Un l¨ªder para el ¡°alma rusa¡±
El presidente ruso ofrece a sus compatriotas un punto de referencia tras las turbulencias que siguieron a las desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica
En 17 a?os al frente de Rusia, Vlad¨ªmir Putin ha acu?ado su imagen de l¨ªder capaz de devolver a sus compatriotas el orgullo y el respeto de los que disfrutaron como ciudadanos de la extinta Uni¨®n Sovi¨¦tica. Desde octubre 1999, cuando era jefe de Gobierno, Putin ha gozado de un apoyo social nunca inferior al 61% y, desde marzo de 2014, de una aprobaci¨®n que oscila entre 80% y 89%, seg¨²n sondeos del centro Levada.
Putin conect¨® de forma extraordinaria con el ¡°ruso colectivo¡±, su psicolog¨ªa y sus estereotipos. A entender su ¨¦xito ayudan los contrastes, subrayados y exagerados por los medios controlados por el Estado. En relaci¨®n a sus antecesores en Rusia y en la URSS, Putin no bebe y est¨¢ aparentemente sano (a diferencia Boris Yeltsin), es deportista y puede resolver problemas por la v¨ªa militar, (a diferencia de Mija¨ªl Gorbachov, que renunci¨® a mantener la URSS por la fuerza). En relaci¨®n a Occidente, Putin es capaz de asumir grandes riesgos en contraste con los dirigentes de sociedades postindustriales complicadas, limitados en su capacidad de actuaci¨®n por densas redes institucionales. La televisi¨®n, la principal fuente informativa de los rusos, contrapone un ¡°occidente degradado¡± a una Rusia patriarcal, que se aglutina en torno al l¨ªder en defensa del Estado.
Interpelado sobre las causas de la popularidad de Putin en Rusia, Lev Gudkov, director del centro Levada, distingue tres niveles: uno ¡°mitol¨®gico, casi metaf¨ªsico¡±, otro ¡°cotidiano¡± y un tercero, caracterizado por la ¡°identificaci¨®n personal del ruso de a pie con el l¨ªder¡±. En el primero act¨²a ¡°la imagen carism¨¢tica del l¨ªder¡±, el ¡°h¨¦roe que lucha contra los enemigos seculares de Rusia en un entorno hostil¡±. Putin se presenta como ¡°padre de la naci¨®n¡± con el que ¡°nadie puede medirse¡±. Pero, al valorar la lucha contra la corrupci¨®n o con problemas de la vida real, los rusos son m¨¢s cr¨ªticos: un tercio simpatiza con Putin en su papel de ¡°¨¢rbitro en la lucha entre clanes corrompidos¡±, un quinto lo ve como a un ¡°padrino¡± con ¡°desagrado y miedo¡±, afirma Gudkov. La mayor¨ªa, sin embargo, es indiferente y act¨²a ¡°por oportunismo encubierto o por temor¡±. Como personaje con el que los rusos pueden identificarse, Putin act¨²a con ¡°gran maestr¨ªa¡± y por su propia iniciativa. ¡°A la gente le gusta porque tiene los mismos complejos y defectos de ellos¡±, opina el experto, seg¨²n el cual, en ese nivel se cultiva hoy en Rusia ¡°la hostilidad, la venganza, la dureza, la desconfianza y otros rasgos de una sociedad primitiva¡±. En el nivel de la identificaci¨®n, se pueden situar sus exhibiciones de torso desnudo, sus alusiones de car¨¢cter sexual, y sus extravagancias (recorrer Siberia en coche amarillo, confraternizar con los bikers, volar con cig¨¹e?as) que hacen re¨ªr a muchos al margen de sus convicciones pol¨ªticas.
Putin ha dado a sus compatriotas un punto de referencia tras las turbulencias que siguieron a la desintegraci¨®n de la URSS. El Kremlin alimenta la ideolog¨ªa, seg¨²n la cual Rusia, habiendo dejado de estar de rodillas ante un occidente hostil, reclama protagonismo en el mundo y exige una influencia privilegiada en el espacio postsovi¨¦tico. El mensaje se difunde por medio de jactancias sobre armas nuevas y potentes y tambi¨¦n con intervenciones armadas en defensa de los intereses rusos.
