El dibujante espa?ol que lleg¨® a Marvel en plena quiebra
Pasqual Ferry entr¨® en la editorial en plena crisis. 20 a?os despu¨¦s, su carrera est¨¢ llena de ¨¦xitos
Pasqual Ferry (Barcelona, 1961) llev¨® a Marvel a la bancarrota. "Supera eso". Esa es la broma que hace el dibujante de c¨®mic sobre el momento en el que cumpli¨® uno de sus grandes sue?os. Porque, aunque Ferry, junto a Carlos Pacheco y Salvador Larroca, fuera, a mediados de los noventa, uno de los primeros espa?oles en entrar por la puerta de las oficinas neoyorquinas del famoso bullpen, lo hicieron en un momento complicado: en plena quiebra de una de las mayores editoriales del mundo: "Nada m¨¢s firmar el contrato, empezamos a recibir cartas de abogados cit¨¢ndonos a los tres. No sab¨ªamos de qu¨¦ nos hablaban. Cada Navidad desped¨ªan a cientos de personas. Los editores no duraban ni meses. Pero, eso s¨ª, si entonces una colecci¨®n vend¨ªa 50.000 ejemplares, la cancelaban. Ahora te besan la rabadilla si llegas", reflexiona Ferry en uno de los momentos de tranquilidad entre firma y firma de la ¨²ltima Expo-c¨®mic de Madrid.
Unos 20 a?os despu¨¦s, y aunque le cost¨® un tiempo que reconocieran su trabajo, Ferry siente que ha "alcanzado el ¨¦xito": "he aprendido, he ganado dinero haciendo c¨®mics ¡ªalgo inaudito¡ª, he sido reconocido y respetado...", ratifica. El artista ha cumplido metas que parec¨ªan inalcanzables para un espa?ol que compraba los tebeos en el quiosco de su barrio. Ha dibujado a la Patrulla X, Superman, Thor, los Cuatro fant¨¢sticos, H¨¦roes de alquiler y El Juego de Ender. Hoy, sin embargo, ha perdido cierta pasi¨®n por esos tebeos de superh¨¦roes que veneraba en su infancia. Todav¨ªa hace portadas o alg¨²n encargo puntual para "las grandes", pero sus metas est¨¢n en un terreno m¨¢s personal. El dibujante acaba de lograr financiaci¨®n mediante crowdfunding de su pr¨®xima aventura en vi?etas: Alice, una historia que mezcla la fantas¨ªa de la ni?a de Lewis Carroll con f¨ªsica cu¨¢ntica, mundos paralelos, robots y un drama familiar. La idea, como otras muchas, rondaba su cabeza desde hace una d¨¦cada, pero solo ahora, ya m¨¢s maduro, la ha podido germinar. Una aventura que, adem¨¢s, le deja volver a sus or¨ªgenes como guionista, trabajo mucho m¨¢s dif¨ªcil de lograr al otro lado del charco.
Reconoce que esta decisi¨®n de probar con el micromecenazgo naci¨® tambi¨¦n de una necesidad: "Mi ritmo baj¨® por circunstancias editoriales y personales. Ahora me pod¨ªa permitir no trabajar con esas fechas de entrega tan duras. As¨ª que lo ten¨ªa claro. Dije: Tengo 55 a?os, y ya no soy ni un joven aunque tampoco un viejo; o lo hago ahora o me iba a pasar la vida pensando que lo ten¨ªa que haber hecho. Pero ?qu¨¦ editorial iba a quererlo? Decid¨ª invertir en m¨ª mismo. Y as¨ª empez¨®. En un principio era un c¨®mic digital, pero estaba empe?ado en verlo en papel. El objeto sigue siendo importante". Entonces surgi¨® la posibilidad de colaborar con la editorial Spaceman, que le ofrec¨ªa tambi¨¦n ventas internacionales: "No me importaba vender poco en cada pa¨ªs, pero quer¨ªa crear mercado. Yo pod¨ªa escribir, entintar, colorear, rotular... pero hacer de editor se escapaba de mis posibilidades. Ellos me cubr¨ªan esa necesidad y me convencieron de este cauce".
El objetivo que se pusieron fue recaudar 40.000 euros, y, aunque no llegaron a esta abultada cifra, la propia editorial puso lo que faltaba. Ferry ya tiene terminado el primer cap¨ªtulo de los cuatro que forman una aventura de 200 p¨¢ginas que llegar¨¢ a las tiendas en marzo de 2018 y cuyo centro tem¨¢tico es la familia. "Al ponerme a ello ni siquiera ten¨ªa claro el tema, pero los guiones, seg¨²n tu madurez, cobran vida e incorporas vivencias y detalles".
Esta t¨¦cnica de recaudaci¨®n ha llevado a Ferry a un mundo ajeno a su trabajo hasta el momento, abri¨¦ndole puertas de aspectos empresariales que desconoc¨ªa: "Esto demuestra c¨®mo ha cambiado la industria. En mis inicios no hab¨ªa Internet, ni m¨®viles, ni aviones", ironiza: "Hasta ahora, hab¨ªa un dominio total de la editorial. Luego apareci¨® el editor aficionado, que no esperaba dar un pelotazo ni pagar adecuadamente. El crowdfunding abre puertas de muchas cosas. Y la posibilidad de dar tu trabajo gratis y dejar que la gente pague tambi¨¦n funciona. El p¨²blico es agradecido".
