El asesor de Trump Michael Flynn reaviva las sospechas de complicidad de la Casa Blanca con Mosc¨²

Mosc¨² se ha vuelto a colar en la Casa Blanca de Donald Trump. Uno de los hombres m¨¢s pr¨®ximos al presidente, el asesor de Seguridad Nacional Michael Flynn, est¨¢ en la picota despu¨¦s de d¨ªas de declaraciones contradictorias acerca del contenido de unas conversaciones que mantuvo en diciembre, antes de que el republicano asumiera la Casa Blanca, con el embajador ruso en Washington, Sergei Kislyak. Flynn supuestamente habl¨® con ¨¦l de las sanciones a Rusia por los ciberataques. Se ha planteado ya abiertamente que el general retirado se convierta en la primera baja del gabinete Trump. "El presidente est¨¢ evaluando la situaci¨®n", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, evitando respaldar a Flynn.

Destacados medios estadounidenses afirman que Flynn habl¨® con Kislyak de las sanciones que el entonces todav¨ªa presidente estadounidense Barack Obama impuso a Rusia en esas fechas por su injerencia en las elecciones del 8 de noviembre mediante ciberataques. El asesor de Seguridad Nacional pudo cometer as¨ª una ilegalidad, ya que en esos momentos a¨²n era un ciudadano m¨¢s, sin cargo, y no pod¨ªa implicarse en gestiones diplom¨¢ticas.

Pero ese no ser¨ªa el ¨²nico de sus problemas. Otro mal ya est¨¢ hecho: este incidente ha vuelto a poner de relieve los m¨²ltiples indicios de complicidad del Kremlin con la nueva Casa Blanca, una sospecha que Trump, pese a numerosos esfuerzos, no ha logrado despejar todav¨ªa de forma convincente. El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, sorprendi¨® a propios y ajenos cuando decidi¨®, en contra de las recomendaciones de su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, no responder a las sanciones de Obama, que expuls¨® a 35 diplom¨¢ticos rusos y cerr¨® dos centros propiedad del Gobierno ruso en EE UU. El gesto fue interpretado como una apuesta del Kremlin por que las cosas cambiar¨ªan con el cambio de inquilino en la Casa Blanca que se produjo unas semanas m¨¢s tarde. Y ahora la duda es si Flynn contribuy¨® a dar esa impresi¨®n a Mosc¨².

Por otro lado, Flynn permiti¨®, al surgir las informaciones sobre sus conversaciones con el embajador ruso, que responsables de la Administraci¨®n, con el vicepresidente Mike Pence a la cabeza, negaran p¨²blicamente esos contactos con el embajador ruso, bas¨¢ndose en lo que el general retirado les hab¨ªa dicho. Sin embargo, el propio Flynn acab¨® reconociendo poco despu¨¦s, a trav¨¦s de un portavoz, esas conversaciones, aunque a?adi¨® que no estaba ¡°seguro¡± de que el tema de las sanciones hubiera surgido en esas charlas ¡ªel Kremlin niega que se mencionara el asunto¡ª. De este modo, Flynn dej¨® en evidencia al n¨²mero dos del Gobierno y admiti¨®, indirectamente, que hab¨ªa mentido a los suyos.

Flynn, que acompa?¨® este fin de semana a Trump a su residencia de Mar-a-Lago, en Florida, ha sido uno de los hombres m¨¢s fieles al presidente. Incorporado pronto a la campa?a electoral, ayud¨® a que el magnate obtuviera un cierto prestigio entre los militantes y en pol¨ªtica exterior. Pero ahora se ha convertido en uno de sus peores dolores de cabeza.

P¨¦rdida de confianza

Seg¨²n la cadena CNN, Flynn no tiene intenci¨®n de dimitir ni Trump va a pedir por ahora su cese. Pero la Casa Blanca est¨¢ analizando minuciosamente todo lo que tiene sobre el incidente y muchos altos funcionarios han perdido la confianza en uno de los hombres clave en el manejo de crisis de seguridad del pa¨ªs. El domingo, otro de los hombres de Trump, su asesor de pol¨ªticas Stephen Miller, evit¨® defender p¨²blicamente a Flynn cuando hizo la habitual ronda por los programas pol¨ªticos dominicales de las grandes cadenas de televisi¨®n. ¡°Han sacado los cuchillos contra Flynn¡±, dijo el lunes un alto funcionario a The Washington Post. ¡°Si yo fuera el general Flynn, estar¨ªa preocupado¡±, coincidi¨® otra fuente en declaraciones bajo condici¨®n de anonimato a Politico.