El salario m¨ªnimo en M¨¦xico, uno de los m¨¢s bajos de Am¨¦rica, llega a la Suprema Corte de Justicia
Una limpiadora pide que el Gobierno fije las retribuciones atendiendo a los derechos humanos y no a indicadores econ¨®micos
A punto de cumplir cincuenta a?os, Mar¨ªa de la Luz Gregorio viaja cada d¨ªa entre cuatro y cinco horas para ir al trabajo y volver a casa. Limpia en un hostal restaurante del centro de la Ciudad de M¨¦xico. Gana el salario m¨ªnimo, 73 pesos. Tres d¨®lares y medio al d¨ªa. Como no le da, completa su jornal limpiando casas.
Un d¨ªa el pasado enero, la se?ora Gregorio entabl¨® conversaci¨®n con unos clientes del restaurante. Eran abogados. Les traslad¨® su preocupaci¨®n. A¨²n estoy fuerte y puedo trabajar, les dijo, pero yo, cobrando el salario m¨ªnimo, ?qu¨¦ pensi¨®n voy a tener? ?Qu¨¦ voy a hacer cuando ya no pueda venir a trabajar?
En M¨¦xico hay siete millones de trabajadores que cobran el salario m¨ªnimo. La semana pasada, el Gobierno decretaba un aumento de siete pesos. A partir del pr¨®ximo 1 de enero, el salario m¨ªnimo ser¨¢ de 80 pesos, cuatro d¨®lares. El presidente, Enrique Pe?a Nieto, se felicit¨® y dijo que ¡°es la primera vez en 40 a?os que hay una recuperaci¨®n real del salario m¨ªnimo del 15%¡±. Es decir, que la subida va m¨¢s all¨¢ del aumento de precios.
El problema es que a muchos a¨²n les parece insuficiente. En un estudio divulgado hace unos meses, la Comisi¨®n Nacional de Derechos Humanos conclu¨ªa que el salario m¨ªnimo no alcanza para la canasta b¨¢sica. El ombusdman mexicano detallaba que para tener un nivel de vida aceptable, el sueldo mensual de una persona deber¨ªa llegar a 2714 pesos, 134 d¨®lares. Cuando la Comisi¨®n Nacional de los Salarios M¨ªnimos, Conasami, informaba del aumento la semana pasada, la CNDH respondi¨® que estaba bien, pero que siete pesos son insuficientes.
Seg¨²n la l¨®gica de la CNDH, los criterios econ¨®micos no deber¨ªan definir en su totalidad el salario m¨ªnimo. Los derechos humanos deber¨ªan tener algo que ver. Y m¨¢s teniendo en cuenta que el salario m¨ªnimo en M¨¦xico es el m¨¢s bajo de Am¨¦rica Latina, junto al de Haiti.
Los abogados que com¨ªan en el restaurante de la se?ora Gregorio pensaron en lo que les dijo, su sueldo, su pensi¨®n. Asum¨ªan que el salario m¨ªnimo trasciende la cuesti¨®n econ¨®mica: es un asunto de dignidad. Un d¨ªa llegaron con la limpiadora y le preguntaron si le gustar¨ªa promover una demanda para presionar a la Conasami. Ellos la representar¨ªan. La se?ora Gregorio dijo que s¨ª.
Jaime Araiza, uno de los abogados de la se?ora Gregorio, explica que ¡°la Conasami incumple el art¨ªculo 123 de la Constituci¨®n y varios tratados internacionales en materia de derechos humanos¡±. El inciso VI del art¨ªculo 123 de la carta magna mexicana dice que ¡°los salarios m¨ªnimos generales deber¨¢n ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural y para proveer a la educaci¨®n obligatoria de los hijos¡±. Con dos hijos peque?os, Araiza pens¨® que la se?ora Gregorio ten¨ªa mucho que ganar en los tribunales.
Araiza y su equipo presentaron una demanda en un juzgado laboral, pero el juez sobresey¨® la demanda por defecto de forma: la hab¨ªan presentado fuera de plazo. Los abogados presentaron un escrito ante la Suprema Corte de Justicia de la Naci¨®n. El m¨¢ximo tribunal acept¨® el caso el pasado octubre. En la pr¨¢ctica, los ministros de la corte discutir¨¢n si el juez laboral ten¨ªa o no raz¨®n para sobreseer la demanda. Pero Araiza dice que en su ¡°pronunciamiento¡±, la segunda sala de la Suprema Corte har¨¢ determinaciones jur¨ªdicas que marcar¨¢n el camino a seguir: ¡°Por un lado, argumentar¨¢n si la Conasami debe tener en cuenta los tratados internacionales en materia de derechos humanos que M¨¦xico ha firmado, a la hora de fijar el salario m¨ªnimo. Por otro, dir¨¢n si la Conasami es un ¨®rgano de Gobierno que se debe o no a la Constituci¨®n¡±. Es decir, si una ciudadana como la se?ora Gregorio puede apelar a la carta magna contra un acuerdo sobre su sueldo que no le conviene.
La segunda sala del m¨¢ximo tribunal discutir¨¢ el escrito de Araiza y su representada a principios del pr¨®ximo a?o. Si les dan la raz¨®n, la causa volver¨¢ al juez laboral para que discuta el fondo y no la forma. Y sentar¨ªa un precedente para que otros ciudadanos disconformes se levanten contra la pobreza que viven por decreto.
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