¡°Quiz¨¢ lo decimos ahora m¨¢s claro¡±

No ha sido este un a?o f¨¢cil para los democristianos alemanes. Pero, aunque la preocupaci¨®n por la crisis migratoria sigue presente, una sensaci¨®n de alivio se detectaba en los pasillos del recinto ferial de Essen, donde el mi¨¦rcoles concluy¨® el congreso de la CDU. La brusca ca¨ªda en las llegadas ha tra¨ªdo algo de calma. Matthias Grahl da fe de ello.

Este peque?o empresario del Estado oriental de Sajonia entr¨® en la CDU nada m¨¢s derrumbarse la RDA. ¡°Tuve muchos problemas con el r¨¦gimen socialista. Y cuando lleg¨® la democracia, me afili¨¦ entusiasmado¡±, recuerda. Pero estos meses le ha costado horrores explicar lo que hac¨ªan sus l¨ªderes. La gesti¨®n de Angela Merkel le dej¨® desconcertado, porque ve¨ªa c¨®mo de repente valores tradicionales del partido ¨Cseguridad interna, protecci¨®n de las fronteras¡­- se evaporaban. S¨ª qued¨® satisfecho con el discurso de la canciller del martes. Sobre todo cuando dijo que lo ocurrido en 2015 ¨Ces decir, la llegada de 890.000 solicitantes de asilo- no puede repetirse jam¨¢s. ¡°Pero llega un a?o tarde. Hemos perdido demasiado tiempo¡±, protesta.

Casi el 90% de los delegados acaba de reelegir a Merkel como presidenta de la CDU. Pese a ser el segundo peor resultado en sus 16 a?os al frente del partido, en su entorno se daban por satisfechos. Podr¨ªa haber sido peor. Las encuestas, adem¨¢s, mejoran poco a poco. Seg¨²n el instituto Emnid, la CDU y sus aliados b¨¢varos contar¨ªan hoy con el apoyo del 37% de los votantes. Es su mejor resultado en diez meses, a 15 puntos de distancia de los socialdem¨®cratas. Los democristianos conf¨ªan en recuperar votantes conservadores con el giro a la derecha que suponen las propuestas para impedir la doble nacionalidad o el burka.

¡°Estas ideas han formado parte siempre de la ideolog¨ªa de la CDU¡±, asegura Jens Spahn, secretario de Estado de Finanzas y uno de las pocas voces de la direcci¨®n del partido que ha criticado en alto a Merkel. Al replicarle que su l¨ªder no ha defendido este programa, Spahn reflexiona unos segundos. ¡°Quiz¨¢s ahora lo digamos m¨¢s claro que en el pasado¡±, concede.

La CDU es un partido muy disciplinado. Sus mandos saben que tienen unas elecciones a la vuelta de la esquina y que las peleas internas no benefician a nadie. Entre el millar de delegados desplazados a Essen, muchos ostentan cargos en la administraci¨®n local, regional o federal. Son, por tanto, menos dados a excesos dial¨¦cticos. Una de las intervenciones m¨¢s cr¨ªticas fue la de Christine Arlt-Palmer, militante de base de Stuttgart que acus¨® al partido de autocomplacencia. M¨¢s tarde, en una charla con EL PA?S, dec¨ªa que no le extra?aba que, pese a todo lo ocurrido, Merkel hubiera recibido un apoyo tan alto. ¡°Este partido est¨¢ entrenado para ganar elecciones. Lo mejor es cerrar los ojos y seguir hacia adelante¡±, resum¨ªa.