Rompamos el c¨ªrculo
El acuerdo definitivo para ponerle fin a 52 a?os de guerra en Colombia
Hay hechos irrebatibles. Tozudos. Imposibles de negar y que imponen obligaciones a todos los ciudadanos. Se firm¨® el acuerdo definitivo para ponerle fin a 52 a?os de guerra en Colombia, luego de 40 d¨ªas de una renegociaci¨®n que recogi¨® las observaciones de los opositores del proceso con la guerrilla de las FARC. Pero el nuevo acuerdo tampoco los convenci¨®.
De un di¨¢logo franco y duro donde se abri¨® por momentos la ilusi¨®n de un gran pacto nacional para caminar todos en la construcci¨®n com¨²n por la reconciliaci¨®n, pasamos a la negativa de los que terminaron llam¨¢ndose Los del NO.
Su pretensi¨®n de fondo era lograr el sometimiento e imposibilitar que esa que fue guerrilla participar¨¢ de los escenarios pol¨ªticos. Leg¨ªtima aspiraci¨®n pero irrealista: Ning¨²n proceso de paz en el mundo se hace si no es para desarmar a los guerreros, buscar su reinserci¨®n y garantizar que contin¨²en su lucha por la v¨ªa del debate en democracia y no por las armas.
Deber¨ªamos poder aplaudir y alegrarnos las veces que fuera necesario firmar hasta lograr la paz anhelada
El caso es que no se logr¨® pero s¨ª se mejor¨® lo acordado y Los del NO, algunos de los que hab¨ªan perdido fuerza pol¨ªtica como Alejandro Ordo?ez, Andr¨¦s Pastrana y varios abogados amigos de uribismo, cargados de vanidades en la lengua, se reencaucharon temporalmente en su intento por acabar con la ilusi¨®n.
Est¨¢ firmado y ser¨¢ refrendado por el Congreso e implementado. Es un hecho.
Colombia podr¨¢ volver a sentir sosiego si logra que sus parlamentarios sean capaces de estar a la altura del debate refrendarorio
El llamado Secretariado de las FARC hoy est¨¢ en Bogot¨¢. Protegido por el Estado, van de compras a un centro comercial cualquiera sin que nadie los reconozca de civil y adquieren vestidos de pa?o para reemplazar el camuflado de la guerra.
Los medios de comunicaci¨®n nuevamente esta semana como en los ¨²ltimos meses, abrimos los micr¨®fonos, a los discursos de Timochenko y el Presidente Juan Manuel Santos y vimos all¨ª a los 15 negociadores que de lado y lado dedicaron seis a?os de vida a lograr una final feliz para este proceso. No alcanzamos a sentir que la piel se nos erizaba como la primera vez cuando escond¨ªamos las l¨¢grimas de nuestras redacciones porque cre¨ªamos por fin que no tendr¨ªamos que seguir contando las historias de los hu¨¦rfanos y las viudas.
Qu¨¦ injusto con nosotros mismos. Deber¨ªamos poder aplaudir y alegrarnos las veces que fuera necesario firmar hasta lograr la paz anhelada. Muchos sintieron esta semana que se trataba de una nueva firma y no de la paz definitiva.
Lo cierto es que esta vez debe serlo. Y Colombia podr¨¢ volver a sentir sosiego si logra que sus parlamentarios sean capaces de estar a la altura del debate refrendarorio y que no opten por la estrategia de amenazar con hacer pedazos las instituciones que les han servido en sus ciclos de poder.
Para algunos suena mucho m¨¢s valiente el discurso que se pronuncia desde la oposici¨®n. Creo que es no valiente sino f¨¢cil atacar a un gobierno sin popularidad por la creciente indiferencia de una ciudadan¨ªa cansada de promesas incumplidas y que tiene derecho a dolerse de lo personal pero a la que es necesario cuestionarle la incapacidad para pensar en colectivo.
Hoy m¨¢s que nunca, debemos entender que nuestra ¨²nica posibilidad de realizaci¨®n vital es colectiva, es en sociedad, en ciudadan¨ªa y eso implica deberes con la paz que se ha firmado. Colombia toda tiene hoy una obligaci¨®n que va m¨¢s all¨¢ de las pol¨ªticas p¨²blicas de un gobierno. Nosotros los que estamos del lado de quienes no empu?amos las armas podemos ser garantes de la construcci¨®n de equidad, de la vigilancia del erario y del desarrollo en las regiones.
Las Farc tienen en este momento la prueba m¨¢s grande de su existencia como organizaci¨®n. Guarden un poco de silencio, un minuto de prudencia y mucho de humildad. Eso es hacer pol¨ªtica. Que sus palabras en el debate democr¨¢tico sean respetuosas, que su dial¨¦ctica enriquezca. D¨¦jense ver caminando a entregar las armas en filas a las zonas de concentraci¨®n. Solo as¨ª con esa imagen silenciosa y poderosa se construye confianza.
Los del NO que salieron a proponer revocar el Congreso para evitar la refrendaci¨®n del acuerdo de paz deben ser sensatos y votar de una vez este cap¨ªtulo para permitirles a los colombianos iniciar uno nuevo.
Tenemos que darnos una oportunidad desde nuestras diferencias y vencer el tedio existencial en que nos ha sumido, en mi caso 30 a?os de noticias que se repiten y se tapan con la impunidad de unas ¨¦lites acostumbradas a jugar con sus poderes transitorios. Ese establecimiento que las Farc tambi¨¦n ayudaron a sostener y a elegir. Rompamos el c¨ªrculo para poder buscar una ruta como pa¨ªs.
Diana Calder¨®n es directora de informativos y de @hora20 de Caracol Radio Colombia. Twitter @dianacalderonf
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