La Euroc¨¢mara rechaza al embajador propuesto por Trump para la UE
Los grupos popular y socialista critican que haya escogido a un antieurope¨ªsta como representante ante Bruselas
El temperamento vol¨¢til de Donald Trump y sus andanadas contra Alemania, Europa o los refugiados empiezan a despertar a la UE. La Euroc¨¢mara eligi¨® ayer una bandera cargada de simbolismo, el nombramiento del embajador de Estados Unidos ante la UE, para mandar un mensaje rotundo contra el feroz antieurope¨ªsmo de la nueva Administraci¨®n norteamericana. El Parlamento rechaz¨® al elegido (pero a¨²n no nombrado) por Trump, Ted Malloch, que en unas declaraciones recientes auguraba un final abrupto para el euro. Tambi¨¦n el Consejo Europeo se ha mostrado muy duro contra la ¡°amenaza¡± de EE UU. Y aun as¨ª, los socios, siguiendo una inveterada tradici¨®n, no acaban de ponerse de acuerdo sobre el tono m¨¢s adecuado para articular la respuesta europea a la continua provocaci¨®n trumpista.
La designaci¨®n de Malloch encaja a la perfecci¨®n en la l¨®gica teatral de la nueva Administraci¨®n norteamericana. El secretario de Comercio de Trump, Wilbur Ross, se opone a los acuerdos comerciales internacionales. El encargado de la protecci¨®n medioambiental, Scott Pruit, niega el cambio clim¨¢tico. Betsy DeVos, la elegida para Educaci¨®n, manifiesta su deseo de privatizar la red de escuelas p¨²blicas. Rex Tillerson, ex n¨²mero uno de ExxonMobil, la mayor petrolera del mundo y con grandes intereses en Rusia, ser¨¢ secretario de Estado, un cargo fundamental. As¨ª ad infin¨ªtum: a la luz de esa retah¨ªla de nombres ¡ªy hay muchos m¨¢s¡ª, tiene sentido que el hombre designado para ocupar la Embajada de EE UU ante la UE crea que en un futuro pr¨®ximo ni siquiera habr¨¢ Uni¨®n Europea. ¡°El euro puede colapsar en un a?o o a?o y medio¡±, dijo recientemente el profesor Ted Malloch en la BBC. ¡°No estoy seguro de que haya UE para negociar un acuerdo comercial¡±, a?adi¨®.
La Euroc¨¢mara sali¨® ayer en tromba contra el autor de esas declaraciones, que ni siquiera ha sido nombrado a¨²n. ¡°Si Washington eligiera a Malloch deber¨ªa ser declarado persona non grata en Europa¡±, dijo el l¨ªder de los socialdem¨®cratas, Gianni Pittella. Manfred Weber, de los populares europeos, subray¨® que la UE ¡°no puede acreditar a alguien como Malloch, que dice que el euro est¨¢ en su recta final, que el Brexit es solo el principio del fin¡±. ¡°Es imposible colaborar con alguien as¨ª¡±, zanj¨®. Malloch sigue al ataque: un rechazo europeo a su nombramiento ser¨ªa como ¡°escupir en la cara de Trump¡±, subray¨® en una entrevista. Solo los eur¨®fobos le defienden en Bruselas, capitaneados por el brit¨¢nico Nigel Farage, que calific¨® a Trump de ¡°genuino dem¨®crata¡±.
El genuino dem¨®crata que capitanea a la primera potencia mundial ya avis¨® de sus intenciones durante la campa?a. Lejos de moderarse, dos semanas le han bastado para poner patas arriba el orden liberal de las ¨²ltimas d¨¦cadas con medidas proteccionistas, ataques desaforados ¡ªpero no exentos de intenci¨®n, como en el caso del super¨¢vit alem¨¢n¡ª a Europa y China, alusiones extempor¨¢neas al terrorismo y la tortura, y un veto a los inmigrantes musulmanes que tambi¨¦n recibi¨® cumplida contestaci¨®n en la Euroc¨¢mara. La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, explic¨® que ese veto no afecta a los europeos con doble nacionalidad. Pero a rengl¨®n seguido carg¨® contra ese movimiento: ¡°Rechazar refugiados con derecho a protecci¨®n internacional es injusto, es inmoral. Y no es legal¡±.
Una d¨¦cada de crisis ha provocado enormes brechas norte-sur, este-oeste, acreedores-deudores a cuenta de la media docena de crisis que la UE es incapaz de resolver. La amenaza de Trump aparece en ese contexto como el enemigo que podr¨ªa permitir a Europa olvidarse de las divisiones internas, aunar esfuerzos. En 2003, con la guerra de Irak, George Bush provoc¨® una escisi¨®n en el club: Reino Unido, Espa?a y los socios del Este se pusieron del lado norteamericano; el resto plant¨® cara. El ataque de Trump ha sido tan devastador que no hay diferencias de fondo, pero ni siquiera ahora los europeos acaban de acordar el tono adecuado para su respuesta. El Consejo y el Parlamento son duros; la Comisi¨®n Europea lo es menos. Entre los pa¨ªses, Par¨ªs muestra firmeza, pero Berl¨ªn ha dado una respuesta m¨¢s contenida, y Madrid, a¨²n m¨¢s blando, pide evitar sobrerreacciones.
Y aun as¨ª algo empieza a moverse en Bruselas. Hay planes para reforzar el ¨¢rea de defensa, a la vista de las invectivas anti-OTAN de Trump. La Comisi¨®n anuncia negociaciones comerciales con M¨¦xico y quiere abrirlas con varios pa¨ªses de Asia para contrarrestar las tentaciones proteccionistas de nuevo cu?o de EE UU. El Consejo, en una sobreactuaci¨®n que les viene bien a algunas capitales para ser m¨¢s diplom¨¢ticas, sit¨²a la ¡°amenaza¡± de Trump a la altura de Rusia o el ISIS. Y la Euroc¨¢mara rechaza al embajador designado, aunque ser¨¢n Mogherini y posteriormente el Consejo quienes examinen al candidato. Est¨¢ por ver c¨®mo termina ese cap¨ªtulo. Y alg¨²n otro: ¡°El efecto Trump obliga a la UE a madurar, pero es dif¨ªcil verlo como una oportunidad. Es un problema, un desaf¨ªo enorme tener al primer socio de la Uni¨®n en contra¡±, cierran fuentes diplom¨¢ticas.
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