El populismo airado ocupa la Casa Blanca
Bastar¨ªa con que Trump escuchara a Hip¨®crates: sobre todo, no hacer da?o
La ola provocada por la rebeli¨®n contra las ¨¦lites pol¨ªticas, potenciada por los nacionalismos y el populismo, y la rabia y la ansiedad sentidas por los perdedores de la Gran Recesi¨®n, que ya inund¨® Europa en primavera con el Brexit, alcanz¨® este viernes a mediod¨ªa a los Estados Unidos. Su energ¨ªa ha descolocado a medio mundo provocando miedo e incertidumbre. La marea lleg¨® hasta la colina del Capitolio, donde Donald Trump tomaba posesi¨®n como el 45? presidente de la naci¨®n m¨¢s poderosa de la tierra. ?De verdad que este tipo va a ser presidente?, se preguntaba Maureen Dowd en el New York Times. S¨ª, y Trump es el impulsor del tsunami que afronta la democracia a comienzos de 2017.
En su primer discurso a la naci¨®n y al mundo, un ejercicio de nacionalismo y populismo airado, el nuevo presidente declar¨® que ayer la gente volvi¨® a recuperar el gobierno del pa¨ªs, de las manos de la casta de Washington, y que con su nueva visi¨®n de Am¨¦rica primero, la gente nunca volver¨¢ a ser olvidada. Asumamos que hay que vivir con Trump, al menos conllevarnos con este presidente que ha roto los moldes.
Este multimillonario narcisista e impetuoso, regido por la imprevisibilidad, creyente en la intuici¨®n como valor supremo, ya tiene a su alcance el bot¨®n nuclear. Concluido el juramento de Trump, un militar que portaba un malet¨ªn de aluminio y cuero, de 20 kilos de peso, con las claves necesarias y un men¨² de objetivos, para desatar un ataque nuclear estrat¨¦gico, abandon¨® la proximidad de Obama, para situarse discretamente junto al nuevo presidente, del que ser¨¢ su sombra.
Para muchos comienza un camino ignoto: la desaparici¨®n del orden liberal occidental tal como lo hemos conocido en los ¨²ltimos 70 a?os. Para Trump y sus ide¨®logos, un gabinete de coalici¨®n de plut¨®cratas y militares ideologizados, es la oportunidad de construir una nueva arquitectura internacional, quiz¨¢s usando a Rusia para confrontar a China; con el repliegue de EE UU, el inter¨¦s del pa¨ªs lo primero, todo es negociable y objeto de transacci¨®n; la globalizaci¨®n congelada o dejada en manos de China, regreso al viejo proteccionismo. La fantas¨ªa de construir el mundo desconect¨¢ndonos de ¨¦l.
Desprecio hacia la Uni¨®n Europea y el deseo de su desmembraci¨®n; la obsolescencia de la OTAN, y la insoportable equiparaci¨®n, como aliados, de Putin y Merkel. Liderazgos de pol¨ªticos fuertes, Putin, Xi Jingping, Erdogan, Trump, cierre de fronteras.
Nos equivocar¨ªamos si pensamos que Trump vacilar¨¢, ser¨¢ paciente y reflexivo y se someter¨¢ a los controles y equilibrios del sistema. Prometi¨® un gran cambio y hacerlo todo al rev¨¦s, a su manera. El problema de Trump es que no sabe lo que no sabe. Su arranque presidencial ser¨¢ r¨¢pido y furioso, con el objetivo de demoler la obra de Obama. La deplorable transici¨®n que ha protagonizado no presagia una presidencia razonable.
Ojal¨¢ Trump nos defraude y no confirme la extendida idea de que no est¨¢ preparado, ni intelectual ni temperamentalmente, para ocupar la Casa Blanca. Bastar¨ªa con que Trump siguiera el precepto de Hip¨®crates, Primum non nocere, sobre todo, no hacer da?o.
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