Amnist¨ªa Internacional denuncia miles de ahorcamientos en una c¨¢rcel siria
La ONG acusa al Gobierno sirio de la ejecuci¨®n extrajudicial de hasta 13.000 personas en la prisi¨®n de Saidnaya, cerca de Damasco
La organizaci¨®n no gubernamental Amnist¨ªa Internacional ha denunciado al r¨¦gimen sirio por llevar a cabo de manera extrajudicial el ahorcamiento de entre 5.000 y 13.000 personas durante cinco a?os en una prisi¨®n gubernamental cerca de Damasco, la capital del pa¨ªs. La mayor¨ªa, seg¨²n la ONG pro derechos humanos, se estima que eran civiles opositores. En el informe lanzado la pasada madrugada, la organizaci¨®n asegura que se trata de una "pol¨ªtica de exterminio". Su investigaci¨®n, titulada El matadero humano: Ahorcamientos masivos y exterminio en la prisi¨®n de Saidnaya, est¨¢ basada en entrevistas con 84 testigos, entre ellos guardias, detenidos y jueces.
Seg¨²n los datos provistos por la ONG, al menos 17.723 personas han perdido la vida (ejcutadas o por enfermedades derivadas por la falta de alimentaci¨®n y asistencia m¨¦dica) bajo custodia del Gobierno sirio entre marzo de 2011 y diciembre de 2015, lo que suma una media de 300 muertes por mes. Grupos de unos 50 reclusos eran ahorcados por tandas y en secreto en el centro penitenciario de Saidnaya. Esta pr¨¢ctica se realizaba una o dos veces por semana en mitad de la noche. "Los prisioneros ten¨ªan los ojos vendados", dice el informe de Amnist¨ªa, "no sab¨ªan ni cu¨¢ndo ni c¨®mo morir¨ªan hasta que colocaban la cuerda alrededor de su cuello".
El treinta?ero Mahmud Mohamed sobrevivi¨®, al menos f¨ªsicamente, a las torturas que durante tres meses recibi¨® en esa c¨¢rcel. Asegura que le arrestaron en 2011 por una confusi¨®n de nombres. ¡°?ramos tantos en una celda peque?a sin ventanas que ten¨ªamos que hacer turnos para dormir. La mitad nos qued¨¢bamos de pie, para que la otra mitad pudiera descansar sobre el suelo. No pod¨ªamos respirar m¨¢s que cada media hora cuando los soldados abr¨ªan la puerta para llevarse al siguiente preso a la ¡®electricidad¡±, explica mientras muestra un mapa de cicatrices, dedos amputados y secuelas de las descargas el¨¦ctricas recibidas.
Con una delgada l¨¢mina de jab¨®n compartida entre varios reos, el joven asegura que lavaban el cuerpo de aquellos que hab¨ªan desarrollado yagas e infecciones de la piel por la falta de higiene y los golpes recibidos. Con un par de aceitunas y una rebanada de pan duro por dieta, otros enfermaron del est¨®mago contrayendo diarreas mortales. ¡° Hab¨ªa un muerto casi por d¨ªa. A veces los guardias dejaban su cuerpo ah¨ª, en la celda, hasta dos d¨ªas¡±. Nada m¨¢s ser puesto en libertad, Mohamed, como tantos otros que no estaban ni a favor ni en contra del r¨¦gimen, busc¨® cobijo entre los insurrectos en la localidad libanesa de Arsal, fronteriza con Siria. Por las noches se sigue despertando empapado de sudor, oyendo los gritos de sus compa?eros de celda, convencido de que sigue en prisi¨®n.
La ONG destaca en el informe que ninguno de los detenidos ahorcados en Saidnaya recibi¨® nada parecido a un juicio real, ya que se les presentaba ante lo que se denomina una Corte Militar de Campa?a, con una comparec¨ªan de uno o dos minutos. Amnist¨ªa Internacional lleva denunciando el uso de la tortura por parte de las autoridades sirias en instalaciones penitenciarias desde 1987. Una pr¨¢ctica que asegura ha sido sistematizada desde que en marzo de 2011 estallaran las protestas populares y posterior guerra en el pa¨ªs.
La subdirectora de Investigaci¨®n de la oficina regional de Amnist¨ªa Internacional en Beirut, Lynn Maalouf, afirm¨® en un comunicado de prensa que "los horrores descritos en este informe revelan una campa?a secreta y monstruosa, autorizada al m¨¢s alto nivel por el Gobierno sirio, con el objetivo de aplastar cualquier forma de disenso dentro de la poblaci¨®n siria". Igualmente inst¨® a la ONU a llevar a cabo una investigaci¨®n independiente.
Torturas en las celdas de los insurgentes
El pasado mes de julio, Amnist¨ªa Internacional public¨® otro informe en el que esta vez denunci¨® las torturas cometidas por varios grupos insurgente: "Hoy en Alepo e Idlib, los grupos armados tienen carta blanca para cometer cr¨ªmenes de guerra y otras violaciones de la ley humanitaria internacional con impunidad. Sorprendentemente, hemos documentado el uso por parte de grupos armados de los mismos m¨¦todos y torturas que son habitualmente empleados por el Gobierno sirio". No obstante, se desconoce el n¨²mero de personas que han perdido la vida en las celdas de grupos insurrectos.
Presos entrevistados por este diario y que lograron huir de las mazmorras de grupos insurrectos denuncian un mismo patr¨®n seg¨²n el cual los reos en zona insurgente son divididos en dos grupos: civiles sun¨ªes y cristianos en una celda, mientras que alau¨ªes (confesi¨®n que profesan los Asad), funcionarios y soldados en otra. Este segundo grupo ser¨¢ el objetivo de las torturas m¨¢s crueles. En las zonas cercadas por las tropas gubernamentales, los presos son forzados a cavar t¨²neles d¨ªa y noche. Aquellos que mueren por el cansancio o el hambre, son enterrados y reemplazados. Los soldados capturados son canjeados por opositores reos en las c¨¢rceles gubernamentales como la de Saidnaya.
¡°Pregunta a mi marido, yo no me acuerdo¡±, repite esquiva en Damasco Zuik Karabar, armenia de 46 a?os y originaria de Qamishli, al norte del pa¨ªs. Karabar ha optado por borrar de su memoria los 75 d¨ªas que permaneci¨® presa bajo una brigada islamista en la localidad de Adra, periferia de Damasco. ¡°Entraron en la asociaci¨®n de caridad en la que trabajaba mi mujer y se la llevaron junto con otras 34 chicas¡±, relata su marido Josef Jalak. El 4 de Agosto de 2013 comenz¨® el periplo de un hombre determinado a recuperar a su mujer.
Tras ser trasladada a varias prisiones improvisadas, Jalak logr¨® a trav¨¦s de un Sheij local entablar comunicaci¨®n con los captores y obtener su liberaci¨®n. Al igual que el resto de mujeres, Karabar sufri¨® abusos sexuales, un episodio que ha preferido enterrar en una esquina muy profunda de su memoria. ¡°Muchas noches la oigo gritar en sue?os. Le aseguro que ya est¨¢ en casa, que est¨¢ a salvo¡±, musita Jalak evitando ser o¨ªdo.
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