pero la cat¨¢strofe humanitaria causada por ella sigue desarroll¨¢ndose en el Xing¨² con niveles cada vez mayores de desesperaci¨®n. Larepresa del r¨ªo repres¨® la vida de Maria Francineide y de miles de personas m¨¢s. Lo que ella grita ¡ªy eso es lo que debe escucharse¡ª es que el represar las vidas no puede ser tratado tan solo como una met¨¢fora. El represar represa. Y a aquel que quiere vivir se le impide vivir.

Cada ribere?o que sube al escenario y empu?a el micr¨®fono carga en sus ojos aquella dureza que proviene de la desesperaci¨®n. Esta es una sombra nueva en la mirada de los xinguanos. ¡°Voy a deciros lo que es derecho. No quer¨ªamos a Norte Energia en nuestra regi¨®n. Hoy no consigo mantener a mi familia con la pesca. Hoy estoy mendigando el pan. ?Sabes lo que es mendigar el pan? ?Esperar a que el vecino me d¨¦ un poco de leche para mi hija?¡±, dice Gilmar da Silva Gomes. Le da la espalda al p¨²blico. Quiere hablar con los de la palabra escrita: ¡°No tengo estudios. Uso mi portugu¨¦s, mi forma de hablar. Pero tengo verg¨¹enza de vuestros profesores, creo que necesit¨¢is volver a la escuela un poco. ?Sab¨¦is lo que es el Xing¨² para nosotros? Es nuestro banco, es nuestra vida. Est¨¢is ganando miles de millones. ?C¨®mo hab¨¦is podido prenderles fuego a nuestras casas sin ni siquiera pagar una indemnizaci¨®n? Por el amor de Dios, ?qu¨¦ est¨¢ pasando? ?Quer¨¦is meter a este mont¨®n de padres de familia en la c¨¢rcel?¡±

La tensi¨®n es creciente, sube junto con el tono de voz. Los afectados por Belo Monte esperan mucho de la audiencia p¨²blica.

2. C¨®mo Thais Santi rompi¨® la represa de las palabras

Ninguna de las 26 demandas presentadas contra Belo Monte por la Fiscal¨ªa Federal consigui¨® suspender la obra de la central durante m¨¢s de algunos d¨ªas. O producir reparaci¨®n. Thais Santi decidi¨® entonces que era imperativo atravesar la barrera entre los mundos. Era necesario que la palabra escrita se encontrase con la oral. No como una relaci¨®n entre subalternos, como es tan com¨²n en estos casos, sino como un di¨¢logo de conocimientos. Todav¨ªa durante el primer semestre, la fiscal tom¨® un avi¨®n a S?o Paulo. Hab¨ªa programado una conversaci¨®n con la presidenta de la SBPC (Sociedad Brasile?a para el Progreso de la Ciencia), Helena Nader.

¡°Los ribere?os son los invisibles de Belo Monte. No tienen ni siquiera a la FUNAI (Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena)¡±

En un momento tan brutal de Brasil ¡ªy del mundo¡ª, donde los muros de las urbanizaciones cerradas se yerguen a¨²n m¨¢s altos y se refuerzan los alambres de espino, se abri¨® all¨ª una de las pocas ventanas de 2016. La SBPC se puso al servicio de los refugiados de Belo Monte para producir un informe que permitiese alcanzar al menos dos objetivos: un diagn¨®stico preciso de la destrucci¨®n humana y ambiental generada por la central y una propuesta concreta para que los ribere?os pudiesen recuperar su modo de vida, y volver a vivir. ¡°Quedarse en la universidad, entre muros cerrados, sin interferir en la realidad, no vale de nada¡±, se posicion¨® Thais Santi, que, antes de hacerse fiscal, fue profesora universitaria en el ¨¢rea de derecho.

Veintis¨¦is de los mejores investigadores del pa¨ªs, de diversas ¨¢reas y diferentes universidades, fueron al Xing¨² y produjeron un informe de m¨¢s de 300 p¨¢ginas. El grupo de trabajofue coordinado por dos de las m¨¢s notables antrop¨®logas brasile?as: Manuela Carneiro da Cunha, profesora jubilada de la Universidad de S?o Paulo y profesora em¨¦rita de la Universidad de Chicago, y Sonia Magalh?es, profesora de la Universidad Federal de Par¨¢. El proyecto recibi¨® el apoyo de la Fiscal¨ªa Federal de Brasil y del ISA (Instituto Socioambiental).

