La derecha francesa se radicaliza para reconquistar el Gobierno de Francia
Fillon y Jupp¨¦ representan a las dos derechas que conviven en el partido heredero del gaullismo
La derecha francesa se lanza de lleno este domingo a la reconquista del El¨ªseo pronosticada por todos los sondeos y analistas. Para asegurarla, sus votantes han optado por un giro conservador, ortodoxo y cat¨®lico para afrontar los problemas de una Francia bloqueada por la crisis econ¨®mica y golpeada por el terror yihadista. Por eso, a la segunda vuelta de las primarias abiertas para elegir candidato acude como favorito el tradicionalista Fran?ois Fillon, de 62 a?os. Le disputa el t¨ªtulo el centrista Alain Jupp¨¦, de 71 a?os.
Vuelve la derecha en su versi¨®n dura. El ¡°retr¨®grado¡± Fillon con su ¡°brutal¡± programa, en palabras de Jupp¨¦, ser¨¢ elegido candidato si los sondeos aciertan esta vez. Le dan el 56% de apoyo en una derecha francesa cat¨®lica (el 60% de sus votantes lo son), nerviosa por el frenazo econ¨®mico, asustada por una supuesta crisis de identidad en un pa¨ªs multicultural y en estado de excepci¨®n ante el terror. Son los conceptos en los que m¨¢s ha insistido en su campa?a.
Fillon, ex primer ministro, fue el sorprendente ganador de la primera ronda hace una semana. Las encuestas le hab¨ªan situado en la cuarta o tercera posici¨®n, siempre con Jupp¨¦ en cabeza seguido del expresidente Nicolas Sarkozy, ahora apartado tras su humillante fracaso. Con el programa ¡°m¨¢s radical¡±, como ¨¦l mismo asume, a Fillon le votaron 1,9 millones de personas (el 44%), 675.000 m¨¢s que a Jupp¨¦ (28%). Tras su apabullante victoria inicial, le declararon su apoyo Sarkozy (que logr¨® el 20% de los votos), el presidente de su partido ¡ªLos Republicanos¡ª o los l¨ªderes conservadores en ambas C¨¢maras.
Los dos finalistas representan a las dos derechas que conviven en el partido heredero del gaullismo. Han sido primeros ministros, llevan toda su vida en pol¨ªtica y ten¨ªan buena relaci¨®n. En el terreno econ¨®mico, sus diferencias son escasas. Los dos quieren una reforma laboral dura, el fin del l¨ªmite legal de 35 horas laborables a la semana, el retraso de la jubilaci¨®n a los 65 a?os (hoy 62) o prescindir de 250.000 funcionarios (Jupp¨¦) o 500.000 (Fillon). Como coinciden en dar 50.000 millones a las empresas en rebajas fiscales o en reducir en 100.000 millones el elevado gasto p¨²blico. Les diferencian el tiempo y las formas porque Fillon, calificado de ¡°thatcheriano¡± por el c¨ªrculo de Jupp¨¦, lo quiere todo m¨¢s pronto y con f¨®rmulas m¨¢s liberales. Por eso exige a los funcionarios ¡°trabajar m¨¢s por menos dinero¡±, facilitar los despidos y permitir que, si hay acuerdo en las empresas, se pueda trabajar hasta 48 horas por semana.
Entre el mejor y el ¨²nico
Pero la diferencia mayor reside en el catolicismo militante de Fillon, en su exhibicionismo. Ha reiterado que el aborto, cuya ley lleva en vigor 41 a?os, ¡°no es un derecho fundamental¡±, pese a que as¨ª figura en la norma ampliada hace dos a?os, que no prev¨¦ cambiar.
Para Fillon, los migrantes que llegan a Francia deben ¡°asimilar¡± la herencia francesa y sus valores. En la defensa de la identidad, acusa a los ¡°ide¨®logos que quieren imponer su visi¨®n¡± al redactar los libros de texto sin referencias a Clodovico, primer rey de la Francia unida en el siglo V o Juana de Arco, la madre de la patria.
Tiene un programa ¡°extremadamente tradicionalista¡±, dice Jupp¨¦. Por eso, a?ade, le alaban hasta exdirigentes del Frente Nacional. ¡°Si los franceses han elegido mi proyecto contra todo el sistema pol¨ªtico-medi¨¢tico, es porque lo apoyan¡±, responde el aspirante. ¡°Es el mejor de nosotros¡±, dijo el expresidente Jacques Chirac de Jupp¨¦. ¡°No es que seas el mejor; eres el ¨²nico¡±, cuenta Le Figaro que le ha dicho a Fillon el tambi¨¦n expresidente Val¨¦ry Giscard D¡¯Estaing. La votaci¨®n de hoy dir¨¢ qui¨¦n tiene raz¨®n.
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