Cuba perpet¨²a el mito de Fidel Castro
Ra¨²l Castro deposita la urna con las cenizas de su hermano en un monolito en Santiago. Su emplazamiento junto al h¨¦roe nacional Jos¨¦ Mart¨ª desata la controversia simb¨®lica
En un funeral a puerta cerrada, Ra¨²l Castro ha depositado esta ma?ana la urna con las cenizas de su hermano Fidel Castro en un monolito construido con sigilo de secreto de Estado en Santiago de Cuba, la capital del Oriente cubano, la regi¨®n donde naci¨® Castro, desde la que lanz¨® a sus barbudos contra Batista y cuyo cementerio de Santa Ifigenia es el camposanto del nacionalismo cubano.
El sepelio empez¨® a las siete en el caluros¨ªsimo Santiago y se prev¨¦ que al menos hasta esta tarde no haya acceso para p¨²blico y medios de comunicaci¨®n. Al funeral ha asistido una treintena de personas entre familia y altos mandos. No ha habido discursos. El l¨ªder pol¨ªtico que probablemente m¨¢s horas de alocuciones acumul¨® en el siglo XX, fue despedido en silencio, sin palabras.
Anoche tuvo lugar en Santiago el ¨²ltimo acto masivo de homenaje. En su discurso final, el presidente Ra¨²l Castro dijo: "Juramos defender la patria y el socialismo". Con uniforme militar, el hermano menor de Fidel glos¨® su legado tocando un rango amplio de temas, desde la guerrilla de los primeros tiempos hasta la expansi¨®n de la sanidad y la educaci¨®n pasando por la asistencia a las luchas de descolonizaci¨®n en ?frica o los "dram¨¢ticos a?os" del Periodo Especial.
"S¨ª se puede", repiti¨® Castro seg¨²n recorr¨ªa los m¨¦ritos que atribuy¨® al Comandante en Jefe, un latiguillo que recordaba al lema de Barack Obama, el presidente con el que impuls¨® lo que Fidel jam¨¢s estuvo dispuesto a negociar, una pragm¨¢tica restauraci¨®n de relaciones con Estados Unidos.
A sus 85 a?os, el general, que defini¨® a Fidel como "el m¨¢s preclaro hijo de Cuba en este siglo", termin¨® recio retomando palabras del insurgente Antonio Maceo: "Quien intente apropiarse de Cuba recoger¨¢ el polvo de su suelo anegado de sangre, si no perece en la lucha. ?Fidel! ?Fidel! ?Fidel! ?Hasta la victoria siempre!". Castro inform¨® de que por deseo de su hermano no se usar¨¢ su nombre para nombrar lugares p¨²blicos ni se levantar¨¢n monumentos en su memoria.
El monolito de Fidel Castro ha sido emplazado muy cerca del de Jos¨¦ Mart¨ª (1853-1895), h¨¦roe nacional de la Independencia del que Castro se vio como un ¨¦mulo natural, como un continuador tocado por el sino de la Historia para completar la guerra ¨¦pica por la soberan¨ªa de la isla.
Controvertido hasta el mausoleo
Rotor de pol¨¦mica toda su vida, su lugar de descanso tambi¨¦n despierta controversia por la equiparaci¨®n impl¨ªcita entre ¨¦l y Mart¨ª, que a diferencia de Castro despierta la admiraci¨®n un¨¢nime de todos los cubanos.
¡°Colocar su tumba junto a la de Mart¨ª es perpetuar un fraude hist¨®rico¡±, ha dicho al portal cubano 14 y medio el analista cubano en el exilio Carlos Alberto Montaner, que define a Mart¨ª como ¡°un dem¨®crata republicano decimon¨®nico que nada ten¨ªa que ver con supersticiones marxistas-leninistas¡±.
Colocar su tumba junto a la de Mart¨ª es perpetuar un fraude hist¨®rico
Carlos Alberto Montaner, analista pol¨ªtico cubano en el exilio
La discusi¨®n viene de lejos y ser¨¢ perpetua. ¡°Fidel ha sido el disc¨ªpulo m¨¢s aventajado de Mart¨ª. Todo su pensamiento sirvi¨® de base al proyecto revolucionario de Fidel¡±, afirma desde La Habana Ana S¨¢nchez Collazo, directora del Centro de Estudios Martianos, que matiza que Mart¨ª ¡°no comparti¨® la lucha de clases como forma de toma de poder pero fue defensor de los m¨¢s pobres¡±.
En 1883 Mart¨ª presenci¨® en Nueva York un acto por el fallecimiento de Marx y envi¨® una cr¨®nica a La Naci¨®n de Buenos Aires: ¡°Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los d¨¦biles merece honor. Pero no hace bien el que se?ala el da?o y arde en ansias temerosas de ponerle remedio, sino el que se?ala remedio blanco al da?o¡±, escribi¨® el periodista y poeta.