Al abrir la audiencia, Thais Santi dijo: ¡°Yo no soy de aqu¨ª. Vine del sur. Durante mucho tiempo de mi vida, viv¨ª dentro de una universidad. Ense?ando a pensar un mundo diferente. Una de las cosas que aprend¨ª es que es posible estar en el mundo y no ser. Es posible estar en el r¨ªo y no ser. Es posible estar en el r¨ªo y ya no ser ribere?o. Es eso lo que he descubierto aqu¨ª, en este proceso que violenta. La Fiscal¨ªa Federal ya ha denunciado el etnocidio de los ind¨ªgenas, cuando fueron llevados al mostrador de Norte Energia a consumir, y sus aldeas fueron transformadas en periferias urbanas. El etnocidio se?ala la destrucci¨®n de la cultura, la destrucci¨®n sistem¨¢tica de los modos de vida. Este pa¨ªs exige que se respete al diferente. Y Belo Monte no ha hecho eso. Pero los ribere?os no tienen ni siquiera a la FUNAI (Fundaci¨®n Nacional del Ind¨ªgena). Estamos aqu¨ª, por lo tanto, hablando de los invisibles de Belo Monte. Estamos hablando de un vac¨ªo, de un agujero en el proceso de licenciamiento de Belo Monte.

El acto de Thais, al ir a buscar a la SBPC, provoc¨® la primera ruptura de la barrera. Aquellos que, como dijo Maria Francineide, ¡°son autoridades, saben leer y escribir¡± atravesaron los muros: llegaron al Xing¨² y usaron la palabra escrita no para violentar, sino para producir conocimiento. A partir de los m¨¦todos de la academia, pero tambi¨¦n a partir de la experiencia acumulada por los ribere?os. El informe producido materializa esta conversaci¨®n entre saberes. Como, en la memoria de los pueblos de la selva, ¡°aquellos que saben leer y escribir¡±, las ¡°autoridades¡±, escriben para subyugarlos y expulsarlos, esta aproximaci¨®n no se produce sin una tensi¨®n inicial.

3) Lo que la pescadora Raimunda le dijo a Jansen, experto en peces, en las escaleras:

Antes de la audiencia p¨²blica, hubo encuentros de investigadores, ribere?os y t¨¦cnicos del IBAMA y de la ANA (Agencia Nacional de Aguas), entre otros. Al final de un d¨ªa de conversaciones dif¨ªciles, Jansen Zuanon, investigador del INPA (Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia) y uno de los principales estudiosos de los peces de la Amazonia,bajaba las escaleras para irse. Ya era de noche, pero el calor en esta ¨¦poca del a?o en Altamira produc¨ªa una sensaci¨®n de invernadero. La pescadora Raimunda Gomes da Silva, que conoce los peces del Xing¨² en la intimidad de lo cotidiano y, hasta que se construy¨® Belo Monte, depend¨ªa de ellos para generar ingresos en la feria, lo intercept¨®. Quien conoce a Raimunda sabe que no hay escapatoria si est¨¢ decidida a aclarar alg¨²n punto. Era el caso. La mano negra de Raimunda pesc¨® a Jansen por un brazo muy blanco:

¡ªNo hay ning¨²n profesor con 15 carreras que sepa m¨¢s que un colono. No tenemos lecturas, pero tenemos sabidur¨ªa. Escucha lo que te digo: somos nosotros los que sostenemos a esa ¨¦lite. Es la mano gruesa la que sostiene la mano fina.

Jansen la escuch¨® con respeto. Y respondi¨®:

¡ªLo m¨¢s bonito es que uno no vive sin el otro. Son dos visiones de mundo.

Se separaron. Uno hacia el hotel, la otra hacia la periferia de Altamira. Se separaron un poco m¨¢s juntos.

4. C¨®mo los documentos oficiales proporcionan una relectura del realismo m¨¢gico

Incluso antes de empezar, la audiencia p¨²blica tuvo que ser transferida a toda prisa a un espacio m¨¢s grande, porque comenzaron a llegar centenas de ribere?os, en un n¨²mero muy superior al previsto. Al final de la ma?ana ya pasaban de 800, seg¨²n los organizadores, lo que sorprendi¨® a la propia fiscal. Vestidos con su mejor ropa, algunos con zapatos m¨¢s grandes que los pies. A lo largo de las m¨¢s de 10 horas de embate, la dramaticidad fue creciendo. Todo all¨ª ten¨ªa que ver con cu¨¢l era la palabra que ten¨ªa valor.

