Detenido en M¨¦xico un implicado en el asesinato de la ecologista Berta C¨¢ceres
El sospechoso se hab¨ªa ocultado como barbero en Reynosa (Tamaulipas)
La investigaci¨®n por el asesinado de la l¨ªder ecologista hondure?a Berta C¨¢ceres ha dado un nuevo paso. La polic¨ªa federal mexicana ha detenido en Reynosa (Tamaulipas) a uno de los supuestos implicados en el crimen, ocurrido en la noche del 2 de marzo en La Esperanza, al oeste de Tegucigalpa. Se trata del exmilitar Henry Javier Hern¨¢ndez Rodr¨ªguez, de 26 a?os. En el momento de su captura, trabajaba en una barber¨ªa. Con ¨¦l, ya son ocho los arrestados en este caso.
La muerte de C¨¢ceres, ganadora del Goldman Enviromental Prize, el Nobel verde, tuvo eco mundial y llev¨® a Estados Unidos, la ONU, el Vaticano y Venezuela a exigir su esclarecimiento. A lo largo de los a?os, la activista se hab¨ªa granjeado enormes odios por su lucha contra los desmanes ambientales en Honduras. Su ¨²ltima batalla se dirigi¨® contra la presa de Agua Zarca. Un gigantesco proyecto que vaciaba el r¨ªo Gualcarque, sagrado entre los indios. Para evitarlo, C¨¢ceres activ¨® a las comunidades ind¨ªgenas y llev¨® su denuncia m¨¢s all¨¢ de las fronteras nacionales. Su pulso logr¨® que el Banco Mundial y la empresa p¨²blica china Sinohydro abandonasen la construcci¨®n. La compa?¨ªa hondure?a Desarrollos Energ¨¦tico SA (DESA) qued¨® al mando de la obra. Ese fue el origen del asesinato.
Las primeras versiones apuntan a que el homicidio fue ordenado por el gerente de DESA, Sergio Ram¨®n Rodr¨ªguez Orellana. Para ello cont¨® con la ayuda de uno de sus jefes de seguridad, el teniente retirado Douglas Geovanny Bustillo, a quien C¨¢ceres ya hab¨ªa denunciado p¨²blicamente por amenazas y acoso sexual.
Bustillo pidi¨® ayuda al mayor Mariano D¨ªaz Ch¨¢vez, instructor de la Polic¨ªa Militar y miembro de las Fuerzas Especiales, para que llevase a cabo la operaci¨®n y contratase a los sicarios. Edilson Duarte, de 25 a?os, siempre seg¨²n las primeras versiones, fue el que dispar¨® contra la ecologista, cuando estaba en la habitaci¨®n de su casa. Le pagaron 50.000 lempiras (2.200 d¨®lares). En el momento del ataque, descansaba en otro cuarto el ambientalista mexicano Gustavo Castro. Uno de los sicarios le dispar¨® a matar, pero la bala s¨®lo le roz¨® la oreja izquierda. Dado por muerto, logr¨® escapar y su testimonio fue clave para sacar a la luz la trama.
Pero las detenciones no han calmado a¨²n el caso. La familia y el propio Castro han denunciado que faltan por arrestar altos cargos de la empresa DESA. Y las muertes contra ecologistas tampoco han cesado. Tan s¨®lo 12 d¨ªas despu¨¦s de caer C¨¢ceres, otro compa?ero suyo de organizaci¨®n fue abatido de un tiro en la cara. Y cuatro meses despu¨¦s mor¨ªa otra dirigente de un machetazo en la cabeza. En una d¨¦cada, seg¨²n Global Witness, han sido asesinados en Honduras 114 activistas ambientales. La mayor¨ªa de los casos han quedado impunes.
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