Totti no se discute
'Making of' de la entrevista a Mario Draghi, jefe del BCE
Mi¨¦rcoles, 23 de noviembre. Siete y media de la ma?ana. Xavier Vidal-Folch, tocado con un elegante Stetson, y el arriba firmante discuten en una cafeter¨ªa de Fr¨¢ncfort la mejor forma de abrir fuego en la entrevista a Mario Draghi, el principal responsable de que el edificio del euro no saltara en pedazos hace no mucho. A dos pasos se divisa la sede del BCE, un cruce entre el Hogwarts de Harry Potter, la Estrella de la Muerte y el despacho de Scrooge en el Cuento de Navidad de Dickens. La crisis financiera de 2008 mut¨® en crisis econ¨®mica, en crisis de deuda y es ya una crisis eminentemente pol¨ªtica: exige una entrevista eminentemente pol¨ªtica. Se impone, por consenso, arrancar con un directo al ment¨®n: ¡°?Est¨¢ Europa en peligro?¡±. La idea es que la conversaci¨®n tenga un aire muy pol¨ªtico y se aleje lo m¨¢s posible ¨Cal menos durante un buen rato¨C de las discusiones sobre pol¨ªtica monetaria, que suelen sonar a teolog¨ªa de tercera con un ligero toque c¨®mico. Draghi, exquisito t¨¦cnicamente en asuntos econ¨®micos y financieros, encaja y pega desde la primera respuesta: demuestra un instinto pol¨ªtico formidable.
No deja de ser curioso que un tecn¨®crata ¨Ccon pasado en Goldman Sachs, para m¨¢s inri¨C haya tenido que venir a sacarnos las casta?as del fuego a los europeos cuando iban maldadas en los mercados; ahora que acechan viejos fantasmas en las procelosas aguas de la pol¨ªtica, Draghi sabe ponerse tambi¨¦n ese sombrero y demuestra verlo claro y distinto. A lo largo de la entrevista hablar¨¢ de los riesgos pol¨ªticos que todo lo envuelven, de los pr¨®ximos pasos de sus medidas extraordinarias, de los sempiternos problemas del sistema financiero ¨Cespecialmente en su pa¨ªs, sobre el que hace continuas referencias impl¨ªcitas¨C, de Espa?a y su recuperaci¨®n que no ha eliminado las vulnerabilidades. Draghi es afable, cort¨¦s, buen conversador. Y un apasionado del f¨²tbol: ?Totti o Giannini? Le preguntamos en un receso, antes de hacer un par de cuestiones finales ante la c¨¢mara para una pieza de v¨ªdeo que desgraciadamente nunca ver¨¢ la luz. Romanista confeso, lector asiduo del Corriere dello Sport, el banquero central de Europa no esconde sus preferencias: ¡°?Il capitano o Il Principe? Ah, Giannini, qu¨¦ jugador. Pero Totti es otro nivel. El mejor de su generaci¨®n. Quiz¨¢ el mejor de siempre en la Roma. Un talento ¨²nico¡±. ¡°?Y un fil¨®sofo!¡±, exclama entre risas.
A sus 40 a?os, Totti sigue en activo. Juega poco, pero cuando salta al campo sigue siendo uno de esos jugadores capaces de inventarse un instante sublime, una visi¨®n fugaz de lo imposible. Enric Gonz¨¢lez explicaba en una cr¨®nica impagable por qu¨¦ Draghi le considera, adem¨¢s, una especie de fil¨®sofo (¡°?Carpe diem? Lo siento, no hablo ingl¨¦s¡±, ¡°?Shakespeare? S¨ª, claro que lo he le¨ªdo, pero ahora no recuerdo el nombre del autor¡±). Sus dos libros con chistes sobre s¨ª mismo han sido un fen¨®meno en Italia: Totti completa un puzle en cuatro meses, ve que en la caja pone ¡°de dos a tres a?os¡± y exclama: ¡°?Soy un genio!¡±. Draghi se despedir¨¢ con un apret¨®n de manos y otra referencia futbol¨ªstica: ¡°?Ustedes son catalanes? Ah, Messi, qu¨¦ nivel¡±.
Camino de Londres, Roma y Madrid, el presidente del BCE reaparecer¨¢ el pr¨®ximo jueves en Fr¨¢ncfort para desvelar la decisi¨®n del Eurobanco sobre el QE, el programa multimillonario de compras de activos. El QE consiste en imprimir billetes como si al dinero le faltara poco para pasar de moda; es una pol¨ªtica que un banco central con sede en Alemania solo utilizar¨ªa despu¨¦s de haber gastado hasta el fregadero de la cocina, seg¨²n la feliz definici¨®n de John Lanchester. Por seguir con el s¨ªmil futbol¨ªstico, es una jugada a la desesperada, pero no un patad¨®n hacia arriba sino una filigrana para empatar una final que est¨¢ a punto de acabar. Draghi, tottista confeso, lleva meses sorteando a los miguelis de la ortodoxia en Berl¨ªn con ese programa que ha metido al BCE, por fin, entre los grandes bancos centrales del mundo. La crisis sigue ah¨ª, la banca tiene problemas, Europa tiene un empacho de deuda y desempleo, pero es m¨¢s que posible que sin el QE ¨Cy alguna otra de las jugadas de Draghi¨C el partido estuviera mucho m¨¢s cuesta arriba desde hace tiempo.
No est¨¢ claro cuando se va a retirar Totti: tiene contrato hasta junio. No tiene sustituto, pero de momento este a?o la Roma pelea en lo m¨¢s alto de la tabla con el mismo f¨²tbol alegre de siempre, casi contracultural en Italia. En Fr¨¢ncfort, Draghi tiene fecha de caducidad: se ir¨¢ en noviembre de 2019. Para entonces habr¨¢ que ver si Europa quiere jugar al catenaccio o prefiere a otro trescuartista con talento, a un fantasista; a otro Mario Draghi. Parad¨®jico que bajo su tutela un organismo no elegido ("ademocr¨¢tico") haya sido capaz de cambiar su estrategia y tomado la delantera a los gobiernos nacionales y a la Comisi¨®n Europea en su reacci¨®n ante las amenazas econ¨®micas, y que ahora sea capaz de hablar tan claro ante las amenazas pol¨ªticas. ?Un talento ¨²nico, como Totti?
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