Esta vez, los afectados por Belo Monte contaban con un aliado poderoso: las voces de la academia, la SBPC. Los "expertos", tal como los presentan los medios de comunicaci¨®n. Se produjo entonces un fen¨®meno que ser¨ªa fascinante, si no fuese por sus efectos de cat¨¢strofe: la palabra de los documentos oficiales se mostr¨® impermeable a la palabra de quienes viven la vida descrita. Ni el amparo de la SBPC fue suficiente para alterar, en aquel primer momento, un valor entra?ado en las ra¨ªces de Brasil.

Uno a uno los ribere?os subieron al escenario, tomaron el micr¨®fono y contaron c¨®mo el r¨ªo ya no es el mismo r¨ªo, el agua ya no es la misma agua, los peces no son los mismos peces y la pesca ya no es la misma. Jansen Zuanon y otros investigadores tomaron el micr¨®fono para presentar el an¨¢lisis de los datos recogidos y mostraron que el r¨ªo no es el mismo r¨ªo, el agua no es la misma agua, los peces no son los mismos peces y la pesca ya no es la misma pesca. Y que todo esto todav¨ªa puede empeorar mucho. Pero los informes oficiales, seg¨²n subrayaron el jefe de la oficina del IBAMA en Altamira, Hugo Loss, y el representante de Norte Energia, Amauri Daros, afirmaban que el Xing¨² segu¨ªa sin alteraciones significativas despu¨¦s de Belo Monte.

La distancia entre la vida vivida y la vida descrita en los documentos oficiales fue provocando un creciente malestar. Algunos fragmentos de discursos recogidos a lo largo de las horas ayudan a iluminar el impase:

Jansen Zuanon (SBPC): ¡°Sab¨¦is mucho m¨¢s de lo que yo vengo aprendiendo en los ¨²ltimos a?os (dirigi¨¦ndose a los ribere?os, antes de explicar que la variedad de peces end¨¦micosen la Volta Grande [vuelta grande] del Xing¨² es extraordinaria y que no se repite en ning¨²n otro lugar). Pero aquel Xing¨² de la Volta Grande va a dejar de existir. La recomposici¨®n del r¨ªo tardar¨¢ entre dos y cinco a?os. En ese per¨ªodo, hay que encontrar una manera de que los pescadores sobrevivan¡±.

Amauri Daros (Norte Energia): ¡°Hasta el momento la calidad del agua no ha mostrado grandes alteraciones¡±.

Gilmar Gomes (ribere?o): ¡°?Ah, pues yo quer¨ªa haber estudiado en la universidad de este hombre!¡±

Jansen (SBPC): ¡°La vegetaci¨®n suprimida fue enterrada. Va a pudrirse y tiende a crear serios problemas en la calidad del agua. Es posible prever una nueva ola de mortalidad de peces, debido a la contaminaci¨®n org¨¢nica generada y a la reducci¨®n de las proporciones de ox¨ªgeno. Hemos encontrado peces muy delgados, con infecciones de la boca. Los peces que habr¨ªan nacido no estar¨¢n ah¨ª dentro de dos a?os. El r¨ªo no est¨¢ haciendo lo que hac¨ªa, los peces no saben qu¨¦ hacer, los pescadores no saben qu¨¦ hacer¡±.

Hugo Loss (IBAMA): ¡°Hay una previsi¨®n de que la calidad puede empeorar, pero eso todav¨ªa no ha sido constatado¡±.

Giacomo Dall Acqua Shaffer (ribere?o): ¡°Yo no he estudiado, pero el Gobierno me dio un carnet de pescador. Desde los ocho a?os pesco para sobrevivir, y viv¨ªa muy bien, gracias, antes de que Norte Energia llegase aqu¨ª. Y hoy paso hambre. Pero si hay un culpable es el IBAMA. No somos nosotros, los pescadores. No es Norte Energia. Estoy totalmente seguro de lo que digo: somos invisibles para vosotros¡±.

Amauri (Norte Energia): ¡°Voy a apropiarme de la expresi¨®n que Thais (Santi) usa la de la invisibilidad. (Y cita acciones de la empresa para reubicar a los ribere?os que, en su opini¨®n, deber¨ªan haber sido tenidas en cuenta en la audiencia.) Quedaron tambi¨¦n invisibles las cuestiones relacionadas con todos los dem¨¢s proyectos que vamos a implementar tras el reasentamiento. Qued¨® invisible tambi¨¦n que hace cuatro a?os que se estudia el stock pesquero. Para que la cosa no se quede tan invisible, me gustar¨ªa presentar estas contribuciones¡±.

