¡°Trump me dijo que Venezuela no est¨¢ sola¡±

Lilian Tintori (Caracas, 1978) regres¨® a Caracas desde Washington el jueves despu¨¦s de reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. De inmediato se puso al frente de los preparativos de la concentraci¨®n que este s¨¢bado recordar¨¢ que su esposo, Leopoldo L¨®pez, est¨¢ preso desde hace justo tres a?os. En todo este tiempo, las circunstancias de su encarcelamiento, la condena a casi 14 a?os y los vicios del juicio han elevado a L¨®pez al altar de los presos de conciencia. No es poca la contribuci¨®n de Tintori en el nuevo perfil de su marido, exalcalde del municipio m¨¢s rico de Venezuela (Chacao) y educado en Harvard. La prisi¨®n los ha transformado tanto que cuesta reconocerlos ahora como la pareja que cruzaba a nado el r¨ªo Orinoco, o a Tintori como la mujer que desde el punto m¨¢s al norte de Venezuela lleg¨® hasta la vecina isla de Aruba, territorio holand¨¦s de ultramar, en kitesurf. Tintori ha dejado de lado a la deportista para vestir la ropa de una defensora de derechos humanos. Y as¨ª habla.

Pregunta. El Supremo ha ratificado la condena a Leopoldo L¨®pez. ?C¨®mo recibe la familia esa sentencia?

Respuesta. Cualquier sentencia que emita el Supremo es nula porque es el brazo ejecutor de una dictadura. En Venezuela, como lo sabe casi toda la comunidad internacional, no existe la autonom¨ªa de poderes. Las sentencias del Supremo han desestimado leyes aprobadas por la Asamblea Nacional que hubiesen contribuido a aliviar la crisis humanitaria. No permitieron, por ejemplo, el instrumento legal para traer desde otros pa¨ªses los insumos necesarios para salir de esta crisis que ellos mismos han provocado. El Supremo aplasta con sus fallos el rescate de la democracia. Y su decisi¨®n en el caso de Leopoldo es una clara retaliaci¨®n por la reuni¨®n que sostuve con Donald Trump, su vicepresidente, la primera dama y el senador Marco Rubio.

P. Aunque el r¨¦gimen venezolano siempre ha desconocido los tratados internacionales, ?van a llevar el caso a la Corte Interamericana?

R. Nosotros ya hemos iniciado ese camino desde mucho antes de conocerse la ratificaci¨®n de la condena. No es nuevo el empe?o del m¨¢ximo tribunal de bloquear la libertad. Cualquier Supremo de otro pa¨ªs que lea la sentencia y compruebe que Leopoldo est¨¢ preso por el arte de la palabra lo liberar¨ªa de inmediato. ?l es un l¨ªder moral.

P. ?Qu¨¦ puede aportar a la causa de Leopoldo L¨®pez el apoyo de Trump?

R. Much¨ªsimo. Estados Unidos se ha sumado a naciones de Am¨¦rica como Argentina, Per¨², Canad¨¢ y Brasil, y a otros pa¨ªses de Europa, como Espa?a y Francia, en el apoyo a nuestra causa por el rescate de la democracia en Venezuela y en la exigencia de liberar a los presos pol¨ªticos del r¨¦gimen. Trump ha cerrado el c¨ªrculo y ayuda mucho que Washington conozca la situaci¨®n de una fuente directa. Trump no es indiferente. "Dile a Venezuela que no est¨¢ sola y que estoy con el pueblo", me dijo.

Trump no es indiferente. 'Dile a Venezuela que no est¨¢ sola y que estoy con el pueblo', me dijo

P. Trump ha apoyado la construcci¨®n del muro en la frontera con M¨¦xico, el proteccionismo nacionalista y una pol¨ªtica xen¨®foba. L¨®pez jam¨¢s se ha identificado con esas ideas...

R. Mi rol es luchar por la libertad de Leopoldo. Cada vez que viajo al exterior hablo de mi pa¨ªs como defensora de derechos humanos porque eso soy. Cuando liberen a Leopoldo podr¨¦ opinar sobre las decisiones de otros pa¨ªses. Por ahora mi foco es la lucha contra la dictadura de Venezuela, a la que se le ha pasado la mano con nosotros y con todos los dem¨¢s presos pol¨ªticos. Hace dos semanas funcionarios del Sebin [polic¨ªa pol¨ªtica] me apuntaron. Han atacado a mis hijos, a mi familia consangu¨ªnea, a mi suegra, y mi suegro tuvo que irse de Venezuela. Han sido duros estos tres a?os. Es muy dif¨ªcil luchar contra una dictadura, pero no han podido ni podr¨¢n acallar a la oposici¨®n, ni lo lograr¨¢ la censura a los medios de comunicaci¨®n.

P. ?La ha sobrepasado lo que le ha tocado vivir?

R. Me ha tocado y lo he asumido. No estaba acostumbrada a la persecuci¨®n. Hoy entiendo que no me puedo dejar llevar por los sentimientos y que, antes de responder a una agresi¨®n, me corresponde denunciar esos atropellos. Hay otros venezolanos presos, gente que no puede comer, que no tiene c¨®mo comprar medicinas y es v¨ªctima de un sistema injusto. El mejor ejemplo que tengo es Leo. Su fortaleza me gu¨ªa. Le torturan a diario, los militares entran a su celda de madrugada, le han destrozado sus pertenencias y ¨¦l sigue fuerte. Si ¨¦l est¨¢ fuerte, yo no debo ser menos.

P. ?Ha cambiado la visi¨®n de Venezuela en el exterior?

R. Hoy el mundo entero reconoce a Venezuela como una dictadura. Y m¨¢s temprano que tarde saldremos de ella mediante el voto y con el apoyo de la comunidad internacional. Todos los d¨ªas me levanto pensado que Leopoldo va a ser liberado y eso me da ¨¢nimo... Esta lucha ha valido la pena. La gente est¨¢ con nosotros y no podemos renunciar. Como dice Leopoldo, el que se cansa pierde.