¡°Son dos persona que vivieron dos ¨¦pocas diferentes¡±, comienza el veterano historiador Enrique L¨®pez Oliva. ¡°Mart¨ª no vivi¨® la Revoluci¨®n bolchevique, ni siquiera la mexicana. ?l fue un liberal nacionalista pero que iba al entronque con las corrientes socialdem¨®cratas. Y Fidel se identific¨® desde el principio como un martiano. Plante¨® que su revoluci¨®n estaba inspirada en su pensamiento. Creo que su marxismo posterior fue cosa de coyuntura pol¨ªtica¡±.
Ya al mando de Cuba, Fidel Castro dir¨ªa: ¡°De ni?o le¨ªa con asombro sobre el Diluvio Universal y el Arca de No¨¦. M¨¢s adelante centr¨¦ mi inter¨¦s en Mart¨ª. La audacia, la belleza, el valor y la ¨¦tica de su pensamiento me ayudaron a convertirme en lo que creo que soy: un revolucionario¡±.
Fidel ha sido el disc¨ªpulo m¨¢s aventajado de Mart¨ª
Ana S¨¢nchez Collazo, directora del Centro de Estudios Martianos
Su enemigo com¨²n fue Estados Unidos, ¡°ese norte brutal y revuelto que nos desprecia¡±, escribi¨® Mart¨ª. En junio de 1958, a¨²n peleando en la Sierra Maestra, Castro dec¨ªa en una carta furiosa a su colaboradora Celia S¨¢nchez: ¡°Cuando esta guerra se acabe, empezar¨¢ para m¨ª una guerra mucho m¨¢s larga y grande, la guerra que voy a echar contra los americanos. Ese va a ser mi destino verdadero¡±.
El poeta cubano Nicol¨¢s Guill¨¦n consider¨® que Fidel Castro ¡°reinici¨® la guerra del 95¡±, la de la independencia contra Espa?a, ¡°y puso en pr¨¢ctica el ideal martiano de cerrar el camino a Estados Unidos con la violencia armada¡±.
Pero ambos, se?ala L¨®pez Oliva, encontraron en Estados Unidos entre el exilio cubano imprescindibles recursos para financiar sus movimientos.
Hijos de espa?oles ¨Cel de Mart¨ª fue un humilde sargento enviado a Cuba¨C, sus personalidades convergen en el liderazgo, la contumaz voluntad de triunfo y una compulsi¨®n oratoria de estilos distintos: ¡°La de Mart¨ª es la de un rom¨¢ntico del XIX y la de Fidel la de un abogado de formaci¨®n jesuita¡±, considera L¨®pez Oliva.
Mart¨ª muri¨® en el campo de batalla lanz¨¢ndose contra las tropas del coronel espa?ol Xim¨¦nez de Sandoval. Una bala en el pecho, otra en un muslo, otra por el cuello y una directa al estern¨®n. ¡°Mucha gente habla hasta de un suicidio. Iba en un caballo blanco con una pistolita chiquita¡±, dice el historiador. S¨¢nchez Collazo cree que err¨®neamente ¡°se dibuja a Mart¨ª como un hombre melanc¨®lico, pero era vivaz, hiperquin¨¦tico, un nervio puro que sub¨ªa los escalones de dos en dos¡±.
Son dos personas que vivieron dos ¨¦pocas diferentes
Enrique L¨®pez Oliva, historiador de la Universidad de La Habana
Castro libr¨® batallas en Sierra Maestra, lider¨® la defensa frente a la invasi¨®n de 1961 auspiciada por la CIA y sobrevivi¨® a numerosos intentos de asesinato, pero muri¨® anciano, con 90 a?os de edad y sin haber sido nunca derrocado.
Uno fue un poeta consumado y el otro un autor frustrado, seg¨²n le dijo un d¨ªa a Garc¨ªa M¨¢rquez: ¡°En mi pr¨®xima reencarnaci¨®n quiero ser escritor¡±. Fidel Castro fue como un padre para un venezolano, Hugo Ch¨¢vez, y Jos¨¦ Mart¨ª dej¨® escrito sobre Venezuela: ¡°Deme en qu¨¦ servirla: ella tiene en m¨ª un hijo¡±.
Los dos descansar¨¢n para siempre, juntos, en Santa Ifigenia, una necr¨®polis inaugurada en 1868, a?o en que comenz¨® la primera rebeli¨®n soberanista, y que guarda los restos de pr¨®ceres como Carlos Manuel de C¨¦spedes, que encabez¨® esa rebeli¨®n original, o el mulato Maceo, figura clave de la definitiva Guerra de Independencia de 1895 a 1898. All¨ª reposan tambi¨¦n los restos de famosos cubanos como Emilio Bacard¨ª, el patr¨®n del ron, o los legendarios m¨²sicos Miguel Matamoros y Compay Segundo.
Si ya era considerado un museo a cielo abierto, este cementerio bautizado con el nombre de una santa de raza negra ser¨¢ en adelante un libro abierto sobre la cicl¨®nica historia de una isla que cierra ahora un cap¨ªtulo cr¨ªtico.
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