Giacomo (ribere?o): ¡°Desde 2012 hacia ac¨¢ un hurac¨¢n llamado Belo Monte acab¨® con todo lo que ten¨ªa. Acab¨® con el r¨ªo. Hoy ya no existe el r¨ªo, existe el pozo del Xing¨². Si dec¨ªs que nada ha cambiado en el r¨ªo, ?c¨®mo es posible que vivi¨¦semos una vida tan holgada antes de Belo Monte y ahora nos veamos obligados a mendigar el pan, entonces? No tengo nada en contra de su persona (refiri¨¦ndose a la presidenta del IBAMA). Usted es el Gobierno y mi problema es con esa instituci¨®n. He visto pasar a m¨¢s de cinco presidentes del IBAMA en estos cuatro a?os y ninguno ha visto nuestra situaci¨®n. ?Usted va a ser la sexta?¡±

Suely Ara¨²jo (IBAMA): ¡°En seis meses de IBAMA es la segunda vez que estoy aqu¨ª. No estoy cayendo de paraca¨ªdas en el tema. Toda obra como esta tiene impactos ser¨ªsimos, que son mitigados en las condicionantes. He visto la cantidad de condicionantes con problemas y le he pedido a nuestro personal que haga una averiguaci¨®n completa. Esto se resolver¨¢ punto a punto. Los datos, hasta ahora, no se?alan la reducci¨®n del volumen de los peces. Vamos a intentar entender lo que est¨¢ sucediendo. No estoy diciendo que no haya disminuido. Estoy diciendo que, en los informes, por lo que me han informado hasta ahora, no est¨¢ dando eso¡±.

Giacomo (ribere?o): ¡°Vais a disculparme. Sois de Bras¨ªlia, de S?o Paulo. Quienes conocemos el Xing¨² somos nosotros¡±.

Amauri (Norte Energia): ¡°La discusi¨®n est¨¢ tomando un rumbo complicado. Apelo a usted... (refiri¨¦ndose a la fiscal)¡±.

Grito de un ribere?o: ¡°?La pr¨®xima vez voy a traer agua para que la beban!¡±

Jansen (SBPC): ¡°Los ribere?os protestan hoy, el informe del IBAMA es de hace siete meses. El hambre no sigue este ritmo. La burocracia lo sigue. El hambre es de todos los d¨ªas. El ritmo del hambre es en tiempo real¡±.

Anochece. Y la idea de que saldr¨¢n de all¨ª sin ninguna garant¨ªa va transformando la desesperaci¨®n en rabia. Antes de empezar a hablar, algunos dan un golpe con el pu?o o la palma de la mano en la mesa ¡°de los que saben leer y escribir¡±. Les hacen preguntas directas, con la cara muy cerca de la ¡°autoridad¡±: ¡°?Usted tiene hijos?¡± O: ¡°?Sabe lo que es una malhadeira?¡± Un ribere?o sube al escenario, pide ayuda para abrir una red de pesca toda llena de agujeros.

¡ªVi que se ha quejado del cansancio porque est¨¢ el d¨ªa entero sentado aqu¨ª en una silla (refiri¨¦ndose al representante de Norte Energia). Nosotros pescamos la noche entera, porque los peces han disminuido. Y durante el d¨ªa que parcheamos estos agujeros de la malhadeira. ?Sab¨¦is de qu¨¦ son estos agujeros? Son de cocodrilos. ?El r¨ªo ya no tiene ox¨ªgeno!

5. Un minuto de silencio por Jarliel Juruna

Entre tantas voces alteradas a lo largo de las horas, hubo un minuto de silencio. Bel Juruna, la vicecacique de la Aldea M?ratu, en la Tierra Ind¨ªgena Paqui?amba, subi¨® al escenario. Pidi¨® un minuto de silencio para recordar la muerte de Jarliel Juruna. El 26 de octubre, estaba pescando un pez ornamental llamado pleco marr¨®n. La Volta Grande del Xing¨², donde viv¨ªa, es una de las zonas m¨¢s afectadas por la construcci¨®n de la central. All¨¢ el r¨ªo est¨¢ trastornado, y los peces que antes se encontraban en aguas poco profundas ya no est¨¢n. Para alcanzarlos, Jarliel se habr¨ªa sumergido en aguas profundas. Y all¨ª mismo, en el fondo del Xing¨² que ya no es Xing¨², el ind¨ªgena dej¨® de respirar. Ten¨ªa 20 a?os. Los jurunas de Volta Grande culpan a Norte Energia de la muerte de Jarliel. ¡°Muri¨® ahogado¡±, afirma Bel. ¡°Ahora, decidme, ?c¨®mo va a morir ahogado un ind¨ªgena?¡±

La interrogaci¨®n se queda sin respuesta.

