T¨²nez ultima su ley integral contra la violencia de g¨¦nero

La nueva ley es todo un logro. Sin embargo, apunta la jurista y activista feminista Sanabena Ben Achour, tambi¨¦n tiene importantes carencias. No recoge como delito espec¨ªfico la violaci¨®n por parte del c¨®nyuge, sin castigo actualmente, ni permite que la Fiscal¨ªa pueda actuar de oficio si una mujer agredida por su pareja o un familiar decide retirar la denuncia. ¡°T¨²nez contin¨²a siendo una sociedad conservadora y patriarcal. Aparte de nuevos textos legales, es necesaria una campa?a de sensibilizaci¨®n para que las mujeres conozcan sus derechos y los reclamen¡±, argumenta Ben Achour, que coordin¨® la primera redacci¨®n de la ley en 2014, que se inspira en la espa?ola de 2004.

Alrededor del mundo

Desde las dificultades de las libanesas para conseguir el divorcio hasta la doble discriminaci¨®n de las mujeres negras en Brasil

¡°El ¨²ltimo borrador elimina algunas de las aberraciones de nuestro sistema legal, como el que permit¨ªa al violador de una menor evitar la c¨¢rcel si se casaba con ella. Representa un progreso, pero no va tan lejos como querr¨ªamos¡±, sostiene la jurista.

Los tunecinos presumen a menudo de ser el pa¨ªs m¨¢s avanzado del mundo ¨¢rabe en materia de los derechos de la mujer. Y es cierto, sobre todo debido al c¨®digo familiar aprobado por Habib Bourguiba en 1956. No obstante, en algunos ¨¢mbitos, como el de la violencia de g¨¦nero o los derechos de las minor¨ªas sexuales, todav¨ªa queda mucho camino por recorrer. De acuerdo con un estudio de la ONU en 2010, m¨¢s de la mitad de las tunecinas declaran haber sido v¨ªctimas de agresiones f¨ªsicas. En cerca de un 20% de los casos, el agresor fue un miembro de la familia, sobre todo el padre, si bien le sigue de cerca ¡°un familiar¡±. En otro 20%, la mujer fue agredida por su pareja. Pero la cifra real podr¨ªa ser superior.

¡°A Ben Ali [presidente desde 1989 hasta que fue derrocado en 2011] le gustaba presentarse en el extranjero como el l¨ªder de un r¨¦gimen moderno, defensor de los derechos de la mujer. Por lo tanto, escond¨ªa la realidad de la violencia de g¨¦nero. Era un tab¨²¡±, afirma Amira Akacha, directora de la asociaci¨®n Beity (¡°mi casa¡±), que proporciona asistencia psicol¨®gica, jur¨ªdica, sanitaria y de acogida a las mujeres v¨ªctimas de la violencia. Su asociaci¨®n mantiene en la capital un centro especializado en una villa emblanquecida en la? medina ¡ªcasco viejo de la capital¡ª, donada por el Estado a la entidad y convertida en refugio. All¨ª conviven ahora cinco supervivientes de malos tratos y sus hijos, tres ni?os que corretean por el patio de la villa, con capacidad total para 30 personas.

¡°Aqu¨ª trabajamos nueve personas asalariadas, junto con varias voluntarias. Y adem¨¢s de alojamiento y comida, ofrecemos de forma gratuita un servicio de atenci¨®n sanitaria y psicol¨®gica, as¨ª como de asistencia legal¡±, explica Wafa, responsable de la instalaci¨®n y experimentada militante feminista, que guarda con celo la identidad de las v¨ªctimas, pues est¨¢n seriamente amenazadas. Las 15 habitaciones est¨¢n equipadas con cama, ba?o y un escritorio, la instalaci¨®n cuenta tambi¨¦n con una cocina, una sala de actividades y una de animaci¨®n para ni?os. Todo ello, decorado de un pulcro blanco y azul mediterr¨¢neo.

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El centro de acogida de Beity ¡ªfinanciado sobre todo por instituciones extranjeras, entre ellas la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional y Desarrollo (AECID)¡ª es uno de los dos ¨²nicos refugios que existen en todo el pa¨ªs. Y ambos est¨¢n en la capital.? Y ello, alertan las asociaciones de mujeres, pese a que es en las provincias y las zonas rurales donde la violencia de g¨¦nero est¨¢ m¨¢s extendida.

La nueva ley trata de poner freno tambi¨¦n a otros de los problemas graves para las mujeres en T¨²nez: el acoso sexual en el espacio p¨²blico, algo que han experimentado el 92%, seg¨²n un reciente estudio.? ¡°Siempre evito utilizar el transporte p¨²blico en hora punta, ya que facilita los tocamientos, o llevar una falda o ropa ce?ida. Las comentarios y las miradas sucias son constantes e incluso alguna vez alguno [hombre] se masturba frente a ti¡±, explica Yosra M'Barek, una estudiante universitaria, que tambi¨¦n considera desagradable caminar sola por la noche.