La lucha contra la contaminaci¨®n se estanca en la Ciudad de M¨¦xico
La mala calidad del aire se cobra casi 10.000 muertes cada a?o en la zona metropolitana de la capital
La Ciudad de M¨¦xico sobrevive, pero le falta el aire. La contaminaci¨®n ha ca¨ªdo, pero no al ritmo que lo hac¨ªa antes, despu¨¦s de dos d¨¦cadas de combate exitoso. La lucha est¨¢ en empate t¨¦cnico. En 1992, cuando la capital fue "distinguida" como la urbe m¨¢s contaminada del mundo por las Naciones Unidas, se usaban comparaciones con el n¨²mero de cigarros que sus habitantes "fumaban" al respirar el aire de la metr¨®poli para alertar del tama?o del problema. Hoy las met¨¢foras no son necesarias. Los contaminantes se asocian a 9.600 muertes cada a?o en la zona metropolitana del Valle de M¨¦xico, seg¨²n el Instituto Nacional de Salud P¨²blica.
Las condiciones geogr¨¢ficas y meteorol¨®gicas, un parque vehicular que aumenta al doble que la tasa de natalidad y el crecimiento desmesurado de la mancha urbana completan el c¨®ctel de riesgos a la salud. "La Ciudad de M¨¦xico est¨¢ entrando en un problema muy serio de sustentabilidad", afirma Exequiel Ezcurra, cient¨ªfico de la Universidad de California. "Si no se toman las medidas necesarias, nos acercaremos poco a poco a un colapso civilizatorio", agrega el autor de De las chinampas a la megal¨®polis.
"La contaminaci¨®n repercute en una menor calidad y esperanza de vida, como habitante de esta megal¨®polis voy a vivir menos y me voy a enfermar m¨¢s", explica Gerardo Ruiz, investigador del Centro de Ciencias de la Atm¨®sfera de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico. Los efectos en la salud van desde dolores de cabeza e irritaci¨®n de los ojos y la garganta hasta c¨¢ncer, complicaciones en el desarrollo fetal y enfermedades respiratorias y cardiovasculares. "El problema con la calidad del aire no es s¨®lo cr¨ªtico, sino cr¨®nico, la exposici¨®n prolongada a agentes contaminantes hace que algo que empieza como una cosa menor, sea en el largo plazo muy grave para el organismo", advierte Ezcurra.
La lucha contra la poluci¨®n se intensific¨® a mediados de los 90, cuando la situaci¨®n era cr¨ªtica. Las autoridades hab¨ªan postergado las medidas por temor a desvelar vulnerabilidades frente a la poblaci¨®n y a ahuyentar a los inversores. La capital estableci¨® el programa ¡®Hoy no circula¡¯, que restringe el uso de los autom¨®viles un d¨ªa a la semana de acuerdo con sus emisiones, y las inspecciones (o verificaciones) peri¨®dicas de los contaminantes que emanan de los veh¨ªculos. Otras acciones incluyeron la erradicaci¨®n de la industria pesada de la ciudad, la reducci¨®n del azufre en las gasolinas y la homologaci¨®n del monitoreo de la poluci¨®n con est¨¢ndares internacionales.
La decisi¨®n fue impopular, pero el avance fue palpable. De a 1989 a 2012, las concentraciones de di¨®xido de azufre bajaron un 89%; las de mon¨®xido de carbono un 79%; las de part¨ªculas de 10 micr¨®metros, un 66%, y las de ozono, una tercera parte, seg¨²n datos oficiales. El reconocimiento del problema hizo que fuera viable contrarrestarlo. "Las mediciones en la zona metropolitana de la capital son las m¨¢s completas y confiables, porque es la principal regi¨®n del pa¨ªs en la que la contaminaci¨®n es un problema prioritario para sus habitantes", apunta Ruiz.
Las alarmas se encendieron en el ¨²ltimo lustro cuando las soluciones ya no estaban funcionando como lo hac¨ªan antes. "Seguimos en niveles inadecuados, lejos de tener una buena calidad del aire", asegura Adri¨¢n Fern¨¢ndez Bremauntz, exdirector del Instituto Nacional de Ecolog¨ªa. La corrupci¨®n que permite eludir las inspecciones, la congesti¨®n vehicular y la obsolescencia de las herramientas y las tecnolog¨ªas de las que se ech¨® mano parecen haber llegado al l¨ªmite.
Un estudio publicado en noviembre pasado por la Universidad de California informa, por ejemplo, de que la expansi¨®n del programa ¡®Hoy no circula¡¯ a los s¨¢bados ha fracasado en disminuir los niveles de contaminaci¨®n. La amenaza del estancamiento tiene dos rostros visibles. Aunado a las consecuencias en las plantas y los bosques, los pulmones de la capital, la persistencia del ozono y, sobre todo, de las part¨ªculas de 2,5 micr¨®metros es preocupante por su estrecha relaci¨®n con la morbilidad y la mortalidad, sostiene Fern¨¢ndez Bremauntz. "Resolver la crisis de movilidad est¨¢ ¨ªntimamente ligado con atacar la contaminaci¨®n y hay que acelerar las mejoras, pero muchas de las medidas necesarias son dif¨ªciles de implementar por resistencias en algunos sectores pol¨ªticos y econ¨®micos, as¨ª como por la ausencia de mecanismos de financiamiento", a?ade.
M¨¦xico, como muchos otros pa¨ªses, no logra cumplir con los niveles cr¨ªticos que establece la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ni con las Normas Oficiales que se autoimpone, que son m¨¢s laxas, porque su econom¨ªa no lo permite, opina Ruiz. "La contaminaci¨®n cero es una utop¨ªa, con las tecnolog¨ªas actuales no hay econom¨ªa que la aguante, necesitamos acciones colectivas, una regulaci¨®n crecientemente m¨¢s estricta, pero que no ahogue a las actividades econ¨®micas", sugiere el investigador.
"El problema requiere de actitudes m¨¢s valientes de los gobernantes", concuerda Ezcurra. El acad¨¦mico lamenta que se hipoteque el futuro ecol¨®gico de la ciudad y la ausencia de pol¨ªticas de Estado para remediar el rumbo. "En problemas ambientales lo que perdiste, lo perdiste para siempre y las ganancias son ef¨ªmeras, menores y se distribuyen entre pocas manos", sentencia el especialista.
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