Erdogan extiende a ?frica su purga
Varios pa¨ªses cierran colegios afines al cl¨¦rigo G¨¹len, a quien el presidente responsabiliza del golpe
Los deseos del presidente turco Recep Tayyip Erdogan se han convertido en ¨®rdenes para algunos jefes de Estado en ?frica. El alcance de la purga efectuada en Turqu¨ªa tras el fallido golpe de Estado de julio no se limita al despido dentro de sus fronteras de 23.000 miembros de las fuerzas de seguridad, 20.000 militares, 8.000 m¨¦dicos, 3.600 jueces y fiscales, 2.300 periodistas, 186 medios de comunicaci¨®n clausurados, 68.000 docentes, 6.300 profesores universitarios y 1.280 escuelas, liceos y guarder¨ªas cerrados.?La purga se extiende a ?frica, donde esta semana Erdogan ha emprendido una gira de cinco d¨ªas por Tanzania, Mozambique y Madagascar.
El presidente turco promete con una mano inversiones y con la otra solicita ¡°amigablemente¡± el cierre de los centros ligados al Movimiento?Hizmet (servicio, en turco), que encabeza el cl¨¦rigo Fetul¨¢ G¨¹len, residente en Estados Unidos y a quien Erdogan acusa de terrorismo y autor del golpe en su contra. Varios pa¨ªses como Gambia, Sud¨¢n (dos institutos con 800 estudiantes) y Marruecos ya han accedido a sus demandas.
En agosto, al mes de la asonada, una delegaci¨®n parlamentaria turca visit¨® Rabat para alertar sobre ¡°los peligros¡± del Movimiento Hizmet. En paralelo a esa visita, el embajador turco en Rabat, Ethem Barkan, solicit¨® el cierre de los colegios ligados al cl¨¦rigo G¨¹len bajo el nombre de grupo escolar Mohamed Al Fatih. Cinco meses despu¨¦s, el pasado cinco de enero, el Ministerio del Interior emiti¨® un comunicado en el que emplazaba a todos los colegios de este movimiento ubicados en Marruecos a cerrar sus instalaciones en el plazo de un mes.
La mano del Estado no ha temblado, de momento, ante el hecho de que los alumnos se encuentren en pleno curso escolar. Ninguna formaci¨®n pol¨ªtica, ni de la oposici¨®n ni el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), vencedor de las ¨²ltimas elecciones, os¨® protestar contra esta medida del Ministerio del Interior, que responde solo a las directrices del Palacio Real. Tan solo algunos padres de alumnos han avisado de que denunciar¨¢n a los centros.
Las razones son solo pol¨ªticas. Porque en estos centros todo el personal? es marroqu¨ª. Y el programa de ense?anza tambi¨¦n es marroqu¨ª Hassan Werdachi, profesor de franc¨¦s en un colegio de Casablanca perteneciente al movimiento de G¨¹len
El Ministerio del Interior adujo en un comunicado que la raz¨®n del cierre es que desde sus aulas ¡°se difunde una ideolog¨ªa contraria a los principios del sistema educativo y religioso marroqu¨ª¡±. Las autoridades han tardado m¨¢s de 20 a?os en darse cuenta del supuesto perjuicio que causan esos centros.
Cuando Erdogan gan¨® las elecciones en 2003 y fue nombrado primer ministro no se fiaba de la estructura que brindaba el Estado para fomentar la expansi¨®n en ?frica mediante las instituciones culturales oficiales. Tres a?os despu¨¦s de ejercer el poder, Erdogan comenz¨® a fraguar una alianza con Fetul¨¢ G¨¹len en las que ambos sal¨ªan beneficiados.
El movimiento del cl¨¦rigo ya hab¨ªa empezado a tejer su red de colegios en el exterior en los a?os noventa. Sus centros comenzaron a construirse un s¨®lido prestigio en el mundo de la educaci¨®n; no persegu¨ªan adoctrinar a los alumnos en el sentido religioso. Nadie les acus¨® jam¨¢s de eso al menos en Marruecos. El objetivo de G¨¹len, seg¨²n sus cr¨ªticos, es formar ¨¦lites; alumnos susceptibles de potenciar en un futuro la influencia y los negocios del movimiento G¨¹len. El mensaje que esta semana est¨¢ difundiendo Erdogan en ?frica es que G¨¹len intenta crear Estados paralelos como ya lo cre¨® en Turqu¨ªa, donde realmente consigui¨® colocar a miles de seguidores en estamentos fundamentales de la sociedad.
Los seguidores de G¨¹len fundaron su primer colegio en ?frica en 1994, en la ciudad de T¨¢nger. Y a partir de ah¨ª no cesaron de crecer. En Tanzania cuentan con 11 escuelas y 3.000 estudiantes; en Madagascar, con dos colegios y 1.000 alumnos. Pero es imposible determinar con exactitud cu¨¢ntos centros hay en el mundo vinculados a este movimiento. La mayor¨ªa de los medios marroqu¨ªes barajan la cifra de m¨¢s de mil repartidos en m¨¢s de 100 pa¨ªses.