6. Cuando quien tiene el poder de decir qui¨¦n eres no eres t¨²

¡ª?Necesito un s¨ª!

Torciendo las manos, cada cierto tiempo ella mira hacia un lado, mira hacia el otro, y repite: ¡°Necesito un s¨ª¡±. La mujer peque?a, sola, enferma, se pasa el d¨ªa sentada en el auditorio esperando que, al final, le digan que s¨ª, que ella es lo que es. Se llama Maria Iolanda Pereira do Nascimento. M¨¢s temprano tambi¨¦n hab¨ªa tomado el micr¨®fono para decir que no tiene casa desde que la expulsaron de la isla donde viv¨ªa, y que ¡°para no tocarle a nada de nadie¡± est¨¢ trabajando en casa de otros. Otra Maria record¨® en el escenario una dimensi¨®n de la vida que se ha perdido: ¡°Desde que Norte Energia lleg¨®, se acabaron la alegr¨ªa y el amor de todo el mundo¡±.

Desde que los ribere?os comenzaron a ser expulsados de la islas y orillas del Xing¨² por Norte Energia, para llenar el lago de Belo Monte, se abri¨® un nuevo cap¨ªtulo de la palabra escrita como instrumento de opresi¨®n. Muchos fueron coaccionados a firmar, con el dedo, papeles que no eran capaces de leer, en los cuales se compromet¨ªan a dejar sus hogares, islas y tierras a cambio de sumas de dinero o de cartas de cr¨¦dito, en cantidades consideradas insuficientes, o una casa en un conjunto residencial urbano que nada ten¨ªa que ver con su modo de vida. En el proceso, los lazos comunitarios se rompieron y el v¨ªnculo con el r¨ªo se cort¨®. Estos fueron los m¨¢s afortunados.

A otros no se les reconoci¨® su casa como casa. Y a otros ni siquiera se les reconoci¨® como impactados por la central hidroel¨¦ctrica, incluso aunque ya no consigan vivir en el r¨ªo despu¨¦s de la represa. Algunos solo hab¨ªan salido a pescar o a resolver algo en la ciudad cuando los empleados de la empresa pasaron a hacer el catastro. Fue lo suficiente para que no constasen en los registros oficiales. Son los desaparecidos que todo el mundo ve, pero cuya existencia no reconoce Norte Energia. Muchos de ellos est¨¢n all¨ª, en la audiencia, pidiendo ayuda al micr¨®fono.

La violencia del proceso provoc¨® enfermedades y miserias a gran escala en la regi¨®n de Altamira. Como todos los que siguen m¨ªnimamente la implantaci¨®n de la hidroel¨¦ctrica en el Xing¨² saben, el Gobierno de Dilma Rousseff revolucion¨® la lengua portuguesa al cambiar el sentido de la palabra "condicionar", para que la planta fuese construida y recibiese la autorizaci¨®n para funcionar. En vez de ser algo que condiciona el acontecimiento, las condicionantes pasaron a ser algo a cumplir despu¨¦s de lo ocurrido. De ese modo, la Licencia de Funcionamiento de la central se concedi¨®, a finales de 2015, sin que se hubiesen cumplido todas las condicionantes.

Para entenderlo bien: en el caso de Belo Monte, las condicionantes no condicionaron. Este es uno de los momentos en los que los ribere?os suelen preguntar en qu¨¦ universidad estudiaron los t¨¦cnicos del Gobierno. En la audiencia p¨²blica, la actual presidenta del Ibama, Suely Ara¨²jo, reconoci¨® que hay problemas y afirm¨® que se est¨¢n revisando las condicionantes una por una, para que las irregularidades se resuelvan ¡°punto por punto¡±.