Pero el recurso a la movilizaci¨®n patri¨®tica podr¨ªa desgastarse, pues la sociedad, que aprob¨® la anexi¨®n de Crimea, ha sido m¨¢s parca ante la presencia militar rusa en Siria, que evoca la experiencia sovi¨¦tica en Afganist¨¢n. Seg¨²n sondeos del centro Levada del pasado noviembre, un 52% de los rusos cre¨ªa que su pa¨ªs est¨¢ ¡°amenazado por muchos enemigos exteriores e interiores¡±, menos que en marzo de 2015 cuando un 63% pensaba as¨ª. En el mismo periodo, aument¨® el peso (del 23% al 29%) de quienes opinan que el hablar de enemigos tiene por fin asustar a la poblaci¨®n.
La ¨¦poca del crudo caro permiti¨® mejorar el nivel de vida de los rusos, pero no se aprovech¨® para acometer reformas que resultar¨ªan arriesgadas ahora, con precios m¨¢s bajos y en v¨ªsperas de las elecciones presidenciales de 2018. En los ¨²ltimos a?os la capacidad adquisitiva de los rusos se ha deteriorado, pero las protestas econ¨®micas no se transforman en movilizaciones pol¨ªticas. Tanto los camioneros, que rechazaban nuevos peajes, como los peque?os empresarios agr¨ªcolas, que se quejaban de los abusos de los grandes latifundistas, quisieron exponer sus problemas a Putin al que ve¨ªan como ¨¢rbitro capaz de hacer justicia. Una vez al a?o por lo menos, Putin se relaciona directamente con la ciudadan¨ªa prescindiendo de todo entramado institucional y burocr¨¢tico. La cita se escenifica en una maratoniana videoconferencia con ciudadanos concentrados en diversos puntos estrat¨¦gicos del vasto pa¨ªs. En el seleccionado auditorio suelen surgir voces acusadoras contra los dirigentes locales que, se?alados con el dedo ante el l¨ªder m¨¢ximo, se apresuran a reparar el fallo. Este patr¨®n de comportamiento se da tambi¨¦n en la conferencia de prensa anual de Putin, donde los periodistas de provincias recaban su intervenci¨®n en problemas locales. A veces Putin atiende a su interlocutor de forma demostrativa, pero hay excepciones. Las denuncias de excesos y abusos que afectan a Chechenia, por ejemplo, parecen gotas de agua sobre un impermeable. Putin puede actuar presionado por la opini¨®n p¨²blica, pero, si esto ocurre, no suele reconocerlo abiertamente.
La caracter¨ªstica fundamental del pensamiento de Putin es el objetivo de reconstituir el poder¨ªo internacional del Estado ruso
El sistema pol¨ªtico ruso es formalmente una democracia, pero la actividad pol¨ªtica fuera del control del Kremlin se ha hecho marginal, en gran parte por la sistem¨¢tica ¡°neutralizaci¨®n¡± de posibles alternativas y tambi¨¦n por la legislaci¨®n represiva empleada de forma arbitraria contra los inconformistas ( como la regulaci¨®n de manifestaciones p¨²blicas que permite condenar a cinco a?os de c¨¢rcel a quien cometa tres infracciones administrativas en el plazo de 180 d¨ªas).
Gracias a su identificaci¨®n con Putin, el partido Rusia Unida logr¨® la mayor¨ªa absoluta en las elecciones parlamentarias del pasado septiembre. El polit¨®logo Dmitri Oreshkin afirma que comicios revelaron la existencia de dos Rusias distintas, una en las grandes ciudades, din¨¢mica y europeizada, que se caracteriz¨® por una gran abstenci¨®n, y otra rural y tradicional, que vot¨® masivamente y que est¨¢ formada por una veintena de provincias dominadas por ¨¦lites regionales vinculadas al Kremlin (en Siberia, zonas del Volga y el C¨¢ucaso). El sistema depende cada vez m¨¢s de esa Rusia conservadora y arcaica, que no puede ser el motor de la modernizaci¨®n del pa¨ªs. Oreshkin advierte que la divisi¨®n de Rusia en ¡°dos mundos¡± es una ¡°amenaza potencial para la unidad del Estado¡±
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