¡®Monsieur¡¯ Schulz ya es ¡®Herr¡¯ Schulz
El presidente de la Euroc¨¢mara vuelve a la pol¨ªtica alemana con la pretensi¨®n de disputarle el poder a Merkel
El Ed¨¦n viene a ser una met¨¢fora de un mundo id¨®neo. El concepto de Purgatorio, en cambio, no es una met¨¢fora de nada, sino un equivalente pol¨ªtico bastante fiel de la Europa de hoy, en la que a?os de austeridad germ¨¢nica iban a servir para expiar viejos pecados y a dar paso a una nueva era de radiantes colores que no acaba de llegar. El socialdem¨®crata alem¨¢n Martin Schulz lleva a?os predicando que hay que acabar con las guerras de religi¨®n econ¨®mica en el continente, que han abierto una brecha entre Norte y Sur, entre acreedores y deudores; entre Alemania y el resto. ¡°La austeridad debe corregirse si no queremos perder a la gente. Por primera vez desde la posguerra, el fracaso de la UE es un escenario realista¡±, avisa. El terrible destino de los socialistas europeos suele ser clamar desde la oposici¨®n y recortar desde el poder, pero Schulz siempre ha defendido esas ideas: esgrime que desde los noventa ¡°la Comisi¨®n Europea ha impulsado una agenda neoliberal¡±, y dispara incluso hacia casa cuando admite que ¡°las tesis neoliberales tambi¨¦n han sido asumidas por los socialdem¨®cratas¡±. No debe haber sido f¨¢cil mantener ese discurso en Bruselas.
Schulz, que dejar¨¢ en breve la presidencia del Parlamento Europeo y acaba de anunciar su salto a la pol¨ªtica alemana, se enfrenta al m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: defender eso en Berl¨ªn, con Merkel al mando, el eur¨®fobo Alternativa para Alemania (AfD) al alza y su partido, como casi todos los partidos socialdem¨®cratas del continente, sumido en un desconcierto ideol¨®gico que lo deja en tierra de nadie.
La extrema derecha le detesta y los medios le consideran un soplo de aire fresco para el SPD
Los viajes discurren siempre por dentro de uno mismo. El de Schulz (Hehlrath, 1955) est¨¢ lleno de meandros hasta llegar a esa ¨²ltima curva, desde la que emprende el camino de regreso hacia la pol¨ªtica nacional. Hijo de polic¨ªa local, iba camino de ser futbolista profesional hasta que un chasquido en la rodilla lo convirti¨® en juguete roto. Dej¨® los estudios sin acabar el bachillerato. Pas¨® una ¨¦poca oscura y sali¨® de ella como vendedor de enciclopedias. Acab¨® regentando su propia librer¨ªa en la peque?a ciudad de W¨¹rselen, a un paso de la frontera alemana con Holanda y B¨¦lgica. Un librero que entr¨® pronto en pol¨ªtica ¡ªen el SPD de Gerhard Schr?der y del gran Helmut Schmidt¡ª, lleg¨® a alcalde con solo 31 a?os y de ah¨ª salt¨® a la Euroc¨¢mara, donde se ha labrado un perfil marcado por su verbo directo, su estilo vehemente y sus firmes convicciones en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas.
No es sencillo definir los populismos, pero m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas los partidos antiestablishment coinciden en su ojo cl¨ªnico para identificar a sus adversarios: ¡°Schulz personaliza el fiasco de la UE como ning¨²n otro alem¨¢n¡±; ¡°Merkel y Schulz, juntos, encarnan el declive de Alemania¡±, ha dicho la lenguaraz Frauke Petry, l¨ªder de AfD. Schulz, en fin, ya tiene cartel en su tierra: la extrema derecha le detesta y los medios le consideran un soplo de aire fresco para el SPD, a m¨¢s de 10 puntos de los conservadores en las encuestas. Con Schulz, esos datos mejoran respecto a los que obtiene su amigo (o ex amigo) el vicecanciller Sigmar Gabriel, a quien podr¨ªa disputarle el liderazgo de cara a las pr¨®ximas elecciones, en oto?o de 2017.
