Pe?a Nieto: ¡°Los militares asumen una tarea que no les corresponde¡±
El presidente mexicano trata de cerrar la crisis abierta por el general Cienfuegos y admite que el papel del ej¨¦rcito en la lucha contra el narco a¨²n es una "asignatura pendiente"
Est¨¢n de acuerdo pero nada cambia. El presidente de M¨¦xico, Enrique Pe?a Nieto, intent¨® apagar el incendio que prendi¨® el jueves el secretario de Defensa, el general Salvador Cienfuegos, al criticar el uso de militares en tareas policiales. En un gesto conciliador, Pe?a Nieto expres¨® su plena coincidencia con Cienfuegos: ¡°Nuestros soldados y marinos est¨¢n para cumplir con una misi¨®n, para preservar la seguridad interior, para cuidar de nuestra soberan¨ªa y no necesariamente para hacerse cargo de tareas que corresponden a las polic¨ªas y procuradur¨ªas [¡] Han asumido una misi¨®n que en sentido estricto no les corresponde¡±.
Las palabras de Pe?a Nieto buscan cerrar una herida abierta. El uso del poder militar en la lucha contra el narcotr¨¢fico se ha vuelto un arma de doble filo. El ej¨¦rcito se ha mostrado hasta la fecha como la ¨²nica fuerza capaz de contener al crimen organizado. Pero su empleo ha dejado un terrible saldo. Desde que en 2005, el presidente Vicente Fox sac¨® a los soldados a la calle la pesadilla se ha llevado por delante m¨¢s de 100.000 vidas.
El desgaste es evidente. Con 50.000 soldados movilizados y estados enteros como Guerrero o Tamaulipas sumidos en un t¨²nel de terror, la tarea de las fuerzas armadas se enfrenta a su propio abismo. No hay d¨ªa con paz en M¨¦xico, y pese al gigantesco esfuerzo, nadie da por vencida la guerra. Sin victoria, los soldados arrastran el estigma de la tortura y los abusos. En este escenario, el cansancio, cuando no el hartazgo, ha empezado a aflorar. ¡°Hay desgaste; es obvio, estamos trabajando en todo el pa¨ªs, a toda hora, en todo momento¡±, admiti¨® en octubre Cienfuegos, cuando dio un primer aldabonazo. Entonces pidi¨® p¨²blicamente m¨¢s efectivos y, sobre todo, un marco legal que regule su presencia en las calles.
El jueves dio un paso m¨¢s. ¡°Esto no se resuelve a balazos. ?Quieren que estemos en los cuarteles? Adelante. Yo ser¨ªa el primero en levantar no una, sino las dos manos para que nos vayamos a hacer nuestras tareas constitucionales. Nosotros no pedimos estar ah¨ª. Ninguno de los que estamos aqu¨ª estudiamos para perseguir delincuentes¡±, clam¨® el general.
El golpe de Cienfuegos hizo retumbar el pa¨ªs. No es habitual que el alto mando hable. Y menos que lo haga con tanta claridad. Pero su discurso puso el dedo en la llaga. Cienfuegos y su estado mayor llevan a?os pidiendo una legislaci¨®n que ampare plenamente su lucha contra el narco. La reforma, sin embargo, apenas avanza. Hay temor, o eso creen los militares, a que tras la legalizaci¨®n de su despliegue, no quieran volver a los cuarteles.
Atrapados en esta contradicci¨®n, con un poder civil que los convoca a una guerra despiadada, pero que no les da cobertura legal suficiente, la tensi¨®n se ha ido agudizando. Las quejas son cada vez m¨¢s frecuentes. Y lo que antes solo eran comentarios de cuartel ahora ya tienen rango de discurso oficial. De ah¨ª la rapidez de Pe?a Nieto en intentar calmar las aguas.
El presidente ha reconocido que se trata de una ¡°asignatura pendiente¡± y que los militares han asumido una misi¨®n que no les corresponde. En esta l¨ªnea, ha indicado que mientras las ¡°instituciones civiles¡± no est¨¦n preparadas tendr¨¢n que seguir con la tarea. Para que esto cambie, seg¨²n los expertos y los propios militares, no s¨®lo se requiere de la intervenci¨®n presidencial sino que los Estados se hagan corresponsables de las tareas de seguridad, un trabajo sangriento y vol¨¢til que prefieren evitar y dejar en manos de los soldados.
¡°El compromiso lo debemos asumir todos, y digo todos, porque no est¨¢ s¨®lo en el ejercicio y en la tarea del presidente de la Rep¨²blica, lo est¨¢ en el de los gobernadores, lo est¨¢ en el de todos los poderes del Estado mexicano para que realmente podamos actualizar y modernizar la actuaci¨®n, preparaci¨®n, profesionalismo y fortalecimiento de las instituciones civiles encargadas de la seguridad p¨²blica¡±. afirm¨® Pe?a Nieto. A diez a?os del inicio de la guerra contra el narco, el papel de los militares sigue en el ojo del hurac¨¢n.
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