Con la denuncia sistem¨¢tica de las violencias, se inici¨® un proceso de retorno de los ribere?os al r¨ªo. Pero lo que deber¨ªa haber sido el comienzo de una reparaci¨®n, aunque tard¨ªa, a?adi¨® a la palabra escrita una nueva capa de terror. Para hacer el reasentamiento en la zona del embalse, quien determinaba ¡ªy todav¨ªa determina¡ª qui¨¦n es ribere?o y qui¨¦n no es ribere?o es Norte Energia. En resumen: si ya hab¨ªa sido posible expulsar a los ribere?os del territorio en el que viv¨ªan, se hizo posible expulsarlos tambi¨¦n del territorio de s¨ª mismos, al decir que no son lo que son. De ese modo, los ribere?os fueron arrancados de dos territorios indisociables de pertenencia: el de la vida y el de la identidad. La audiencia p¨²blica se produjo en tiempos de perdici¨®n en el Xing¨² que ya no es el mismo Xing¨².

Movidos por la desesperaci¨®n y por el hambre, los ribere?os no reconocidos como ribere?os pasaron a volver al r¨ªo como pod¨ªan. Pon¨ªan una lona, abr¨ªan un claro en la maleza, se agarraban a la tierra. En la v¨ªspera de la audiencia, el gerente del Ibama, Hugo Loss, se encontr¨® con Fernando da Silva, residente de una isla que desapareci¨®. Entonces Fernando se agarr¨® a la otra, lo m¨¢s cerca que pudo. Ya no tiene casa, tan solo una lona a la que ata la hamaca para dormir. Ya ha limpiado la maleza y muestra orgulloso su mandioca, su pepino de monte, su sand¨ªa. Uno de sus hijos se desahoga: si quieren que se vaya a vivir en la ciudad, que le den una ametralladora para que pueda vivir. El ribere?o recibe entonces la orientaci¨®n del representante del Gobierno: ¡°El procedimiento ahora es ir all¨¢, a la DPU (Defensor¨ªa P¨²blica de la Uni¨®n) y juntar la documentaci¨®n, entonces van a instruir el proceso¡±. El ribere?o responde contando su historia. Las autoridades se van, y Fernando se queda all¨ª, agarrado.

En la DPU, los defensores se enfrentan al reto de encontrar documentos escritos sobre una vida que no es documentada por escrito. Para luego demandar el reconocimiento por parte de Norte Energia de que el ribere?o es ribere?o. ¡°Solo falta darle a Norte Energia el trato de Excelencia¡±, se desahog¨® la defensora C¨ªntia Colla?o de Oliveira durante una reuni¨®n algunos d¨ªas antes. ¡°Todos los d¨ªas abrimos seis procesos nuevos de personas que no fueron reconocidas¡±.

Norte Energia dice ¡°s¨ª¡± o ¡°no¡±. Solo tiene derecho al reasentamiento ¡ªy a la posibilidad de volver a crear una vida en el Xing¨²¡ª si la empresa dice ¡°s¨ª¡±. Si la empresa dice ¡°no¡±, la alternativa es llevar el caso a la Justicia. La cuesti¨®n es: ?C¨®mo personas cuya seguridad alimentaria est¨¢ amenazada podr¨¢n esperar el tiempo del Poder Judicial en Brasil? ¡°Inseguridad alimentaria¡± es el nombre elegante del hambre.

?Hay un poder mayor que aquel de decir si una persona es o no aquello que es? ?C¨®mo puede una empresa tener ese poder en un proyecto p¨²blico? Estas interrogaciones atraviesan la audiencia.

Norte Energia tiene ese poder porque el Gobierno Federal permite que tenga ese poder. La concesionaria de Belo Monte est¨¢ compuesta en gran parte por fondos de pensiones y empresas estatales y privadas del sector el¨¦ctrico. Contrat¨® al Consorcio Constructor Belo Monte, que elev¨® la central, y est¨¢ formado por las principales constructoras del pa¨ªs, parte de ellas investigadas por la Operaci¨®n Lava Jato. Es de Norte Energia, hoy, la prerrogativa de dar la ¨²ltima palabra, en un documento escrito, determinando qui¨¦n es y qui¨¦n no es ribere?o.

En caso de "no", los ribere?os han ingresado en el mundo del papel por la negaci¨®n de s¨ª mismos. Esta experiencia es tan violenta que las personas suben al escenario del auditorio con todo el papeleo que consiguen reunir para decir que son lo que son, incluso cuando no puedan leer los documentos que muestran. ¡°Yo era un ribere?o¡±, dice Raimundo Berro Grosso, mostrando una foto. ¡°Era un pescador¡±, y les muestra otra foto a las ¡°autoridades¡±. ¡°Cuando surgi¨® el emprendimiento, fui arrancado por Norte Energia¡±. Gilmar grita: ¡°Nac¨ª y me crie en el remo. ?Soy pescador, no soy alba?il!¡±

Ante esta violencia, la SBPC construy¨® una propuesta junto a los afectados por Belo Monte: crear un consejo de ribere?os. Quien dir¨¢ qui¨¦n es ser¨¢ el ¨²nico que puede decir qui¨¦n es: el propio ribere?o. Y sus pares, como son aquellos que lo conocen, son tambi¨¦n los ¨²nicos capaces de reconocerlo y ampararlo en la autodeclaraci¨®n. ¡°Los ribere?os son los que sabenqui¨¦nes son los ribere?os. Es tan simple como eso¡±, se manifest¨® la antrop¨®loga Manuela Carneiro da Cunha.

