La UE deporta al 36% de migrantes con orden de expulsi¨®n
Los pa¨ªses europeos pierden el rastro de muchos extranjeros con mandato de retorno
La Uni¨®n Europea ha convertido las expulsiones de extranjeros en bandera de su pol¨ªtica migratoria. Con un n¨²mero de llegadas al continente que no ha hecho sino crecer desde el estallido de las primaveras ¨¢rabes, en 2011, Bruselas se centra ahora en retornar a aquellos que ven rechazada su solicitud de asilo. Al igual que ocurri¨® con el sospechoso del atentado de Berl¨ªn, que deb¨ªa regresar a T¨²nez, las cifras demuestran que la mayor¨ªa de quienes reciben la orden de abandonar el territorio comunitario no lo hacen. De las expulsiones decretadas en 2015, apenas un 36% se cumplieron, seg¨²n las cifras oficiales.
Bruselas dise?¨® la estrategia de agilizar expulsiones por motivos diferentes a la lucha antiterrorista. El gran n¨²mero de refugiados que llamaban a las puertas de la UE el a?o pasado (m¨¢s de un mill¨®n de personas) convenci¨® a los pa¨ªses de que hab¨ªa que acoger a quienes hu¨ªan de la persecuci¨®n y deportar cuanto antes a los llamados migrantes econ¨®micos, sin derecho al asilo. Pero el posible nexo ¡ªa¨²n por demostrar¡ª entre un migrante que recibi¨® orden de expulsi¨®n y el atentado al mercado navide?o en Alemania a?ade presi¨®n pol¨ªtica para acelerar esos retornos.
Los datos revelan que se trata de un gran desaf¨ªo. ¡°Es muy dif¨ªcil. Porque los pa¨ªses a los que deben retornar los migrantes o bien no cooperan o bien no encuentran la documentaci¨®n de estos migrantes a los que hay que devolver¡±, explicaba en una reciente conversaci¨®n con EL PA?S el director de Frontex, Fabrice Leggeri. Desde este mismo a?o, la agencia europea de fronteras tiene un nuevo mandato para propiciar estas operaciones de expulsi¨®n. El a?o pasado se produjeron 193.565 en toda la UE, seg¨²n datos de Eurostat, la oficina estad¨ªstica comunitaria. La brecha entre esta cifra y las m¨¢s de 530.000 personas que recibieron una orden de deportaci¨®n se explica por la existencia de ¡°retornos voluntarios sin que lo sepan las autoridades, por desapariciones de personas o por casos no registrados¡±, argumenta Eurostat.
M¨¢s en Grecia y en Francia
Es decir, muchos huyen y se les pierde el rastro. Y a lo mejor una parte acaba regresando sin que les conste a las autoridades o sin que lo notifiquen. El 12,6% de quienes recibieron orden de expulsi¨®n en 2015 resid¨ªa en Alemania. El mayor n¨²mero se localiz¨® en Grecia (casi uno de cada cuatro) y en Francia (un 19%).
Pese al acopio de n¨²meros, otras fuentes comunitarias admiten que los datos de retornos son poco precisos ¡ªy nada transparentes¡ª porque ni la UE ni los pa¨ªses terceros que readmiten a esos expulsados tienen inter¨¦s en divulgarlos. Las autoridades de un pa¨ªs como Nigeria, con el que Bruselas trata estos d¨ªas de cerrar un acuerdo de readmisi¨®n de sus ciudadanos, recelan de ver negro sobre blanco un panorama de readmisi¨®n que en el fondo perjudica a su propio pa¨ªs. Porque las cifras de remesas que los migrantes env¨ªan a sus territorios de origen superan con creces la ayuda al desarrollo que les pueda facilitar Europa. As¨ª que no tienen alicientes para aceptar la devoluci¨®n de sus ciudadanos. Consciente de esos recelos, Europa evita publicitar las cifras para no cegar la negociaci¨®n con esos pa¨ªses terceros. Y ahora forja acuerdos con varios pa¨ªses africanos que premian la cooperaci¨®n.
En ese contexto, no es de extra?ar que la lista de expulsiones efectivas no coincida con la de ciudadanos que recibieron una orden de abandonar la UE. Por n¨²mero de decisiones de expulsi¨®n, el a?o pasado encabezaron la lista los sirios ¡ªpese a la guerra¡ª, los albaneses, los afganos, los marroqu¨ªes y los iraqu¨ªes. Pero finalmente la mayor¨ªa de retornados fueron albaneses, seguidos de kosovares, ucranios y serbios. Se trata ciudadanos de pa¨ªses que tienen suscritos marcos de readmisi¨®n con la UE. Y no son precisamente los que ahora m¨¢s preocupan a Bruselas.
Sin acuerdo de extradici¨®n, las trabas para deportar son enormes. Los pa¨ªses europeos deben demostrar, caso por caso, que el ciudadano es originario del pa¨ªs al que pretenden retornarlo. A partir de ah¨ª contactan con las autoridades de ese Estado para que env¨ªen la documentaci¨®n sobre la persona y acepten su retorno. Pero el proceso se interrumpe o, en el mejor de los casos, se demora. Bruselas est¨¢ intentando que los pa¨ªses de origen acepten el llamado laissez-passer, un documento est¨¢ndar de regreso para quienes tienen ¨®rdenes de expulsi¨®n. Pero los pa¨ªses terceros se resisten a abrir esa v¨ªa r¨¢pida de deportaciones a sus territorios.
M¨¢s all¨¢ de la amenaza terrorista, Europa est¨¢ decidida a intensificar los retornos porque el problema se ha agravado desde el inicio de la crisis econ¨®mica. La pol¨ªtica de expulsiones, parad¨®jicamente, se ha relajado en los ¨²ltimos a?os respecto a 2008, aunque las llegadas al continente hayan crecido en ese periodo. Las ¨®rdenes de abandonar el territorio comunitario expedidas en 2015 resultaron un 11,6% inferiores a las de siete a?os atr¨¢s. Y los retornos consumados cayeron un 8,4%.
Una de las posibles razones del descenso deriva de los cambios en el perfil del migrante. Tras el estallido de las primaveras ¨¢rabes, muchos de los extranjeros que emigraron a Europa eran refugiados de libro (es decir, candidatos a la protecci¨®n, no a la expulsi¨®n).
El dilema de la detenci¨®n
Aunque la migraci¨®n irregular no es un delito, la UE aprob¨® en 2008 una directiva de retenci¨®n de migrantes ¡ªla llamada directiva de la verg¨¹enza¡ª que autorizaba a internar a los extranjeros con orden de expulsi¨®n por un periodo m¨¢ximo de 18 meses. Pero el car¨¢cter extremo de esta medida ¡ªy tambi¨¦n la falta de capacidad de los Estados para gestionar esas retenciones¡ª propiciaron periodos m¨¢s acortados. En Espa?a el l¨ªmite legal est¨¢ en 60 d¨ªas.
Esa situaci¨®n coloca a Europa frente a sus propios valores. Porque encerrar a personas que no han cometido delitos en centros que en muchas ocasiones ofrecen condiciones muy precarias resulta desproporcionado. Pero el r¨¦gimen abierto lleva a muchos migrantes a huir. La presidencia de turno de la UE, en manos de Eslovaquia hasta final de a?o, ha sugerido reforzar la idea del internamiento en el contexto de la reforma del sistema de asilo europeo. De momento, los pa¨ªses han preferido postergar el debate.
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