Colombia, zona en transici¨®n
Nuestra transici¨®n es hacia el posconflicto, verdadera prueba de construcci¨®n de una institucionalidad que garantice el castigo eficaz a los corruptos
Zonas Veredales Transitorias de Normalizaci¨®n (ZVTN) es el nombre dado a los 20 lugares a donde se han empezado ya a concentrar los integrantes de las FARC por espacio de 180 d¨ªas, mientras entregan las armas, son censados, y juzgados por el nuevo tribunal (JEP), con la reciente aprobada amnist¨ªa en el Congreso.
Es en esos lugares donde deber¨¢n reconocer la institucionalidad, las realidades pol¨ªticas, los poderes locales a los que ya no podr¨¢n amenazar y desde donde tendr¨¢n que encontrar la viabilidad de su quehacer en el debate democr¨¢tico. De muchas maneras esas zonas guardan en su prop¨®sito una gran similitud con el pa¨ªs en toda su dimensi¨®n.
No podr¨ªa encontrar mejor definici¨®n para describir a Colombia a pocas horas del 2017. Es una gran zona en transici¨®n hacia la normalizaci¨®n, entendida ¨¦sta como la forma de decantar, de superar este annus horribilis de la polarizaci¨®n y empezar a construir unas nuevas bases despu¨¦s de haber logrado sacar adelante el proceso de paz con la guerrilla m¨¢s vieja del mundo. No debe considerarse admisible que una sociedad que logr¨® la paz con la guerrilla contin¨²e ampliando la brecha hacia en entendimiento en unos m¨ªnimos.
Las contradicciones propias de la situaci¨®n actual se hacen protuberantes, visibles, cuando las mayor¨ªas aceitadas votan las leyes que garantizan la gobernabilidad del actual mandato como ocurri¨® con la ley de Amnist¨ªa y la reforma tributaria mientras los ¨ªndices de aprobaci¨®n para Juan Manuel Santos y sus ministros llegan a niveles cada vez m¨¢s bajos y los ciudadanos preguntados por los medios castigan una y otra vez al presidente que dicen le entreg¨® el pa¨ªs a los terroristas.
El camino hacia la normalizaci¨®n que imagino no es de la reconciliaci¨®n entre partidos. Al contrario, es obligatorio el reconocimiento de una realidad pol¨ªtica para las elecciones del 2018: qued¨® claro el poder en votos contables del Centro Democr¨¢tico y el hambre no saciado por la espiritualidad en ciertas iglesias.
Nuestra transici¨®n es hacia el posconflicto, verdadera prueba de construcci¨®n de una institucionalidad que garantice el castigo eficaz a los corruptos. Entre Reficar, los carteles de la salud, el robo de los alimentos de los ni?os desnutridos y tantos otros sobornos para engordar el bolsillo propio, en Colombia la impunidad no puede seguir alimentando nuevas delincuencias.
Lo que ocurra en las zonas veredales con los integrantes de las FARC es paralelo a lo que debe ocurrir en toda Colombia: el desarme de las diferentes formas de violencia, incluida la palabra. En reencuentro con la civilidad y respeto por bien p¨²blico.
Los mandatarios locales tienen que mostrar de que est¨¢n hechos y cu¨¢l es su talante pasados 12 meses de sus administraciones y cuando todav¨ªa faltan tres a?os. Los gobernadores de los territorios de donde han salido las FARC no tendr¨¢n ya m¨¢s excusa para justificar la precariedad en que viven sus habitantes.
La normalizaci¨®n es necesaria para poder trabajar objetivos conjuntos de construcci¨®n de naci¨®n. Y en ella deben participar los gremios, los empresarios, los ciudadanos verificadores, las organizaciones que han vivido del pago del estado para documentar nuestra realidad deben ahora proponer rutas que permitan entender y atender las verdaderas necesidades ciudadanas para acortar esa brecha que nos permita encontrar un lugar en lo colectivo como sociedad.
C¨®mo entender la voz ciudadana es quiz¨¢ el mayor reto no s¨®lo para los gobernantes y el abanico de candidatos que ya dejaron claras sus aspiraciones para las pr¨®ximas elecciones. Es tambi¨¦n para nosotros los medios pues nuestras audiencias demostraron este a?o usar la informaci¨®n en beneficio de sus propios preconceptos y expresarlos a trav¨¦s de sus redes sociales para descalificarnos.
La informaci¨®n como herramienta de comprensi¨®n para la toma de decisiones tambi¨¦n tiene que volver a conquistar a ese receptor cuyos juicios hoy se construyen sobre la base de cientos de fuentes informativas poco rigurosas y casi siempre con un inter¨¦s para profundizar diferencias y en vez de acercar posiciones. Sus necesidades y preferencias terminaron por ser imposibles de medir en las encuestas.
El nuevo a?o bien vale la pena barajar y ver con mayor honestidad lo que dicen las cartas.
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