Gambia liquida en las urnas el r¨¦gimen de Jammeh
Adama Barrow obtiene el 45% de los votos y acaba con 22 a?os de una presidencia asfixiante
No es habitual que un dictador africano se presente a unas elecciones y las pierda. Y mucho menos que acepte esa derrota y deje pac¨ªficamente el poder. Pues exactamente esto es lo que ha ocurrido en las ¨²ltimas 48 horas en Gambia, un peque?o pa¨ªs de apenas dos millones de habitantes que viv¨ªa desde hace 22 a?os bajo el asfixiante y totalitario r¨¦gimen de Yahya Jammeh y que festeja unas elecciones que ya han pasado a la historia. Ha bastado que los principales partidos de la oposici¨®n se presentaran unidos tras un solo candidato, Adama Barrow, para obrar el milagro. El resto lo puso el propio Jammeh con la deriva autoritaria de un r¨¦gimen que era cada vez m¨¢s contestado dentro y fuera del pa¨ªs.
A medida que se fueron filtrando los resultados, las calles de Banyul, la capital gambiana, se fueron poblando de ciudadanos exultantes, aunque temerosos de la reacci¨®n del Gobierno. La fuerte presencia de fuerzas del orden no impidi¨® la fiesta, sobre todo despu¨¦s de que, pasado el mediod¨ªa, el presidente de la comisi¨®n electoral, Alieu Momar Njai, hiciera p¨²blica la victoria de Adama Barrow con 263.515 votos (45,5%) frente a los 212.099 de su rival (un 36,7%). Para sorpresa de casi todos, el propio Jammeh inform¨® a la citada comisi¨®n de que aceptaba su derrota y la cesi¨®n pac¨ªfica del poder al candidato opositor.
Hace tan solo unos meses, Adama Barrow era un gran desconocido para la mayor¨ªa de los gambianos. Hoy es el presidente electo del pa¨ªs. Nacido hace 51 a?os cerca de Basse, en el este de Gambia, en 2000 emigr¨® a Londres donde trabaj¨® como guardia de seguridad. A su vuelta a casa cre¨® su propia empresa inmobiliaria con la que alcanz¨® un r¨¢pido ¨¦xito. Firme convencido de la necesidad de democratizar su pa¨ªs, este mismo a?o fue elegido candidato del Partido Democr¨¢tico Unido (UDP, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s) despu¨¦s de que el hist¨®rico l¨ªder de esta fuerza pol¨ªtica, Ousainou Darboe, quedara excluido por razones de edad. Sin embargo, la clave de su ¨¦xito se encuentra en el hecho de que se presentaba al frente de una gran coalici¨®n integrada por el propio UDP y otros partidos de oposici¨®n.
Tras el golpe militar que le aup¨® al poder en 1994, Jammeh hab¨ªa conducido a Gambia hacia un abismo imposible. La muerte de dos miembros de la oposici¨®n en prisi¨®n este mismo a?o no era sino la punta de un iceberg de represi¨®n y violencia que ten¨ªa su peor exponente en la oscura c¨¢rcel de Two Miles, donde las torturas y los malos tratos eran cotidianos. No s¨®lo opositores, tambi¨¦n periodistas cr¨ªticos, homosexuales o todos aquellos que osaran alzar la voz o plantear la m¨¢s m¨ªnima queja viv¨ªan bajo la permanente amenaza de un r¨¦gimen cuyos resortes, tambi¨¦n los econ¨®micos, controlaba con mano de hierro el presidente Jammeh y sus pr¨®ximos, conocidos como el clan de Kanilai.
Miles de j¨®venes gambianos habitantes de las zonas rurales y de los barrios pobres de la capital, frustrados, sin trabajo, sin horizontes, hab¨ªan emprendido un aut¨¦ntico ¨¦xodo hacia Europa a trav¨¦s de media ?frica, camino al que llamaban el Back Way, convirti¨¦ndoles en los ¨²ltimos a?os en protagonistas omnipresentes de las rutas migratorias del continente en pa¨ªses como Mal¨ª, N¨ªger y Libia, pero tambi¨¦n de los naufragios del Mediterr¨¢neo. Los que pudieron se hab¨ªan ido hace tiempo ya pero en avi¨®n, sobre todo a Estados Unidos o a pa¨ªses vecinos como Senegal, para conformar una peque?a pero ruidosa di¨¢spora.
Ahora se abre una nueva e inesperada etapa para Gambia con un presidente electo que ha prometido refundar el pa¨ªs con una transici¨®n de tres a?os y un gobierno en el que est¨¦ representada toda la oposici¨®n. Trabajo no le va a faltar.
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