S¨ª movi¨® a M¨¦xico... en su contra
Pe?a Nieto ha roto la relaci¨®n con el pueblo. Enfrentarse as¨ª al reto de Trump es una tragedia
M¨¦xico tiene un serio problema de inoportunidad hist¨®rica. Justo cuando m¨¢s hemos necesitado a un L¨¢zaro C¨¢rdenas, un Churchill o un Mandela, hemos tenido, por desgracia y pol¨ªticamente hablando, a un enano a cargo del tim¨®n del barco. En el 2000 desperdiciamos la ef¨ªmera ¡°primavera democr¨¢tica¡± cuando el r¨¦gimen de alternancia de Vicente Fox se mostr¨® m¨¢s interesado en cuidar sus ¨ªndices de popularidad que en utilizar su capital pol¨ªtico para construir la red de instituciones democr¨¢ticas que el pa¨ªs necesitaba para sustituir al presidencialismo.
Cuando m¨¢s necesit¨¢bamos a un L¨¢zaro C¨¢rdenas o un Churchill, hemos tenido, ?pol¨ªticamente hablando, a un enano?a cargo del tim¨®n
Y hoy, cuando enfrenta la peor enorme amenaza de su historia reciente, un Gobierno estadounidense agresivo y hostil, el pa¨ªs est¨¢ encabezado por la presidencia con el m¨¢s bajo nivel de legitimidad de las ¨²ltimas d¨¦cadas. No s¨®lo se trata de que los niveles de aprobaci¨®n de Enrique Pe?a Nieto se encuentren en sus m¨ªnimos hist¨®ricos. Es tambi¨¦n un asunto de incapacidad para articular y aterrizar una propuesta de acci¨®n con alguna posibilidad de ¨¦xito.
Al arranque de su administraci¨®n Pe?a Nieto se propuso Mover a M¨¦xico, era su lema. Los ¨²ltimos d¨ªas parecer¨ªa haberlo por fin conseguido, pero en su contra. Las protestas por el aumento en la gasolina, saqueos incluidos, la resistencia de la Iglesia y de los gobernadores (incluso priistas) a estas medidas, la rebeli¨®n de los empresarios en contra del Acuerdo para el Fortalecimiento Econ¨®mico y la Protecci¨®n de la Econom¨ªa Familiar dan cuenta de una brecha entre la autoridad y la sociedad en el momento m¨¢s inoportuno.
No se trata aqu¨ª de satanizar a Pe?a Nieto por la tormenta que se nos ha venido encima y que en m¨¢s de un sentido lo desborda completamente. No podemos hacerlo responsable del triunfo de Trump ni de la amenaza que ello representa. Pero el hecho de que M¨¦xico deba enfrentar ese desaf¨ªo los pr¨®ximos dos a?os con un presidente que ha fracturado la relaci¨®n con el pueblo que gobierna es una tragedia para todos.
Y esa fractura compromete el ¨¦xito de cualquier pol¨ªtica p¨²blica que el Gobierno pretenda poner en marcha para responder a la crisis que enfrentamos. Mientras Los Pinos siga ignorando ese hecho, seguir¨¢n fracasando las comparecencias de Pe?a Nieto, el anuncio de sus programas, sus s¨²plicas para concitar el apoyo de la opini¨®n p¨²blica. El reclamo ¡°qu¨¦ habr¨ªan hecho ustedes¡± o su exhorto a la resiliencia, emitidos los ¨²ltimos d¨ªas, terminan siendo contraproducentes, objeto de cr¨ªtica y mofa en las redes sociales.
?Que pasar¨ªa si se nombra un verdadero zar anticorrupci¨®n, independiente y cr¨ªtico?
El camino m¨¢s r¨¢pido, quiz¨¢ el ¨²nico, para que el Gobierno construya alg¨²n margen de operaci¨®n o credibilidad m¨ªnimo es, me parece, el combate a la corrupci¨®n en los m¨¢s altos niveles de la burocracia. Mientras su administraci¨®n siga siendo vista como ep¨ªteto de la impunidad y c¨®mplice activo o pasivo de las prebendas y excesos de gobernadores, directores de paraestatales, l¨ªderes sindicales y de fracciones legislativas, no habr¨¢ posibilidades de construir legitimidad alguna.
No s¨¦ si Pe?a Nieto tenga todav¨ªa alguna posibilidad de desprenderse de la cultura de la cofrad¨ªa y del amiguismo que caracteriza al grupo pol¨ªtico al que pertenece. El reciclaje de los mismos protagonistas en distintas carteras, la tendencia endog¨¢mica a protegerse y cuidarse las espaldas, la autocomplacencia y el juego cortesano en la que est¨¢n encerrados, dinamitan cualquier esfuerzo del presidente para generar empat¨ªa. Y desde luego, invalidan toda petici¨®n a los mexicanos para que se solidaricen con sus anuncios y programas, ya no digamos un exhorto al sacrificio, como ha sido el caso en el aumento de las gasolinas.
No hay tiempo para convocar una comisi¨®n anticorrupci¨®n con operadores internacionales, como lo hizo Guatemala. No cuando se tienen por delante solo 23 meses. Pero, ?que pasar¨ªa si se nombra un verdadero zar anticorrupci¨®n, independiente y cr¨ªtico, con las suficientes atribuciones? ?Un Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, un Jos¨¦ Woldenberg?
Ha llegado el momento en que el presidente asuma que ante la crisis que se viene no puede exigir un sacrificio adicional a los mexicanos sin antes mostrar su propia disposici¨®n a sacrificarse. Jugar al golf mientras se anuncia el aumento a las gasolinas no es una manera de hacerlo.
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