"Los editores tendr¨ªan que plantearse m¨¢s estos nuevos m¨¦todos. Ya no te necesito, no tengo que venir a tu oficina. Sin este soporte, este c¨®mic no se habr¨ªa hecho", explica Ferry, que no esconde su hast¨ªo sobre c¨®mo se hacen los c¨®mics de superh¨¦roes hoy. Ya no le motiva como antes: "Quiz¨¢s los de ahora ya no me gusten tanto. Me he vuelto un carroza. Los dise?os copian demasiado a las pel¨ªculas, cada vez m¨¢s recauchutados y menos simples. Como autor completo, lo que quiero hacer es estar al servicio de una historia que me apasione. Las de superh¨¦roes me han dejado de apasionar. Siempre es igual: una amenaza, el malo, muere o no muere, peleas... Es mon¨®tono. Ten¨ªa un guionista que me dec¨ªa: Pasqual, quiero seis p¨¢ginas de peleas, t¨² ya sabes lo que hacer". No es ajeno tampoco a las dificultades del mercado actual. Y, pese a su posici¨®n en la industria, lo entiende: "El enemigo de los c¨®mics son las pel¨ªculas y los videojuegos. No puedes gastar tres d¨®lares para que no te impacte nada y leerlo en minutos. Compras un videojuego de segunda mano y recibir¨¢s muchas m¨¢s horas e impactos. Y los c¨®mics son ya parte de las pel¨ªculas, y no al rev¨¦s. No han mejorado su salud ?Qu¨¦ puedes ofrecer que supere eso? El forofo de c¨®mic de superh¨¦roes es ya alguien viejete. Lo ves en las convenciones. Son de mi edad".
Ferry reconoce, aun as¨ª, que se lo ha pasado "muy bien" dibujando superh¨¦roes, incluso aunque fueran los personajes menos conocidos, como Adam Strange, los que m¨¢s satisfacciones le dieron: "Con Thor, por ejemplo, yo empezaba a estar cansado de la industria. Por fin me iban a dejar dibujar a Spiderman, mi sue?o, pero el editor Joe Quesada me dijo que la pel¨ªcula del dios del trueno iba a ser un pelotazo y que la serie triunfar¨ªa al coincidir, que era mi oportunidad. Al final fue uno de los trabajos menos inspirados del guionista Matt Fraction. Cuando te venden algo tan bien, todo saldr¨¢ mal. En cambio, despu¨¦s de dibujar Superman, que fue un fracaso, ped¨ª a DC dibujar Adam Strange. Solo quer¨ªa pas¨¢rmelo bien. Y esa fue la primera vez que me entint¨¦ y comenc¨¦ a utilizar los grises. Ese c¨®mic, m¨¢s peque?o, aument¨® mi cach¨¦ y mi estatus. Y la jugada me sali¨® bien. Marvel me hizo un contrato en exclusiva".
Esos altibajos, o "puntuales picos de ¨¦xitos" como ¨¦l los llama, sirven a un autor tan personal y reconocible de un vistazo como Ferry para describir toda su carrera: "Ultimate Iron Man y El Juego de Ender de Orson Scott Card fueron dur¨ªsimos, pero muy gratificantes. Pero al final, todos los guiones me parec¨ªan similares y no sab¨ªas cu¨¢ndo algo era bueno". Ferry, adem¨¢s, siempre buscaba hacer una aportaci¨®n extra a esa narraci¨®n, a?orando su labor como guionista que llev¨® a cabo en Espa?a como humorista en El Jueves o Pulgarcito y con historietas de adultos como Crep¨²sculo (1989) y Agorafobia (1990): "Yo quer¨ªa aportar un relato claro, subrayar escenas, crear un decorado, dise?ar y dar ¨¦nfasis a cosas rompiendo vi?etas. Por eso me sigue gustando m¨¢s el guion antiguo no tan minucioso, donde el dibujante pod¨ªa aportar m¨¢s. Scott Card, por ejemplo, no sab¨ªa visualizar bien. Ten¨ªa la idea del literato. Y eso no es f¨¢cil de cambiar".
Lejos queda hoy ese ep¨ªteto que se colg¨® en su juventud. "El dibujante Tha siempre se jactaba de haber hundido el TBO, a lo que yo tambi¨¦n contribu¨ª. En Espa?a no hac¨ªamos m¨¢s que cerrar editoriales". 20 a?os despu¨¦s de la quiebra de Marvel, Ferry puede seguir bromeando con el hundimiento de Marvel, aunque, en realidad, junto a sus coet¨¢neos y exitosos amigos, lo que hizo (adem¨¢s de buenos tebeos) fue romper un techo de cristal para varias generaciones de dibujantes europeos que comenzaron a llegar en tropel a la oficina donde en su d¨ªa colaboraron Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko. Algo a todas luces inalcanzable. Todav¨ªa hoy le brilla la cara al hablar de ello: "Ped¨ªas una plumilla, y te met¨ªan en un cuarto lleno de plumillas; te encontrabas a Frank Miller en un ascensor; llenabas convenciones... Y cuando renovabas un contrato, te trataban como una estrella. ?ramos ni?os viviendo un sue?o".
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