La propuesta retoma el valor de la palabra. Hoy es el documento escrito, producido por la empresa, el que determina si una experiencia ha existido o no. La palabra es desencarnada. Con la creaci¨®n del consejo, es la experiencia, transmitida por la oralidad, la que pasa a darle carne, contenido, al documento escrito. El valor de la palabra, de la transmisi¨®n oral del conocimiento y del reconocimiento, que estaban desplazados, volver¨ªa a su lugar en el Xing¨².

Pero, para que la palabra vuelva a tener valor, es necesario que el Gobierno Federal reconozca el consejo de ribere?os, que se est¨¢ formando, como una instancia de poder. ¡°Quien define o no qui¨¦n es ribere?o no puede ser la empresa. Esta es la preocupaci¨®n central¡±, dice Francisco N¨®brega, defensor p¨²blico de la Uni¨®n y representante del Consejo Nacional de Derechos Humanos.

7. ?C¨®mo imaginar un futuro despu¨¦s de que un meteoro llamado Belo Monte golpease el Xing¨²?

La SBPC propone un territorio ribere?o, con la reocupaci¨®n de la tierra por quien a ella pertenece. Las ¨¢reas no podr¨ªan ser vendidas y habr¨ªa espacios de uso colectivo, respetando los lazos de parentesco y vecindad ya consolidados a lo largo de d¨¦cadas de convivencia comunitaria. A partir de un extenso trabajo de investigaci¨®n coordinado por la antrop¨®loga Ana de Francesco, se lleg¨® a un n¨²mero de cerca de 300 familias que, para poder volver al modo de vida ribere?o, necesitan volver al Xing¨². Este n¨²mero podr¨¢ ser mayor o menor, en funci¨®n de lo que sea confirmado por el consejo de ribere?os. Para que esto se realice es necesaria una decisi¨®n de Estado.

Hoy el reasentamiento en ¨¢reas destinadas por Norte Energia produce varios conflictos. Hay familias que fueron colocadas en tierras que, antes de Belo Monte, estaban ocupadas por otras familias. Estas, a su vez, se quedaron sin nada. Hay familias cuyos miembros fueron esparcidos por el embalse, lo impidiendo as¨ª la organizaci¨®n del trabajo y rompiendo la red de afectos. Hay familias amenazadas por los antiguos propietarios, que le vendieron la tierra a Norte Energia, pero la quieren de vuelta. Muchos de estos expropietarios ya han presentadodemandas en la Justicia. Hay quienes fueron asentados sobre piedras o sobre pasto, en selva degradada. Hay quienes dividen el espacio con hacendados que mandan el ganado a que avance sobre los cultivos de los ribere?os. Los conflictos por la tierra en la Amazonia de Par¨¢ ya han dejado un rastro de cad¨¢veres. La posibilidad de que esto se repita deber¨ªa ser un motivo m¨¢s de urgencia.

El ribere?o Weides Alves Dutra es uno de los que fueron apartados de la familia expandida. Hasta que se construy¨® Belo Monte en el Xing¨², eran 12 cabezas de familia que manten¨ªan 12 campos en r¨¦gimen de esfuerzo conjunto, alternando los cultivos. ¡°La familia Pessoa y la familia Bal?o¡±, explica, haciendo referencia a dos de los grandes ramos de ribere?os xinguanos. Hoy Weides fue arrojado a un precipicio, poblado por piedras y cumare, una planta espinosa que atraviesa la carne y causa da?os graves. No hay c¨®mo cultivar, no hay c¨®mo criar nada. Y Weides est¨¢ lejos de todos. Para ir a la ciudad, tiene que atravesar un tramo turbulento del r¨ªo. No tiene embarcaci¨®n y depende de que alguien lo lleve. A veces ¨¦l y el piloto amargan hasta cinco horas para conseguir vencer las olas y los remolinos. El ribere?o no sabe ni el nombre del lugar donde est¨¢. ¡°Queda frente a la isla de Taboca¡±, dice alguien. ¡°Pero esa isla se hundi¨®¡±, recuerda otro. Weides por primera vez, se siente perdido en el Xing¨².

