El incongruente Brexit de May
La primera ministra sobrestima el poder de negociaci¨®n de Reino Unido
Muchos creen que el discurso de May allana el camino hacia el Brexit. No est¨¢ tan claro. Es verdad que la l¨®gica de May es coherente. Un pa¨ªs no puede estar con un pie dentro y otro fuera del mercado ¨²nico. Estar dentro significa aceptar las cuatro libertades, y la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea. Si Londres quiere recuperar plena soberan¨ªa en ¨¢mbitos como la libre circulaci¨®n de trabajadores o negociar su propia pol¨ªtica comercial, entonces tiene que optar por un Brexit limpio, como ha aclarado la Primera Ministra brit¨¢nica.
La incongruencia aparece cuando al instante de explicar que Reino Unido va a recuperar el control de su destino (take back control), May anuncia que su pa¨ªs va a firmar tratados de libre comercio con la UE, EEUU, la India y Brasil, entre otros. Si hace eso, va a tener que volver a ceder soberan¨ªa. Un tratado de libre comercio es una serie de normas, reglas y est¨¢ndares que hay que cumplir. Siempre habr¨¢ una autoridad que vele por su cumplimiento y arbitre en caso de disputa. Ese poder va a ser necesariamente transnacional, no exclusivamente brit¨¢nico. Incluso si Reino Unido no firmase ning¨²n tratado m¨¢s, tendr¨ªa que aceptar las decisiones del ?rgano de Soluci¨®n de Diferencias de la Organizaci¨®n Mundial de Comercio.
May ha declarado que Reino Unido va a recuperar su democracia parlamentaria, su soberan¨ªa nacional y su sitio como potencia comercial y financiera global. Eso suena bien, pero como demuestra el trilema de Rodrik, es imposible. Solo se puede tener dos de las tres patas. China, por ejemplo, ha optado por integrarse en la globalizaci¨®n preservando su soberan¨ªa nacional (aunque no totalmente) en detrimento de la democracia. La Primera Ministra tiene una visi¨®n trasnochada del libre comercio. Los tiempos cuando el Imperio Brit¨¢nico decid¨ªa las reglas del juego de la econom¨ªa mundial (y por lo tanto contaba con las tres patas) se han quedado en el SXIX.
May sobrestima el poder de negociaci¨®n de Reino Unido. Propone una asociaci¨®n especial (es decir, el modelo canadiense m¨¢s servicios financieros), pero eso significa negociar durante cinco a?os, con 27 estados miembros y obtener la ratificaci¨®n de 40 parlamentos nacionales. Si Reino Unido quiere incluir las finanzas en la negociaci¨®n, ?qu¨¦ le impide a Polonia incluir la libre circulaci¨®n de sus trabajadores (y los del resto de pa¨ªses de la UE)? Ser¨ªa ir¨®nico que Reino Unido se saliese de la UE para volver al statu quo ante. La otra opci¨®n ser¨ªa abandonar la negociaci¨®n y convertir al Reino Unido en un gran Hong Kong. En ese caso la respuesta de la UE debe ser clara: good luck!
Miguel Otero Iglesias es investigador principal del Real Instituto Elcano
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