Ataca la austeridad cuando entra en campa?a, pero apoy¨® el Pacto Fiscal y firm¨® una alianza con Juncker
A pesar de la cocina demosc¨®pica, su futuro es a¨²n difuso. Se sabe que quer¨ªa repetir al frente del Parlamento Europeo pero no ten¨ªa apoyos para ello. Se sabe que siempre quiso ser presidente de la Comisi¨®n Europea, pero perdi¨® las elecciones de 2014. Y que ir¨¢ como cabeza de cartel del SPD por Renania del Norte-Westfalia. Y a partir de ah¨ª acaba lo que se sabe y aparecen las ambiciones: quiere suceder a Frank-Walter Steinmeier como ministro de Exteriores, para acabar de darse a conocer al gran p¨²blico. Y su apetito va a¨²n m¨¢s all¨¢: pretende encabezar las listas y disputarle la canciller¨ªa a la imbatible Merkel. Pero nada de eso se puede dar por seguro.
Casado y con dos hijos, Schulz es un apasionado de la historia y de la literatura, conoce Europa de Helsinki hasta C¨¢diz, habla con fluidez cinco idiomas ¡ªchapurrea, adem¨¢s, el espa?ol y es buen amigo del novelista Jaume Cabr¨¦¡ª y en el fondo sigue siendo un librero con buen olfato para las historias, que anota con fruici¨®n en un diario que lleva desde adolescente.
En un viaje de Barcelona a Viena acompa?ado por este peri¨®dico, en la campa?a electoral para las europeas de 2014, contaba c¨®mo los viejos demonios del siglo XX europeo ¨Cracismo, nacionalismo, antisemitismo¡ª empiezan a salir del armario: ¡°Mire lo que sucede en Hungr¨ªa: cuentan que en Budapest un grupo de estudiantes ha pintado la puerta de uno de sus profesores zsid¨® (jud¨ªo en h¨²ngaro). Dicen que el h¨²ngaro es el ¨²nico idioma del mundo que, seg¨²n las malas lenguas, respeta el diablo. Pero por amor de dios, son estudiantes, no hooligans. Se supon¨ªa que hicimos la Uni¨®n Europea para acabar con eso¡±.
Sus colaboradores subrayan que Schulz ha puesto en ¨®rbita al Parlamento Europeo y que en los ¨²ltimos a?os ha intentado jugar un papel de mediador entre Merkel y Fran?ois Hollande; no hubo qu¨ªmica. Sus adversarios destacan su car¨¢cter col¨¦rico, que le dej¨® en posiciones muy inc¨®modas con la Grecia de Alexis Tsipras, por ejemplo, a quien casi invit¨® a salir del euro. El eurodiputado socialista Ram¨®n J¨¢uregui destaca ¡°sus convicciones profundas, su europe¨ªsmo a flor de piel¡±, y apunta que ¡°ha sabido ser pragm¨¢tico y maniobrar en momentos muy delicados de la policrisis europea¡±.
Ese pragmatismo tiene tambi¨¦n su lado oscuro: ataca la austeridad cada vez que entra en campa?a, pero vot¨® a favor del Pacto Fiscal; firm¨® una alianza con el democristiano Jean-Claude Juncker, que le ha llevado a salvarle el cuello al presidente de la Comisi¨®n en esc¨¢ndalos como Luxleaks, los acuerdos que han permitido eludir el pago de impuestos a centenares de multinacionales.
A pesar de todo, hasta sus adversarios tienen buenas palabras para sus cinco a?os al frente de la Euroc¨¢mara: ¡°Es uno de los pol¨ªticos de mayor talla en Europa. Le ha dado su car¨¢cter a la instituci¨®n. Le vamos a echar de menos; la prueba es que su marcha ha abierto una etapa de inestabilidad¡±, dice el vicepresidente del PPE, Esteban Gonz¨¢lez Pons, en referencia a la carrera por sucederle y al baile de sillas que puede haber tambi¨¦n en otras instituciones de Bruselas. ¡°Era Schulz o el caos, y quiz¨¢ sea el caos¡±, cierra Gonz¨¢lez Pons a apenas unas horas del refer¨¦ndum italiano, de las elecciones en Austria, del que quiz¨¢ ma?ana, en los mercados, sea el en¨¦simo cap¨ªtulo de una Gran Recesi¨®n que es ya una crisis eminentemente pol¨ªtica.
Nunca es f¨¢cil regresar desde Bruselas a la pol¨ªtica nacional. Ese es el pr¨®ximo reto del librero de W¨¹rselen: veremos si Berl¨ªn es Ed¨¦n o Purgatorio para Martin Schulz. Si el pasado puede servir de gu¨ªa, su SPD ya se present¨® con la idea de un Plan Marshall para Europa en las ¨²ltimas elecciones. El electorado le dio la espalda y le mand¨® al Purgatorio. A la sombra de Merkel.
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