Deucilene Gomes da Silva tiene solo 23 a?os, un hijo de ocho. Su madre, Maria das Gra?as, est¨¢ enferma. Acampa en la tierra que Norte Energia le destin¨® a la familia. Se queda bajo la lona mientras construyen su casa. No les tiene miedo a los animales ni a la soledad. Hace tres semanas, sin embargo, una pariente de la antigua propietaria apareci¨®. Mand¨® parar la construcci¨®n de la casa y salir de inmediato, porque la tierra estaba en la Justicia. ¡°Es mucha incertidumbre. ?Y si el hacendado viene aqu¨ª con la polic¨ªa y perdemos todo lo que ya hemos hecho? ?La casa, los cultivos, todo?¡±, pregunta la ribere?a. Deucilene sigui¨® con la construcci¨®n de la casa, sigui¨® con los cultivos. Sabe que corre riesgo, pero elige entre desesperaciones.

Hay dos hechos que necesitan ser entendidos: uno apunta hacia el pasado, otro, hacia el futuro. Seg¨²n la ley, para que se construyese Belo Monte, era obligatorio que se les asegurase a los afectados su modo de vida antes de cualquier alteraci¨®n en el territorio. No sucedi¨®. En vez de eso, Belo Monte produjo refugiados en su propio pa¨ªs. Lo que ocurra con estos hombres y mujeres, adultos y ni?os, determinar¨¢ no solo su vida, sino tambi¨¦n la forma como Brasil se relaciona con la Amazonia y con la amenaza representada por el cambio clim¨¢tico. Solo existe selva en pie porque existen los pueblos de la selva. Solo continuar¨¢ existiendo selva en pie si contin¨²an existiendo los pueblos de la selva.

El futuro es ahora. Para los ribere?os, porque muchos de ellos tienen hambre, y muchos enfermaron por la violencia del proceso de implantaci¨®n de la central. Para el conjunto de los brasile?os, porque, en tiempos de aceleraci¨®n, el futuro es un presente expandido en el que la vida es corro¨ªda d¨ªa tras d¨ªa. Como afirm¨® el profesor Jansen Zuanon: ¡°Tambi¨¦n soy un afectado por Belo Monte¡±. En este sentido m¨¢s amplio, todos son afectados por Belo Monte.

Ante la propuesta del territorio ribere?o, la presidenta del IBAMA afirm¨®, en la audiencia p¨²blica: ¡°Lo que prometo hacer es llevar el informe (de la SBPC) a Brasilia para su an¨¢lisis. Y entonces dar una respuesta¡±. El representante de Norte Energia dijo: ¡°Veo con mucha preocupaci¨®n que no se est¨¦ tomando en cuenta todo el proceso de licenciamiento hasta ahora. Existe la posibilidad de que se haya vendido algo aqu¨ª que no quepa en el licenciamiento¡±. Y les aconsej¨® a los ribere?os tener cuidado con lo que aplauden.

El representante del Consejo Nacional de Derechos Humanos recibi¨® fuertes aplausos al decir: ¡°La necesidad de nuevas ¨¢reas para el reasentamiento est¨¢ fuera de discusi¨®n. Quien da las normas es el poder p¨²blico. Pero la sensaci¨®n es de que quien decide es Norte Energia. Eso es lo que no puede suceder. Es del Estado el deber de proteger todos los derechos humanos de la poblaci¨®n¡±.

M¨¢s tarde, cuando la audiencia termin¨®, un ribere?o le coment¨® a otro a la puerta del sal¨®n de eventos: ¡°Estoy saliendo decepcionado. Solo han venido empleados de Brasilia. Nadie que decida. Hay que traer a los que deciden¡±.

Y otro le dijo a la presidenta del IBAMA: ¡°Vuestro tiempo no es el mismo que el nuestro¡±.

* Eliane Brum es escritora, periodista y documentalista. Autora de los libros de no ficci¨®n Coluna Prestes - o avesso da lenda, A vida que ningu¨¦m v¨º, O olho da rua, A menina quebrada, Meus desacontecimentos, y de la novela Uma duas.Sitio web: desacontecimentos.com Email: elianebrum.coluna@gmail.com Twitter: brumelianebrum.

Traducci¨®n de ?scar Curros.