El Parlamento Europeo aprueba el acuerdo comercial con Canad¨¢
El Tratado de Libre Comercio entre la Uni¨®n Europea y Canad¨¢ (CETA) sale adelante pese a las protestas antiglobalizaci¨®n y la influencia proteccionista de Trump
En plena era de retraimiento de la globalizaci¨®n y avance del proteccionismo, la Uni¨®n Europa y Canad¨¢ han logrado rubricar un acuerdo cargado de simbolismo. El pleno del Parlamento Europeo reunido en Estrasburgo ha aprobado por holgada mayor¨ªa el Tratado de libre comercio entre la Uni¨®n Europea y Canad¨¢ despu¨¦s de siete a?os de vaivenes negociadores y de intensa oposici¨®n en las calles europeas. Hasta 408 eurodiputados votaron a favor del CETA frente a 254 que lo hicieron en contra.
El acuerdo elimina los aranceles de la mayor¨ªa de bienes y servicios con la idea de potenciar el intercambio entre Canad¨¢ y los pa¨ªses de la Uni¨®n. Las instituciones europeas estiman que las exportaciones (35.200 millones de euros en 2016, frente a 29.100 millones de importaciones de Canad¨¢) podr¨ªan aumentar m¨¢s de un 20% con la entrada en vigor del acuerdo y podr¨ªa generar un aumento del PIB europeo de 12.000 millones de euros al a?o. Europa exporta principalmente maquinaria e industria qu¨ªmica, mientras Canad¨¢ vende en Europa minerales y tambi¨¦n maquinaria.
Pero m¨¢s all¨¢ de datos precisos, el CETA se ha convertido en un s¨ªmbolo y ha desatado un debate cargado de emociones y temores. Es caballo de batalla de las fuerzas antiglobalizaci¨®n ¨Ca derecha y a izquierda-, que quieren evitar a toda costa que un triunfo del acuerdo se convierta en un precedente para futuros acuerdos de libre comercio. En Estrasburgo cunde la sensaci¨®n de que hoy no se votaba el CETA, que se votaba c¨®mo regular los excesos y desajustes de la globalizaci¨®n que han contribuido a crear un caldo de cultivo muy propicio para el avance populista.
La intensidad del debate ha partido incluso a la delegaci¨®n socialista europea, que mira de reojo a las citas electorales de los pr¨®ximos meses y a sus potenciales votantes, crecientemente seducidos por los mantras nacionalistas. Los socialistas franceses, belgas y polacos se oponen frontalmente a un acuerdo que piensan que puede ser un coladero del que se beneficien empresas estadounidenses afincadas en Canad¨¢. Los socialistas espa?oles, sin embargo, defienden el acuerdo de libre comercio porque piensan que es mejor que haya una regulaci¨®n a que impere la ley del m¨¢s fuerte. "En el socialismo europeo ha habido algunas posiciones contrarias por razones de ¨ªndole nacionalista-electoral o sectorial agr¨ªcola por ejemplo. Pero estamos ante una decisi¨®n geopol¨ªtica. La izquierda tiene que asumir una agenda progresista de la globalizaci¨®n que pasa por la regulaci¨®n¡±, apunta Ram¨®n J¨¢uregui, portavoz de los socialistas espa?oles en el Parlamento Europeo, poco despu¨¦s de la votaci¨®n.
Parte de la socialdemocracia europea quiere marcar distancia con los conservadores y rechazar un acuerdo que en parte de la opini¨®n p¨²blica se asocia con la protecci¨®n a las empresas. Por el camino, se dan la mano con el proteccionismo de corte nacionalista que defienden pol¨ªticos populistas como Marine Le Pen en Francia o de Donald Trump en Estados Unidos. Los populares europeos defienden el acuerdo. Verdes, la izquierda europea y la extrema derecha lo rechazan.
Los manifestantes madrugaron para hacer o¨ªr sus protestas contra el CETA. A primer¨ªsima hora de la ma?ana del mi¨¦rcoles, una cadena de manifestantes enfundados en monos blancos y tumbados en el suelo obligaban a los eurodiputados a entrar a saltos en la sede de la Euroc¨¢mara en Estrasburgo.
M¨¢s sencillo para las Pymes
Cecilia Mallstr?m, comisaria europea de comercio exterior explic¨® en el pleno del Parlamento que ¡°los exportadores pueden ahorrarse 500 millones al a?o, los procesos de certificaci¨®n aduanera mucho m¨¢s sencillo sobre todo para las Pyme, porque ser¨¢ menos burocr¨¢tico¡±. Respecto al miedo a que las denominaciones de origen se vean suplantadas, record¨® que el texto protege a 143 de las indicaciones geogr¨¢ficas¡±.
La candidata ultraderechista francesa Marine Le Pen lo llam¨® ¡°el gemelo del TTIP¡±, la pol¨¦mica Asociaci¨®n Transatl¨¢ntica de Comercio e Inversi¨®n. El CETA dijo Le Pen ¡°destruir¨¢ decenas de miles de empleos en Francia. La ganader¨ªa seguir¨¢ en su descenso al infierno. Los productos c¨¢rnicos m¨¢s baratos de Canad¨¢ destrozar¨¢n nuestros mercados¡±. La estrella de la pol¨ªtica francesa apel¨® como acostumbra a ¡°el pueblo¡±, del que dijo ¡°tiene que recuperar su capacidad de decidir sobre su futuro¡±. Le Pen amenaz¨® por ¨²ltimo con ¡°dar marcha atr¨¢s al tratado¡± tras las presidenciales de mayo de 2017.
El eurodiputado liberal alem¨¢n Michael Theurer explica que en su pa¨ªs ha habido una considerable oposici¨®n al acuerdo que ¨¦l defiende. ¡°Los desaf¨ªos econ¨®micos de la UE son evidentes y muchos critican los efectos de la globalizaci¨®n, pero los trabajadores que no son competitivos en el mundo globalizado tampoco lo ser¨¢n en un futuro proteccionismo¡±.
El sistema de arbitraje en caso de conflictos entre empresas y Estados hab¨ªa sido hasta ahora el nudo gordiano del pacto eurocanadiense. A partir de ahora, dejar¨¢ ser un sistema exclusivamente privado y los contenciosos los resolver¨¢ un tribunal con jueces procedentes de los Estados Miembros y Canad¨¢. Un cambio, que para muchos detractores es a¨²n insuficiente. ¡°El principal problema, persiste. Los inversores que sientan que sus intereses se ven perjudicados pueden demandar a los Estados¡±, protesta Ska Keller, europarlamentaria de los Verdes alemanes.
Los que se oponen al Tratado temen adem¨¢s que las compa?¨ªas multinacionales tengan v¨ªa libre para competir en sectores como la salud, la educaci¨®n o los servicios sociales. El texto garantiza tambi¨¦n el derecho de los Estados a decidir c¨®mo se organizan esos sectores.
La aprobaci¨®n de la Euroc¨¢mara es un requisito necesario para la entrada en vigor de un pacto que se hab¨ªa dado por muerto el a?o pasado, despu¨¦s de que la regi¨®n belga de Valonia vetara el documento. Tras la resurrecci¨®n, llega ahora la aprobaci¨®n del Parlamento Europeo con la que el CETA entrar¨¢ en vigor inmediatamente, aunque de forma provisional. Falta la ratificaci¨®n de cada uno de los Parlamentos nacionales y regionales, donde corre el riesgo de atascarse de nuevo, en un momento en el que el libre comercio ha perdido parte de su atractivo para muchos votantes.
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