El arzobispo Hilari¨®n Capucci, terrorista para Israel, h¨¦roe de los palestinos
El religioso, muerto este lunes, fue encarcelado por ¡°contrabando de armas¡± para Arafat cuando presid¨ªa la di¨®cesis de Jerusal¨¦n
Hablando de patrias, la l¨ªnea que separa el delito de la heroicidad es tan delgada que en unos pocos a?os un notorio supuesto terrorista puede convertirse en primer ministro o recibir el premio Nobel de la Paz. El Israel moderno y el sempiterno naciente Estado palestino aportan varios ejemplos, con Men¨¢hem Beguin y Yasir Arafat como s¨ªmbolos. No tuvo esa fortuna el arzobispo melquita cat¨®lico de Jerusal¨¦n, Hilari¨®n Capucci. Lo era en 1974 cuando en apenas seis meses pas¨® de presidir esa emblem¨¢tica di¨®cesis, a ocupar una celda en la c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad de Israel. Con sospechosa meticulosidad, los servicios secretos hab¨ªan logrado acumular pruebas para acusarlo de aportar armas a la Organizaci¨®n para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP). Fue condenado a doce a?os de prisi¨®n, de los que cumpli¨® tres y medio. El Vaticano logr¨® liberarlo a cambio de que no volviera a poner los pies en Jerusal¨¦n, en toda Palestina y ni siquiera en el Medio Oriente. Fue enviado a Am¨¦rica Latina. Muri¨® el lunes en Roma a los 94 a?os y se dice que ser¨¢ enterrado en L¨ªbano. El Vaticano no da detalles sobre c¨®mo o cuando falleci¨®, ni sobre las exequias que vayan a celebrarse en su honor.
Nacido en Alepo (Siria) en 1922, pertenec¨ªa a la orden de San Basilio de los melquitas y lleg¨® a Jerusal¨¦n en1965, como vicario patriarcal y arzobispo de Cesarea. Por su dignidad eclesi¨¢stica, nunca puesta en entredicho por el Vaticano, era una voz inc¨®moda, de repercusi¨®n mundial, muy dif¨ªcil de acallar y de contradecir. Tampoco lo hizo el Papa de Roma, que respet¨® siempre a Capucci como l¨ªder indiscutible de la comunidad greco-cat¨®lica melquita (unos 4.500 cristianos en Jerusal¨¦n, Cisjordania e Israel central). Esta Iglesia greco-cat¨®lica reconoce el primado de Roma en asuntos de la fe, pero sigue los ritos bizantinos en liturgia y disciplina clerical.
Seg¨²n los servicios secretos israel¨ªes, que antes de la detenci¨®n hab¨ªan orquestado contra el arzobispo una campa?a de desprestigio de alcance internacional, Capucci usaba su estatus para viajar a trav¨¦s de la frontera de Israel y L¨ªbano sin ser sometido a inspecciones. No fue detenido hasta agosto de 1974, viajando de Beirut a Jerusal¨¦n. Seg¨²n las autoridades, en su auto se encontraron cuatro rifles Kalashnikov, dos pistolas, granadas, 100 kilos de dinamita y varios detonadores, para entregar a la OLP de Arafat. En la sentencia, el tribunal incluy¨® el delito de mantener contacto con agentes extranjeros, en concreto con Arafat y Khalil al Wazir, Abu Jihad en su nombre de guerra. El Vaticano observ¨® el juicio ¡°con gran dolor¡± y el patriarca melquita de Antioqu¨ªa, Maximos V. Hakim, vol¨® a Roma para analizar la situaci¨®n con Pablo VI. Capucci hab¨ªa sido uno de los presos "pol¨ªticos" cuya liberaci¨®n fue exigida por los secuestradores palestinos de un avi¨®n franc¨¦s en 1976. Los gobiernos de Irak, Libia, Sud¨¢n, Egipto y Siria llegaron a honrar al arzobispo cristiano con la emisi¨®n de sellos postales.
"Sal¨ª de una c¨¢rcel peque?a para ir a una mayor", dijo Capucci a ?ngeles Espinosa, en EL PAIS, en 1987. ¡°He dejado lejos una patria, amigos, la Iglesia oriental a la que pertenezco. La muerte es la separaci¨®n de las cosas que son queridas para el hombre, y lo que m¨¢s quiero es mi patria porque el hombre s¨®lo vive dignamente en su patria". Lament¨® que ni siquiera pudo acudir al funeral de su madre, que muri¨® ciega ¡°de tanto llorar¡±.
El arzobispo nunca abandon¨® la lucha por la liberaci¨®n de Palestina. Lo anunci¨® en 1981, cuando vino a Madrid a inaugurar la Semana Palestina, organizada por la Asociaci¨®n de Amigos del Pueblo Palestino. El arzobispo em¨¦rito de Jerusal¨¦n declar¨® entonces a EL PAIS, entrevistado por Reyes Mate: ¡°Rechazo el terrorismo pero no la resistencia. Un pastor no abandona a su pueblo cuando viene el lobo. Me condenaron porque ech¨¦ una mano a la causa de los palestinos. Imaginaos que un buen d¨ªa el invasor saquea vuestros campos y ocupa vuestro hogar, ?podr¨ªais, en conciencia, cruzaros de brazos? Eso es la resistencia, luchar en conciencia por vuestra patria. La resistencia es un derecho admitido por las leyes internacionales y por la ONU, y para nosotros, un deber de conciencia".
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