Un edil de Bruselas se niega a casar a parejas musulmanas si no le dan la mano
El concejal rechaza unir en matrimonio a quienes, por motivos religiosos, no quieren saludarle con este gesto
No fueron las dudas de ¨²ltima hora ni los nervios previos al enlace. La raz¨®n por la que en Bruselas se han anulado ocho bodas en los ¨²ltimos tres a?os responde a una cuesti¨®n tan aparentemente peregrina como estrechar una mano. Alain Courtois, concejal del distrito centro de la capital belga desvel¨® esta semana al diario Le Soir que se neg¨® a celebrar los casamientos ante el rechazo de las parejas a saludarle con un apret¨®n de manos por motivos religiosos. "Si se quiere una ceremonia religiosa, se casa uno en la iglesia o en una mezquita o en no s¨¦ qu¨¦ templo. Pero no podemos dejar a un lado la educaci¨®n m¨¢s elemental por pretextos religiosos", explic¨® Courtois, cuyo apellido significa precisamente "cort¨¦s".
Algunas mujeres musulmanas prefieren no dar la mano a otros hombres en determinados casos. La espa?ola Mar¨ªa Victoria Mascu?ano, conversa al islam y vecina de Molenbeek, uno de los barrios de Bruselas de mayor presencia musulmana, es una de ellas: "No suelo dar la mano a hombres que no son de la familia, es un signo de respeto en el islam", se?ala. Jamal Habbachich, que preside el consejo que representa a 22 mezquitas de Molenbeek, niega que el Cor¨¢n impida a una mujer dar la mano a otros hombres, aunque reconoce que ha visto a una minor¨ªa seguir ese h¨¢bito. "Son tradiciones importadas de pa¨ªses como Arabia Saud¨ª, pero la gran mayor¨ªa no las sigue. He asistido a muchas bodas en las que se saluda con la mano sin problema", afirma.
El equipo del edil bruselense informa a las parejas desde la primer toma de contacto de que no pueden casarse si rechazan darle la mano por cuestiones religiosas. Tampoco autorizar¨ªa las bodas si las motivaciones fueran pol¨ªticas, aclara el concejal. Su decisi¨®n ha abierto un debate entre los que lo ven como un gesto necesario para proteger la laicidad del Estado y los que lo consideran irrespetuoso con las costumbres ajenas y contrario a la ley. Ning¨²n art¨ªculo recoge la falta de educaci¨®n como argumento para cancelar una boda. "Si estoy en posici¨®n de abuso de poder, seguir¨¦ abusando. Mi postura es muy clara y no cambiar¨¦", sentenci¨® contundente Courtois.
Sus detractores advierten de que si se permite al edil no oficiar los matrimonios por este motivo, tampoco habr¨ªa que poner impedimentos a los que se niegan a casar a homosexuales alegando cuestiones de conciencia, dado que ambas son decisiones personales ajenas a la ley. Los que rechazan la forma de actuar del concejal creen que el Estado debe ser neutral y que igual que los ciudadanos no pueden elegir el funcionario que los casa, este no debe seleccionar qui¨¦nes tienen derecho a pasar por el altar. Para el imam Habbachich, el concejal ha buscado la pol¨¦mica. "En lugar de reaccionar de una forma serena ha optado por no casarles", critica.
El pol¨ªtico es mucho m¨¢s que un concejal de la capital belga. Es un peso pesado del Movimiento Reformador, el partido liberal franc¨®fono que gobierna el pa¨ªs en coalici¨®n con los nacionalistas flamencos. Es tambi¨¦n conocido por haber sido presidente de la federaci¨®n de f¨²tbol y diputado, y actualmente es senador y directivo del Anderlecht, uno de los principales clubes del f¨²tbol belga.
Una parte de la comunidad musulmana ya mantuvo en el pasado tensos desencuentros con las instituciones belgas. El Gobierno prohibi¨® el uso del burka y el niqab hace cinco a?os, y la negativa de algunas mujeres a aceptar la norma provoc¨® disturbios. En esta ocasi¨®n no es la forma de vestir sino un apret¨®n de manos el objeto de discusi¨®n. Un gesto que puede marcar la diferencia entre el soltero o casado del estado civil, si bien lo m¨¢s probable es que aquellos que no est¨¦n dispuestos a estrecharle la mano simplemente elijan otro Ayuntamiento donde dar el s¨ª quiero.??
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