David Shinn, antiguo diplom¨¢tico estadounidense, autor del libro de 2015?Hizmet in Africa: The Activities and Significance of the G¨¹len Movement?[Hizmet in Africa: la actividad y el significado del movimiento gulenista], afirma a este periodico: "No hay un listado p¨²blico de escuelas en el mundo pertenecientes al movimiento G¨¹len. Muchas de ellas se desarrollan espont¨¢neamente con el mero apoyo individual de alg¨²n hombre de negocios. As¨ª que es posible que nadie conozca la cifra. Adem¨¢s, el Gobierno turco ha apremiado a muchos Gobiernos en el mundo a cerrar estos colegios y ha tenido cierto ¨¦xito. Eso hace m¨¢s dif¨ªcil determinar cu¨¢ntos centros hay abiertos".
Shinn se?ala que el Movimiento G¨¹len se encuentra muy activo en ?frica, aunque se encuentra muy presionado en el continente y en el resto del mundo por el Gobierno de Erdogan, que lo ha declarado organizaci¨®n terrorista. "Hasta lo que yo s¨¦, no existe ninguna evidencia que pruebe esa acusaci¨®n", a?ade Shinn.
"No es como el Opus Dei"
En Marruecos los colegios del Movimiento G¨¹len gozan de un gran prestigio, sobre todo en las materias de ciencia y lenguas extranjeras. En su p¨¢gina de Internet, el grupo asegura que pone el acento en "el dominio de lenguas, la experiencia de la vida, la cultura del liderazgo y el trabajo en equipo".
Hay quienes se?alan la similitud entre este movimiento y el Opus Dei. Sin embargo, el estadounidense David Shinn, autor de?¡°Hizmet in Africa: The Activities and Significance of the G¨¹len Movement (2015)¡±, recuerda que hay diferencias sustanciales entre ambas organizaciones. ¡°Hizmet es un movimiento muy descentralizado. Depende del apoyo financiero de ciertos individuos, en su mayor¨ªa, empresarios turcos¡±. Esa descentralizaci¨®n aparente es lo que vuelve m¨¢s dif¨ªcil la purga de los colegios de G¨¹len en el resto del mundo.
En Marruecos, los centros afines a G¨¹len cuentan con 2.500 alumnos y 500 empleados repartidos en ocho centros entre las ciudades de T¨¢nger, Tetu¨¢n, Fez, El Yadida (dos colegios) y Casablanca (tres). Hassan Werdachi es profesor de franc¨¦s en el colegio Panoramique, de Casablanca, perteneciente al movimiento de G¨¹len, y tiene a tres de sus hijos inscritos en el mismo centro. Werdachi explic¨® a este diario que la causa para el cierre de los colegios no tiene nada que ver con la educaci¨®n. ¡°Las razones son solo pol¨ªticas. Porque en estos centros todo el personal docente y administrativo es marroqu¨ª. La inmensa mayor¨ªa de los alumnos son tambi¨¦n marroqu¨ªes. El programa de ense?anza es marroqu¨ª. La asignatura de educaci¨®n isl¨¢mica se imparte siguiendo los preceptos del ministerio de Religi¨®n de Marruecos. Y los inspectores que vigilan nuestro trabajo son los mismos inspectores que hay en la educaci¨®n p¨²blica. Los ¨²nicos que son turcos son los inversores¡±.
En ?frica, los Gobiernos de Kenia, Tanzania y Nigeria, que cuenta con 17 establecimientos, se han negado a cerrar los centros solicitados. El Gobierno de Senegal (seis colegios con 3.000 alumnos), accedi¨® en un principio pero tras una fuerte contestaci¨®n civil las aulas siguen abiertas. Sin embargo, Erdogan ha conseguido que Somalia, Gambia, Guinea Ecuatorial, N¨ªger, Sud¨¢n y Etiop¨ªa accedan a sus demandas. David Shinn explica que el ¨¦xito de Erdogan en cerrar los colegios de ?frica depende del grado de influencia de Turqu¨ªa en cada pa¨ªs. ¡°En Gambia hab¨ªa un v¨ªnculo personal entre Erdogan y el (reci¨¦n depuesto) presidente, Yahya Jammeh, que recibi¨® entrenamiento en Turqu¨ªa. En Somalia, Estambul tiene una influencia pol¨ªtica y econ¨®mica enorme. En Etiop¨ªa tambi¨¦n dispone de inversiones importantes. Respecto a Sud¨¢n, desconozco cu¨¢l puede ser la motivaci¨®n¡±.
Respecto a Marruecos, los v¨ªnculos econ¨®micos parecen claros, seg¨²n Shinn. ¡°Las relaciones econ¨®micas de Turqu¨ªa con el norte de ?frica son mucho m¨¢s fuertes que con el resto del continente. En 2015, por ejemplo, el comercio de Turqu¨ªa con los cinco pa¨ªses del norte de ?frica era de 11.500 millones de d¨®lares, mientras que en los 49 pa¨ªses subsaharianos solo destin¨® 6.000 millones de d¨®lares. Pero Hizmet solo ha sido fuerte en Marruecos. Ni en Argelia ni en T¨²nez instalaron colegios. Y en Libia, solo uno". En cualquier caso, concluye?David Shinn, los seguidores de este movimiento permanecen activos en ?frica.
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