El pez le¨®n, el nuevo pirata del Caribe
Presente en el Atl¨¢ntico desde mediados de los 80, el llamativo invasor amenaza las poblaciones de peces y medios de subsistencia desde Rhode Island hasta Sao Paulo
El pez le¨®n es un verdadero esp¨¦cimen ex¨®tico que llama la atenci¨®n. De su cabeza emergen brillantes y venenosas espinas como la melena del le¨®n terrestre. Su apetito es voraz y su resistencia a los elementos, asombrosa. El conjunto le hace un cazador nato, el rey de la jungla acu¨¢tica. Sin embargo, los millones de ejemplares que existen en las aguas del Caribe, Golfo de M¨¦xico y el Atl¨¢ntico Occidental, est¨¢n en la selva equivocada.
Desde hace tres d¨¦cadas, el pez le¨®n considera estas aguas su casa y sin un depredador natural que los mantenga a raya, el impacto en las poblaciones de las especies de peces nativos, y las comunidades que dependen de ellas, ha sido devastador.
En un contexto de calentamiento global y de temperaturas del mar en aumento, se teme una mayor expansi¨®n de la especie por la costa a medida que las condiciones se vuelven m¨¢s favorables para su supervivencia.
Keiko Ashida, especialista ambiental del Banco Mundial, explica c¨®mo comunidades de la cuenca caribe?a ya lideran contraataques innovadores para controlar sus poblaciones.
Pregunta.??Por qu¨¦ hay que preocuparse por la presencia del pez le¨®n en aguas latinoamericanas?
Respuesta.?El pez le¨®n ha evolucionado para sobrevivir y se adapta r¨¢pidamente a nuevos ambientes. Originariamente proveniente de Indonesia, desde mediados de los 80 se han visto ejemplares a lo largo de m¨¢s de 8,000 kil¨®metros de la costa este de las Am¨¦ricas, desde el estado de Nueva York en Estados Unidos, hasta la costa de S?o Paulo en Brasil. Se reproduce a niveles alarmantes y puede estar hasta tres meses sin alimentarse. Vive en profundidades de hasta 300 metros as¨ª como en aguas superficiales poco salinas.
Sin embargo, su presencia ha causado graves da?os a los ecosistemas, en especial en las aguas tropicales del Caribe y Centroam¨¦rica.
Aqu¨ª, en las zonas m¨¢s afectadas, el pez le¨®n persigue a m¨¢s de 60 especies nativas, en especial a las m¨¢s j¨®venes. Esta caza puede reducir las poblaciones de peces hasta en un 79% en un plazo de cinco semanas, cazando en grupos y aliment¨¢ndose hasta que exterminan todas sus presas en el ¨¢rea. Es una t¨¢ctica brutal cuyo impacto amenaza la supervivencia de los ecosistemas y las econom¨ªas locales que dependen de ellos. Y en cuanto a las zonas caribe?as m¨¢s afectadas, el pez le¨®n tiene un efecto devastador en la sobrevivencia de la segunda barrera de coral m¨¢s grande del mundo, el arrecife mesoamericano.
P. ?Cu¨¢l es el impacto m¨¢s amplio de esta invasi¨®n?
R.?El arrecife mesoamericano se extiende unos 100 kil¨®metros desde la pen¨ªnsula de Yucat¨¢n hasta la bah¨ªa de Honduras. En toda su extensi¨®n sirve de protecci¨®n natural a la costa y es un criadero de peces, a la vez que representa un gran atractivo tur¨ªstico lo que significa ingresos importantes para las comunidades que dependen de ¨¦l.
En Belice, por ejemplo, se calcula que a trav¨¦s de estos servicios, el arrecife genera entre un 15 y 22 por ciento del PIB, entre unos 395 y 559 millones de d¨®lares al a?o. Sin embargo, alrededor de dos terceras partes del arrecife est¨¢n en condiciones cr¨ªticas debido al impacto del cambio clim¨¢tico (blanqueo, aumento de acidez y de la temperatura del agua) y factores de estr¨¦s como la escorrent¨ªa agr¨ªcola, la sedimentaci¨®n y la pesca no sostenible.
Sumado a esto, la presencia del pez le¨®n impacta la capacidad del arrecife para recuperarse. Seg¨²n estudios, cuando florecen poblaciones de peces ¡°herb¨ªvoros¡±, como el pez loro y el pez cirujano, el arrecife tiene m¨¢s probabilidad de recuperarse de da?os tras un hurac¨¢n que cuando tales poblaciones est¨¢n mermadas.
El controlar la poblaci¨®n de estos peces le¨®n invasores es clave para abordar los desequilibrios ecol¨®gicos y sanar el arrecife y sus ecosistemas.
P. ?Qu¨¦ se puede hacer al respecto?
R.?Se considera que la erradicaci¨®n completa del pez le¨®n es imposible. Sus concentraciones en el Atl¨¢ntico son diez veces superiores a las de su Indonesia nativa. M¨¢s bien, los esfuerzos se deben enfocar en mantener a sus poblaciones por debajo del umbral en el que los peces nativos pueden sobrevivir.
El desaf¨ªo es encontrar soluciones sostenibles que gestionen las concentraciones del pez le¨®n y que generen una fuente de ingreso alternativa para las comunidades de pescadores afectadas.
Por ejemplo, en Belice, adem¨¢s de fomentarse el consumo del pez, existe una iniciativa que usa la belleza del pez le¨®n en su contra, y ya tiene resultados. El ¡°Grupo de joyer¨ªa del pez le¨®n de Belice¡± ha empezado a usar las espinas brillantes del pez para crear aros, collares y llaveros que ya se venden a nivel nacional e internacional. Los fondos proveen un sustento a 78 personas de comunidades que se ven muy impactadas por la invasi¨®n de la especie. Con el apoyo del Banco Mundial y financiado por el Fondo de Desarrollo Social de Jap¨®n, este grupo est¨¢ expandiendo su negocio para que m¨¢s mujeres aprendan y se beneficien de esta iniciativa.
El ¨¦xito del proyecto ya ha incrementado en un 45% el valor del pez le¨®n capturado en Belice, las Bahamas, Granada y San Vicente y los Granadinas.
Mary Stokes es productora online del Banco Mundial
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